Presentación

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 Al día siguiente Alyz se despertó temprano, su reloj biológico ya estaba acostumbrado a madrugar, desde que estaba en el orfanato tenía esa costumbre y nunca se le había quitado desde entonces. Había dormido con la ropa del día anterior y se dio cuenta entonces que llevaba dos días sin bañarse, por lo que decidió tomar una ducha.

Se metió al baño y se despojó de todas sus prendas, en cuanto abrió la llave y el agua caliente cayó sobre ella, sintió un inmenso alivio, definitivamente el agua se llevaría parte de sus tristezas de esos días. Llevaba un buen tiempo bajo la regadera cuando escuchó que la puerta del baño se abría y a través de la puerta de cristal vio entrar a Darius, inmediatamente se tapó el cuerpo con sus manos y se encogió en la ducha.

—Solo vine a dejarte algo de ropa —dijo como si nada, parado frente a ella con una ceja levantada

—¡Sal de aquí! ¡Estoy desnuda, no quiero que me veas! —gritaba Alyz mas que avergonzada

—Casi no se ve nada, el vapor del agua a empañado el vidrio —contestó él mientras dejaba ropa en una pequeña cómoda junto a la puerta y después salió como si nada.

Alyz espero un rato y al cerciorarse de que Darius ya se había ido, salió de la ducha envolviéndose inmediatamente en la primera toalla que encontró. Encima de la cómoda donde estaban las toallas encontró ropa interior negra de su talla, un vestido negro corto de una sola manga y unas zapatillas igualmente negras de tacón alto.

Alyz suspiro resignada, no era para nada su estilo de vestir pero buscando por todas partes se dio cuenta de que su ropa había desaparecido, así que si no quería andar desnuda, no le quedaba de otra.

Se cambió rápidamente dentro del baño y después salió de la habitación encontrándose con el desayuno en la mesa. Poco después de que terminara de desayunar Darius volvió a aparecer por la puerta con una sonrisa en su rostro y vestido formalmente.

—Me alegra ver que te quedo bien el vestido —comentó mirándola de arriba abajo.

—En realidad está un poco pequeño —contestó Alyz cohibida.

—Pues a mí me gusta cómo te ves y es lo que importa, todos los preparativos ya están listos, hoy te presentare formalmente ante la manada y espero que te comportes adecuadamente —explicó Darius muy serio.

—¿No crees que es muy pronto para presentarme con tu... manada?

—Claro que no, mientras más pronto, mejor —contestó él tomándola de la muñeca y jalándola hacia el pasillo.

Alyz caminaba lo mejor que podía sobre los tacones, no estaba acostumbrada y que el vestido fuera tan coto y pegado tampoco ayudaba mucho.

Darius la llevo hasta la primera planta donde varias personas ya los estaban esperando frente a la puerta de la mansión. El chico sonrió complacido ante la mirada de asombro de sus amigos. Alyz pudo reconocer a los tres chicos que había visto antes con él en la cafetería.

—Alyz te presento a mi beta y omega, Dimitri y Alejo y el de junto es el hermano menor de Alejo, Andre —presentó señalando a los chicos —y las chicas que se encuentran con ellos son sus respectivas parejas, Katya y Olga, el único que aún no encuentra a su luna es Andre.

Alyz los saludo con una mano y una tímida sonrisa. Las dos chicas solo la veían con aires de superioridad y asco.

—Más te vale hacer feliz a nuestro alfa o yo misma te arrancare la cabeza —dijo Katya muy seria.

Alyz trago saliva y volteo a ver a Darius quien le sonreía como si no hubiera escuchado lo que le acababa de decir.

—No pierdas el tiempo con ella —contesto la otra—. Ya es tarde ¿nos vamos?

Flor de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora