Flores

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Después de muchas horas de intervención los doctores regresaron con esperanzadoras noticias, habían podido reparar la mayoría de problemas que tenía Alyz, pero su recuperación seria lenta y necesitaría muchos cuidados, aun así Mirna, su mate y el Zar se sentían positivos sobre su futuro.

Pasados dos días Alyz seguía sin despertar, Mirna ya estaba casi recuperada y solo cuidaba el progreso de su amiga, el Zar y el general las visitaban todos los días sin falta esperando a que despertara, hasta que una tarde sucedió.

Mirna se encontraba sola leyendo un libro que Andrey había conseguido para ella, ya que no había querido dejar ni un momento a solas a Alyz, sabía que si despertaba sería mejor que la viera primero y así fue. Primero capto un leve movimiento, así que centró su atención, pero al ver que no se repetía volvió a su lectura, entonces un brazo se levantó.

Mirna se levantó de un salto.

—¡Alyz! —exclamó contenta.

Un día antes el Zar le había dicho que no volviera a llamarla Luna pues aquello podría traerle malos recuerdos y Mirna estuvo de acuerdo aunque ahora que la llamaba solo por su nombre se le hacía algo extraño.

Alyz solo la miraba interrogante y llena de miedo, pero sin decir una palabra.

—Alyz no te preocupes, logramos escapar y... llegamos a un buen lugar donde nos están ayudando —explicó Mirna, el temor de los ojos de Alyz logro desaparecer tras aquellas palabras, pero la mirada perdida regreso.

—Sabes, personas muy poderosas nos están ayudando y... aun no sé muy bien lo que sigue pero en definitiva te recuperaras y saldremos adelante, ¿me estas escuchando? —preguntó Mirna preocupada al ver la perdida de atención de Alyz.

Algo preocupada por ella, pulso el botón de llamado que estaba arriba de la camilla, Mirna había pensado que al decirle que estaban a salvo, Alyz volvería a la vida y podrían reír juntas de nuevo.

Enseguida llego el doctor con una enfermera.

—¡Ah despertado! —informó Mirna.

—Es lo que veo, me alegra mucho escuchar eso, Hola Alyz, soy el doctor Markov y revisare tus signos vitales —le dijo amablemente pero cuando intento tomar su mano Alyz la retiro rápidamente con miedo y se encogió en la cama.

—Alyz no pasa nada el doctor nos está ayudando —explicó Mirna

Pero Alyz se alejaba cada vez más. El doctor al comprender la situación levanto la manos y se alejó unos pasos.

—Intenta tú —le dijo a la enfermera.

Ella se acercó lentamente diciendo palabras tranquilizadoras y aun que Alyz al principio también se negó, tras la insistencia de la enfermera y Mirna lograron que confiara en la enfermera.

Estaban tomándole el pulso cuando llego el Zar y entro a la habitación como normalmente lo hacía sin suponer que Alyz ya había despertado. En cuanto cruzo la puerta sus ojos se encontraron con los de ella, unos hermosos ojos azul pálido, aunque carentes de vida. Alyz al igual que el Zar miro a aquellos ojos verdes intenso y durante unos segundos pareció brilla algo en ellos, pero tan pronto como apareció también se desvaneció Alyz aparto la mirada y se centró en sus manos.

—¿Tiene mucho que despertó? —preguntó el Zar.

—No en realidad, acaba de hacerlo, pero no deja que el doctor se acerque, quizás usted también debería mantener su distancia —le informo Mirna.

El Zar solo asintió aunque con algo de pesar.

Tras la revisión que realizo la enfermera bajo la supervisión del médico, los dos informaron que Alyz estaba mejorando, aunque su recuperación seria lenta, por lo que tendría que quedarse en el hospital hasta que su condición fuera más estable.

Flor de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora