Corte

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A media noche Alyz se despertó de golpe, le dolía todo el cuerpo, sus mejillas tenían grandes marcas rojas y estaban hinchadas, sigilosa se bajó de la cama y vio a Mirna a los pies, sin despertarla corrió hasta el gran armario de donde saco una mochila, la misma que había utilizado la última vez que había intentado escapar.

Metió toda la ropa que pudo y las cosas que creyó necesarias, después de lo que había visto y de la forma en la que la había golpeado Darius. No podía quedarse ni un minuto más ahí. En cuanto término de meter todas sus cosas se puso lo más abrigador que encontró y se dirigió a la puerta, pero antes de salir volteo a mirar a Mirna.

No podía dejarla ahí, si ella escapaba y Darius solo encontraba a Mirna, la asesinaría sin piedad. Se acercó a ella y la movió despacio.

—¿Mamá? —preguntó la chica aun medio dormida, Alyz sintió un nudo en el estómago y un enorme remordimiento.

—no... soy yo —le susurró Alyz.

Mirna entonces recordó todo y sus ojos se llenaron de lágrimas, Alyz la abrazo rápidamente.

—Lo siento, lo siento mucho Mirna, pero ahora no podemos dejarnos llevar por la tristeza, tenemos que escapar esta noche.

Los ojos café de la chica se abrieron mucho por la sorpresa.

—No, Luna no podemos escapar, ya vio lo que sucedió —exclamó horrorizada Mirna.

—Es por eso mismo que tenemos que escapar- insistió Alyz

—No Luna, por favor no lo haga —suplicaba Mirna con lágrimas en los ojos.

—Si no escapamos ahora las cosas se pondrán peor, yo pienso irme y si te quedas sabes lo que sucederá respondió Alyz levantándose y caminando hacia la puerta.

Mirna se levantó de un salto y se puso frente a la puerta cuando Alyz la acababa de abrir.

—¡Por favor Mirna!, no lo entiendes, aún tenemos una posibilidad pero solo si nos vamos lo más rápido que podamos.

—¡Luna es imposible!

Alyz la ignoró y pasó por debajo de su brazo corriendo lo más rápido que podía con la chica pisándole los talones, justo cuando llegaba a la puerta principal Mirna la agarró de la mochila y la jaló hacia atrás tirándola de espaldas.

—¡Suéltame! —intentó forcejear Alyz pero Mirna era más fuerte

Le quito la mochila de un tirón y la aventó detrás de uno de los sillones de la sala.

—¡Luna! reaccione, no importa lo que pase, no será peor que morir —replicó Mirna agarrando a Alyz de los hombros.

De pronto las luces del recibidor y la escalera se prendieron, un horrible escalofrió recorrió a Alyz. Darius se encontraba al filo de las escaleras mirándolas fijamente.

—¿Qué se supone que estás haciendo?- dijo fríamente

Lo sabía, sabía que iba a escapar y esta vez no tendría piedad de ella.

—Solo estoy acompañando a la Luna por algo de cenar —respondió rápidamente Mirna —como aún no sé dónde está la cocina me estaba mostrando.

—¿Segura? ¿Alyz? —preguntó Darius

—sí, así es —respondió ella con un nudo en la garganta.

—No se tarden demasiado —dijo por último el alfa y se dio la vuelta para regresar a su dormitorio.

Mirna tomo a Alyz del brazo y la llevo a la cocina donde la convenció de comer algo o si no el alfa sospecharía. Mientras tanto le explicaba que los lobos tenían un sentido del olfato y del oído muy desarrollado, era por eso que incluso si esa noche Alyz llegaba a cruzar el patio, no llegaría demasiado lejos.

Flor de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora