Ultraje

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Todo el cuerpo le dolía horriblemente y al intentar moverse se dio cuenta de que no lo lograba. Las lágrimas asomaron a sus ojos, otro intento de fuga fallido y esta vez había sido la peor de todas.

—No llore luna —escuchó decir a su lado, con gran esfuerzo volteó su rostro para encontrarse con Mirna.

—¿Por qué lo hizo? ¿Por qué no me lo dijo? —preguntó Mirna con dolor en su voz.

—No me hubieras dejado hacerlo y no podía quedarme —le susurro Alyz, con la garganta ronca y seca.

—Por supuesto que no la dejaría, mire como terminó.

Alyz intento levantarse pero Mirna no se lo permitió.

—No, Luna, está muy lastimada ahora no puede moverse demasiado.

—¿Que...?- pregunto con dificultad Alyz.

—Lleva dos días inconsciente, el doctor quería llevarla directamente al hospital pero el alfa se negó, cuando la trajo estaba casi congelada y su cuerpo aún tiene muchos rasguños y golpes y sus piernas... —Mirna hizo un gesto de profundo dolor —sus piernas están muy dañadas, el Alfa la mordió y... bueno se pondrá bien eso es seguro, solo tiene que descansar.

Las lágrimas inundaron los ojos de Alyz. Ni en sus más oscuras pesadillas había imaginado la posibilidad de que algo así le sucediera. Y por lo visto no había escapatoria.

El doctor se pasaba diario por la casa para revisar a Alyz, cambiar sus vendajes y darle indicaciones a Mirna de cómo debía cuidarla. Sus piernas había sufrido un gran daño, por lo que la recuperación seria lenta y lo que durara Alyz tendría que utilizar una silla de ruedas, que no tardó en aparecer al día siguiente. Darius no se asomó por aquellos lugares durante varios días. Alyz no sabía si por la culpa o el coraje de haberla visto intentar escapar.

Una semana después de su intento de escape llegaron varios hombres para poner barrotes en las ventanas de su habitación y una puerta blindada, con todo esto, Mirna tuvo que informarle con gran pesar que el Alfa había prohibido que saliera de la casa bajo ninguna circunstancia y que nadie podía visitarla a menos que fuera autorizado por Darius primero y al parecer las únicas personas autorizadas por el momento eran Mirna que siempre cuidaba de todos los aspectos de Alyz, y el doctor Kozlov.

Tras la segunda semana de recuperación Darius por fin hizo su aparición. Mirna se encontraba intentando hacer que Alyz comiera algo. Por aquellos días ella no quería probar bocado y Darius se había enterado.

—Déjanos solos —dijo el alfa en cuanto entro en la habitación.

Mirna le dedico a Alyz una mirada de compasión y salió rápidamente de la habitación. Darius fue hasta donde había estado Mirna al lado de Alyz y tomo asiento.

—Creo que he sido muy benevolente contigo después de tu chistecito intentando escapar como para que ahora me des problemas — dijo sin pisca de compasión.

Alyz no le contesto, se dedicó a mirar para otro lado.

—¡MÍRAME CUANDO TE HABLO! —le gritó furioso.

Alyz saltó del susto y cerró un momento sus ojos intentando contener las lágrimas después volteó a mirarlo con desprecio.

—Así está mejor —dijo Darius mirándola, agarro la cuchara del plato de comida que tenían delante y se lo ofreció a Alyz.

Ella solo volteo la cabeza negándose a abrir la boca.

Con un movimiento rápido Darius sujeto de la mandíbula a Alyz y la obligo a abrir la boca metiéndole la cuchara de comida a la fuerza, Alyz la escupió y Darius volvió a sujetarla pero con mucha fuerza haciéndole daño.

Flor de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora