Capítulo 2: Arriesgarme

1K 43 4
                                    

Le devuelves el abrigo, te das la vuelta y te vas.

Es sencillo.

Solo se lo devuelves y te vas.

Me decía a mí misma mientras caminaba hacia el engreído de ojos verdes.

Me fastidiaba, ese hombre me fastidiaba con su arrogancia y egocentrismo, pero debo aceptar que tenía todas las cualidades para creerse lo mejor del mundo.

No solo era su imponente altura, su cuerpo fornido, su atuendo de old money con un toque de chico malo, su voz gruesa o lo increíblemente guapo que era; en realidad era su actitud, tan seguro de sí mismo, tan seductor e inalcanzable.

Pero estaba completamente segura que todas esas cualidades no le servían más que para seducir chicas, el hecho que me haya coqueteado el primer día de clases sin siquiera conocerme era prueba de ello.

Odiaba a ese tipo de hombres, los mujeriegos que jugaban con los sentimientos de las mujeres. Prefería a los hombres tranquilos, amables, esos que se ganan tu corazón con pequeños detalles.

Así que todos esos sentimientos me hicieron llegar hasta Jake y prácticamente tirarle el abrigo en la cara.

¿Que si fue irrespetuoso de mi parte? Claro que lo fue. ¿Que si me importaba? No, en absoluto.

-¿Qué carajos te pasa?- exclamó con evidente furia, pero sus ojos asesinos cambiaron por completo cuando hicieron contacto con los míos -ah, eres tú, hermosa-

No pude evitar poner los ojos en blanco al oír la forma en que me llamó.

-Gracias por el abrigo. Que tengas un lindo día- dije secamente y di media vuelta para irme, justo como lo tenía planeado, pero sus siguientes palabras me hicieron detenerme.

-Pensé que te lo quedarías-

Girándome hacia él lo observé con confusión irritada -¿como por qué creíste eso?-

Él elevó los hombros relajadamente, como si su próxima respuesta fuera la cosa más obvia del mundo -es lo típico que hacen las chicas, quedarse con nuestras prendas-

Completamente indignada comencé a caminar de nuevo hacia él -¿y tú crees yo soy una de esas "típicas chicas"?-

Una de las comisuras de sus labios se elevó en una medio sonrisa, mientras pensaba quién sabe qué, lo que fuera estaba segura que no era nada bueno.

-No lo sé, estoy tratando de averiguarlo-

Solté una risita sarcástica -ahórrate tu tiempo, Sherlock, que de mí no vas a descubrir absolutamente nada-

-¿Ah, no?- articuló con tono juguetón -pues te sorprendería lo mucho que descubrí de ti en tan solo un día-

Lo vi con ojos entrecerrados -¿como qué?- pregunté comenzando a fastidiarme.

-Pues, que tienes dieciocho años, estudias veterinaria, no tienes novio y que tienes un carácter de los mil demonios que me está volviendo loco-

No sé qué me asombró más, el descaro de sus palabras o que había acertado en todo.

¿Cómo diablos había descubierto todo eso sobre mí? Quería preguntárselo, no, exigirle que me lo dijera, pero lo primero que salió de mi boca fue:

-¿Qué te hace creer que no tengo novio?-

-Simplemente diré que soy observador- respondió con una sonrisa coqueta.

-Christopher te lo dijo ¿no? Ese traidor te habló de mí-

-No, hermosa, puedes estar tranquila-

Un Juego de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora