Capítulo 38: Alguien diferente

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NARRA JONATHAN

Era sábado casi al medio día cuando desperté. La noche anterior me había quedado despierto hasta tarde viendo una serie, yo era de ese tipo de gente que se engancha con una serie y ve una temporada entera en un día, así que amanecí en modo zombi. A pesar de ello me levanté y fui a desayunar, pues tenía mucha hambre.

Al terminar regresé a mi habitación, me bañé y me vestí con un pantalón de lona negro, tenis blancos, un suéter blanco y una chaqueta de cuero negra. Luego me dirigí a la sala, donde mi madre y mi hermano veían una película.

-Mamá, voy a salir. Regreso en la noche-

-Está bien, hijo, pero antes de irte hazme un favor- dijo ella mientras pausaba la película.

-Claro. ¿Qué necesitas?-

-El foco de mi habitación se quemó y sabes que me da vértigo subirme a la escalera- una sonrisa culpable apareció en su rostro, lo cual me causó ternura.

-Con gusto, mamá-

Fui en busca de la escalera, subí a la habitación y cambié el foco. Cuando terminé, mi vista se posó en una caja que estaba sobre uno de los muebles. Sabía muy bien lo que contenía y también sabía que por mi bien no debía abrirla, a pesar de ello lo hice y de inmediato mis ojos se toparon con una gran cantidad de fotografías de mis padres, mi hermano y yo.

Mis padres se divorciaron cuando yo tenía diez años, fue muy difícil para mí, al principio me costó mucho aceptarlo, pero poco a poco lo superé. Aunque debo admitir que cada vez que veo esas fotografías algo en mi interior se estremece, a pesar que han pasado trece años. Supongo que es normal.

En cuanto a mi hermano, él tenía apenas dos años cuando pasó, así que no le afectó tanto, pero al crecer sí que lo necesitó, por esa razón yo siempre he tratado de ser como una figura paterna para él y lo mismo sucede con mi madre, para ella yo soy el hombre de la casa.

Pero bueno, él hizo su vida nuevamente y ahora tiene otra familia, mientras nosotros lo vemos una vez al mes cuando viene a dejarnos dinero. Sé lo que estarán pensando, que ya estoy muy grande para que me siga dando dinero, pero él gana muy bien en su trabajo y es lo mínimo que puede hacer por mí, además este año me graduaré y empezaré a trabajar.

Luego de ese momento ridículamente melancólico, dejé la escalera en su lugar y salí de mi casa con dirección al apartamento de Linda, pero antes pasé comprando las gomitas ácidas que tanto le gustan y otras cosas.

Llegué al edificio y estacioné mi motocicleta en el sótano. Cuando estuve frente a la puerta toqué, totalmente ansioso por ver a mi novia. Al abrir me recibió con un pequeño grito de emoción y luego saltó a mis brazos mientras enrollaba sus piernas en mi cadera, yo la sostuve por la espalda y uní nuestros labios apasionadamente.

-No te esperaba hoy- mencionó cuando nos separamos para tomar aire.

-Lo sé, pero tenía muchas ganas de verte- contesté volviendo a besarla. A como pude cerré la puerta y pasamos directo a su habitación.

La verdad es que éramos una pareja muy caliente, pero nuestra relación no solo se trataba de eso, también éramos muy cursis cuando queríamos y nos apoyábamos mutuamente.

De hecho, había comenzado a sentir algo fuerte por ella. No me malinterpreten, claro que quería a Linda, lo que digo es que, el amor es de a poco. Hace un par de meses cuando empezamos a salir me gustaba, por supuesto, pero poco a poco me he ido enamorando más y más de ella, hasta que ese sentimiento de cariño se ha transformado en algo más fuerte, amor.

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