Capítulo 36: La chica de la fotografía

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Maleducado, grosero, bestialmente honesto, desconsiderado, insoportable y un grandísimo idiota.

Todos esos eran los adjetivos que describían a Ryan, y les aseguro que podría continuar con la lista, pero eso requeriría pensar en él, cosa que ya no podía seguir permitiéndome.

Sí, llevaba pensando en Ryan las últimas veinticuatro horas, o mejor dicho, en aquel beso.

No entendía cómo alguien tan odioso sabía besar tan bien. Sé que una cosa no tiene relación con la otra, pero pensé que el maleducado no tenía absolutamente nada bueno, además de su perfecto físico, claro.

O tal vez solo estaba necesitada de amor, debido a la ausencia de Jake, que sentí aquel beso como uno de los mejores de mi vida.

Lo pensé por un momento.

Sí, eso debía ser seguramente.

Desechando todos esos locos pensamientos, continué con lo que estaba haciendo, que era mi parte de la limpieza. Siempre nos dividíamos las responsabilidades y esta vez me tocó barrer y trapear el apartamento.

Entré a la habitación de Linda, que ahora compartía con Ryan. Comencé a barrer en una de las esquinas, hasta que me topé con algunas prendas del maleducado tiradas en el suelo. Resoplé fastidiada, ni siquiera para recoger sus cosas servía. Tomé su ropa y al arrojarla sobre la cama un pequeño papel salió volando desde uno de los bolsillos de su pantalón. Lo levanté e iba a dejarlo en donde estaba, pero algo llamó mi atención.

Era una fotografía. En ella estaba Ryan junto a una chica, muy guapa debo admitir, posiblemente era su familiar, aunque no había mucho parecido entre ellos. Ambos sonreían ampliamente, él la sostenía de la cintura de forma cálida y ella tenía su mano apoyada sobre su pecho.

Llamó mi atención que detrás de ellos se encontraba el Big Ben. ¿Cuándo habrán estado en Londres? No recordaba haber escuchado a Linda decir que uno de sus amigos estaba de visita desde Madrid. Aunque, si le prestaba atención al rostro de Ryan, se veía más joven, como de cuatro o cinco años atrás. Me pregunto si...

-Si te gusta tanto puedo regalarte una copia-

La voz de Ryan me hizo dar un brinco del susto, al mismo tiempo que el pequeño papel resbaló de mis dedos. Algo apenada me giré hacia él y su mirada me dio a entender que no le agradaba en lo más mínimo que estuviera viendo sus cosas.

Creí que me diría algo grosero como era su costumbre, pero en lugar de eso caminó hacia mí, o mejor dicho hacia la fotografía, la levantó y la observó detenidamente. Su mirada era pesada, casi de rabia, podía sentir el aire tenso que irradiaba todo su cuerpo y por una milésima de segundo hubo en el rostro de Ryan un destello de tristeza, tristeza absoluta.

Aquella imagen lo perturbaba, pero ¿por qué? Muchas incógnitas se formaron en mi cabeza y sin poder evitarlo solté una.

-¿Ella es tu novia?-

Mis palabras parecieron haberlo despertado de una especie de trance, pues al siguiente segundo sacudió la cabeza casi de forma imperceptible y retomó su postura de indiferencia.

Lo que no me esperaba era que rompiera aquella fotografía por la mitad, luego otra vez y otra vez hasta que solo quedaron pequeños fragmentos irreconocibles. Los arrojó con indiferencia al suelo, como si de basura se tratara y girándose hacia mí me observó con ojos burlones.

-Ya que estás barriendo, deshazte de esto por mí-

Y se fue.

¿Pero qué demonios le pasaba? ¿Quién se creía que era? Nunca en mi vida he sido entrometida y el día que decido serlo aparece este igualado creyendo que soy su sirvienta. Pero eso me pasa por preguntar.

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