Capítulo 24: Siempre ha sido él

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Mi corazón latía a mil. Me sentía nerviosa, pero segura a la vez, estar entre los brazos de Jake me hacía sentir protegida.

Nuestros labios seguían unidos en ese cálido beso, mientras sus manos comenzaron a bajar los tirantes de mi vestido, lo ayudé a quitarlos y luego él deslizó el vestido por mi cuerpo. Jake ya me había visto en bikini, que es casi lo mismo que la ropa interior, pero a pesar de ello me sentí apenada.

Los ojos de Jake me vieron de una forma tan dulce, como si hubiera leído mis pensamientos -eres hermosa, ¿lo sabías?- habló observándome lentamente. Por suerte, me había puesto una lencería muy sexy, aunque de diferente color.

Los minutos siguientes fueron maravillosos, todo fue tan perfecto como siempre lo imaginé. Jake me trató con tanto cuidado que me hizo desearlo mucho más. Jamás me había sentido tan excitada.

-Valió totalmente la espera- dijo aquel hombre maravilloso acostado junto a mí.

-Cada segundo- mi voz sonó muy entrecortada.

-Te amo Lizi, más de lo que crees-

Girándome hacia él acaricié su pecho desnudo -y yo a ti amor-

Luego de darnos un apasionado beso y entrelazar nuestras piernas, me quedé dormida entre sus grandes y fuertes brazos.

***

Abrí lentamente mis párpados. La luz del sol que entraba por la ventana alumbraba la habitación, dejando ver el desastre que habíamos hecho anoche.

Junto a mí había una rosa y una pequeña nota que decía: "Espero sí recuerdes esta noche, porque fue la mejor de mi vida." Una sonrisa se formó en mi rostro al leer aquello. Jake podía ser tan cursi cuando se lo proponía.

Me levanté de la cama enrollándome en la sábana, entré al cuarto de baño y escuché la regadera, asomándome por la cortina me encontré a Jake en su máximo esplendor. Quité la sábana de mi cuerpo y entré a la ducha con él, lo abracé por detrás e inmediatamente tomó mis brazos.

-Hey, buenos días hermosa-

-Hola amor- él se giró para poder vernos de frente.

-¿Cómo amaneciste?- preguntó depositando un beso en mi mejilla.

-Perfecta-

Él se alejó un poco de mí y observó pícaramente mi cuerpo -ya lo veo-

-Eres un pervertido-

-Un pervertido muy sexy- agregó de forma orgullosa y graciosa a la vez.

-Y arrogante- completé haciéndolo reír.

-Pero aún así me amas ¿cierto?- sus brazos rodearon nuevamente mi cintura, atrayéndome más hacia él.

Lo tomé suavemente del cuello y lo acerqué a mí para darle un apasionado beso -con todo el alma-

Luego de bañarnos y hacer algo más, salimos de la ducha -Lizi, amor- dijo llamando mi atención mientras yo secaba mi cuerpo.

-¿Si?-

-Tal vez quieras esto- sacó una lencería de su armario.

No pude evitar poner cara de confusión, se me hizo totalmente raro que tuviera ropa interior de chica en su armario.

-¿Por qué tienes eso?-

-Bueno, te lo había comprado hace mucho, pero nunca encontré el momento adecuado para dártelo- acompañó sus palabras con una sonrisita juguetona.

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