Capítulo 3: Antes del final

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*4 AÑOS DESPUÉS*

Era temprano por la mañana cuando desperté. Luego de tomar una ducha y cambiarme, salí del apartamento lo más cuidadosamente posible para no despertar a mis amigas. Caminé por el pasillo y entré en el elevador, presioné el botón del piso uno y las puertas se cerraron, un par de segundos después se abrieron dejándome ver la linda recepción.

-Buenos días Thomas, buenos días Jorge- saludé al recepcionista y al guardia al pasar frente a ellos.

-Buenos días señorita Johnson- respondieron ambos de forma amable.

Llegué a la entrada principal donde las dos grandes puertas de vidrio estaban abiertas, dejando ver dos calles y comencé a trotar calle abajo hasta llegar a un pequeño lago. Completamente exhausta y casi vomitando los pulmones me arrojé sobre la grama para descansar.

Una vez que mi corazón dejó de latir como si fuera a darle un paro cardíaco, me permití admirar el paisaje. Era un lugar sumamente hermoso y relajante, por ello me gustaba ir ahí cada vez que podía.

De pronto, unas misteriosas manos me cubrieron los ojos, casi causándome el segundo infarto del día.

-Hola hermosa- escuché suavemente cerca de mi oído.

Esa voz... tan varonil, pero tan dulce a la vez. No necesitaba verlo para saber quién era, solo con escuchar su voz bastaba para que lo reconociera.

-Hola Jake-

-¿Cómo estás amor?- preguntó destapándome los ojos para luego besar mis labios.

-Muy bien ¿y tú cómo amaneciste?- pregunté mientras se sentaba a mi lado.

-Pues ahora que estoy contigo, más que bien-

Jake era un hombre muy varonil y rudo, pero había momentos en los que era la persona más cursi y romántica de todas.

-¿Cómo sabías que estaba aquí?-

-Sé que todos los días después de correr, vienes a este lugar-

-Ah, es decir que me espías-

-Sí, soy tu espía personal- dijo arrugando la nariz de forma sensual para luego besarme -te pasé comprando esto- me entregó un vaso de chocolate caliente.

-Gracias amor-

-De nada hermosa- dijo para luego quedar en silencio por unos segundos -¿recuerdas nuestra primera cita?-

-Sí, casi me llevaste obligada-

-¿Qué? No- exclamó haciéndose el ofendido -tú aceptaste con todo gusto-

-Claro que no, únicamente acepté para que me dejaras en paz-

Jake soltó una carcajada -y vaya que te dejé en paz- dijo con sarcasmo.

-La verdad, me alegra que no lo hayas hecho-

-¿Ah sí?- mencionó orgulloso y pude sentir que su mano se movía hacia mi cintura.

-Sí- susurré sobre sus labios, tratando de retener una sonrisa por lo que estaba a punto de decir -aunque en su momento sí que me desesperabas, eras como un grano en el...-

No logré completar la frase, pues su mano que estaba posada sobre mi cintura se apretó causándome cosquillas.

-¿Qué decías?- mencionó gracioso.

Sabía perfectamente que si continuaba me volvería a hacer cosquillas y yo odiaba las cosquillas, a pesar de ello, decidí hacerlo.

-Que eras un grano en...-

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