Sentí que alguien me cogía en volandas y me abrazaba mientras nos movíamos deprisa. Abrí un poco los ojos. Vi que Andrés me abrazaba en el asiento trasero de mi coche, manteniéndome caliente. Luna conducía y Estrella no estaba.
-Andy-susurré, con la voz pastosa.
-Tranquila, Ana. Pronto llegaremos a tu casa y te pondrás bien. Estrella ha ido en forma lupina a avisar a tu familia. Ya se lo habrá explicado todo a Elisabeth.
-Te lo dije, Andy-le regañó Luna-. Te dije que era peligroso. Un poco de esa maldita hierba y mira que ha pasado.
-Creí que comprendía la Unión, que era civilizada.
-Se ha vuelto salvaje en la selva, Andrés, era de esperar que no respetase a nada ni a nadie.
-Lo siento mucho, Ana-susurró. Una lágrima corría por su mejilla derecha-. Ha sido culpa mía.
-No digas estupideces-dije intentando sonar seria-. No ha sido culpa tuya.
-Te conseguiré el antídoto, te lo juro.
-No jures nada, Andy. O te saldrá el tiro por la culata.
Entonces Luna aparcó delante de la casa. Todos nos esperaban en la puerta. Estrella vigilaba en el bosque, por si acaso. Había avisado a los demás de que consiguieran el antídoto cuanto antes. Quien lo consiguiera, vendría enseguida. Andrés me sacó del coche en volandas. Julio vino en seguida, pidiéndole a Andy que le dejara cogerme. Sentí que unos brazos fríos, duros y seguros me cogían y me metían dentro de la casa.
-Julio...
-Tranquila, mi amor, te pondrás bien. Carlota te curará.
-Déjala en el sofá-le dijo Carlota-. No hay tiempo de subirla.
Él obedeció. Me tumbó en el sofá y se arrodilló delante de mí. Me acarició la cara, preocupado por mi estado.
-¿Qué sientes?
-Como si tuviera algo dentro que no me deja vivir.
-Es por la planta-dijo Andrés-. Mi tía la ha envenenado sin que pudiéramos evitarlo. Lo siento-me dijo otra vez. La voz se le quebró al decirlo.
-No es tu culpa. Ninguno nos dimos cuenta-respondí.
Carlota empezó a examinarme, pero por su cara supe que no podíamos hacer nada.
-¿Qué es lo que le pasa?-le preguntó Julio.
-Es una infección muy grave. Sin el antídoto no podemos hacer nada.
-¡Lo tengo!-gritó una voz familiar. Antonio. Entró con una botellita verde que tenía un líquido dentro-. Se rindió y me lo ha dado.
-¿Estás seguro de que es el antídoto?-preguntó Andy.
-Míralo-le señaló la etiqueta de la botellita. Ponía “antídoto” en letra oscura-. Lo probó Rafa, después de probar el veneno. Está como una rosa.
-Dámelo-dijo Julio. Antonio se lo dio sin replicar-. Ana, tienes que bebértela entera.
Asentí y me bebí lo que quedaba de antídoto. Le di la botella a Julio.
-¿Qué tal te sientes?
-Mejor-respondí. Mi voz sonaba más normal, pero aún sonaba a enferma y necesitaba dormir.
-Te llevaré al dormitorio.
-No, espera-se me acababa de ocurrir algo-. Dame mi móvil.
-¿Para qué quieres el móvil?
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Ocaso (Editando)
RomanceFui creada para matar, para vengar una muerte injusta y sobrevivir a la lucha. Estaba pensando eso mientras conducía a 160 km/h e intentaba no chocar. Tenía que encontrarle antes que mi enemigo. Si se enteraba de mi existencia antes de tiempo, perde...