Epílogo: Viaje a Francia.

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Esa mañana, me despertó un suave beso en la frente. Abrí los ojos despacio, curiosa. Vi a Julio sonriendo, como cada mañana, pero hoy había algo diferente. Sus ojos dorados brillaban con una emoción que yo no había visto antes, pero que me recordaron algo.

Cuando era pequeña, a mi madre le gustaba sorprenderme. Sus ojos siempre brillaban de una forma especial, única, antes de darme una sorpresa. Deseché ese pensamiento enseguida. No quería ponerme a llorar.

Sus ojos seguían mirándome, como oro fundido, con esa emoción delatadora.

-Buenos días, hermosa.

-Buenos días-dije. Le miré, confundida y curiosa, esperando una explicación.

Él sonrió. Me besó y yo me confundí aún más. Ahora hacíamos el amor más que antes, pero siempre me pillaba desprevenida cuando me besaba con esa pasión. Le frené. No había desayunado y me acababa de levantar.

-¿Qué te pasa hoy?-pregunté, intentando sonar seria, pero no lo conseguí. Soné divertida, porque él intentaba besarme pero mis brazos sostenían su pecho para que no se pudiera acercar. Se rindió y me sonrió.

-¿No sabes que día es hoy?

-Viernes-dije. Estaba segura porque nos habían puesto un examen.

-Sí, mi amor, viernes 14 de febrero. El día de San Valentín. Nuestro primer San Valentín juntos.

Me puse roja. Se me había olvidado que era 14, y él se había acordado. Me sentí una idiota, pero luego se me ocurrió una pregunta.

-Eso me hace preguntarme...¿con cuántas mujeres has estado antes que conmigo?

Eso le hizo quedarse quieto, probablemente de la vergüenza, y se tumbó a mi lado en el colchón.

-No quiero decirlo-dijo después de un rato, mirando el techo.

Me apoyé en su pecho y miré su rostro. Como una estatua. Fruncí el ceño y me tumbé encima de él. Junté nuestras frentes y le miré a los ojos. No funcionó.

Me estaba obligando a hacer algo que yo no quería hacer.

Hice un puchero y hablé, suplicante.

-Por favor, dímelo.

Me miró preocupado. No podía resistirse a esta táctica. Era mi mejor arma.

-No quiero decirlo-vacilaba.

-Por favor, por favor, por favor...

-Me da vergüenza.

-Si me quieres, dilo, por favor...

-Eres un monstruito pequeño y adorable, pero aterrador y letal.

-¿Eso es que me lo vas a decir?-pregunté, emocionada.

Él sonrió, acariciando mi cabello y mi rostro.

-Sí, te lo diré. La verdad es que... nunca estuve con una mujer antes de estar contigo. Ni siquiera había besado una chica antes.

-¿Por qué?-estaba extrañada...pero muy aliviada. Siempre fue mío. Solo mío.

-Esperaba encontrar a mi alma gemela antes de entregarme. Me educaron así.

-Me alegro.

Julio parpadeó, confuso y divertido.

-¿Estabas celosa?

-No. ¿Me has comprado algo por San Valentín?

-Claro que sí. Y te encantará.

-¿Qué es?

Ocaso (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora