Narra Ashley–Claro que estoy sorprendida. Me sorprende que un idiota de fábrica como tú haya sido capaz de planear un secuestro –escupí con desprecio, observando su cara estupefacta antes de que se recompusiera.
–Digas lo que digas, nada cambiará el hecho de que fuiste y serás mía, a la fuerza o no, seguirás siendo mía –dijo, mordiéndose el labio con una expresión de posesión que me hizo sentir nauseas. Lo miré con asco.
Lo odio. Juro que lo odio.
No es fácil sobrellevar lo que yo y una gran cantidad de mujeres hemos vivido. Los estudios revelan que ocurren violaciones y abusos sexuales a diario, y lamentablemente, según las estadísticas, muchas de las víctimas son menores de edad.
¿Cómo lo se?
Después de aquella terrible noche, me sumergí en la búsqueda de relatos similares al mío en una página de internet. Descubrí historias desgarradoras de mujeres que habían sido abusadas en fiestas, callejones e incluso dentro de sus propios hogares. Cada testimonio era un eco de dolor y angustia, reflejando la crudeza de una realidad que preferiríamos no enfrentar.
Investigué exhaustivamente sobre el tema y me informé lo más que pude. Sentía la necesidad de entender lo que había pasado y encontrar formas de protegerme a mí misma y a otras chicas en situaciones similares. A través de mis investigaciones, conocí a varias mujeres que habían pasado por experiencias similares, algunas incluso siendo tan jóvenes como yo en ese entonces, con apenas catorce años.
Compartía mi historia con ellas y les brindaba todo mi apoyo para que encontraran la fuerza necesaria para superar el terrible trauma que habían vivido. Sin embargo, en ese momento no era consciente de que el abusador podría reaparecer, una posibilidad que ni siquiera había considerado y que solo llegué a comprender más tarde, cuando la realidad me golpeó de lleno.
Les relataba lo que me había ocurrido y les ofrecía palabras de aliento para que pudieran salir adelante, tratando de ser un ejemplo de fortaleza y superación. Pero nunca imaginé que el abusador pudiera volver a irrumpir en nuestras vidas, un hecho que no estaba en mis planes ni en los de ninguna de las chicas con las que compartía mis vivencias.
Fue un golpe devastador darme cuenta de que el abusador podía reaparecer, una revelación que sacudió mis cimientos y me sumió en una profunda angustia. No entendía por qué el desalmado de Axel había vuelto a cruzarse en mi camino. No podía ser por venganza, ya que nunca lo denuncié por miedo a las represalias que pudieran sufrir mi familia y yo, o por temor a que no me creyeran si contaba lo que había ocurrido. La incertidumbre y la confusión se apoderaron de mí mientras intentaba comprender por qué este monstruo había decidido resurgir de las sombras de mi pasado.
Salí bruscamente de mis pensamientos al escuchar una fuerte carcajada del idiota de Axel. Lo fulminé con la mirada.
–¿De qué te ríes, idiota? –pregunté molesta. Paró de reírse de forma brusca y me miró fijamente, serio.
–Ashley, dime una cosa... –dijo tocándose la barbilla. –¿Qué pasaría si... tus padres se enteran de que estás secuestrada? –preguntó mientras poco a poco agrandaba su sonrisa. Abrí mis ojos más de lo normal y tragué saliva.
–No serías capaz –dije, pestañeando más de una vez para no llorar. Rió.
–Claro que soy capaz, de hecho, lo haré –dijo sacando su móvil del bolsillo de su pantalón.
Lo mataré..
–¡Basta, Axel! –grité intentando no sollozar. —¿¡Qué es lo que quieres!? –rió y se mordió el labio, sonriendo.
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Mi Imbécil. (Libro 1) [Finalizado]
Roman pour AdolescentsNo se trata de encontrar a alguien que te complemente, se trata de encontrar a alguien que te acepte con tus defectos, errores, con tu pasado... Todo Soy Ashley Harrison y ¿esta?... Esta es mi historia... «Mi imbécil» © Derechos Reservados en Safe...