Capítulo 03

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Capítulo tres
"Primer duelo"

Byron fue el primero en lanzar un hechizo, seguido rápidamente por varios de Leah. Los conjuros se sucedían en un frenesí de luces y destellos mágicos, mientras ambos magos se esquivaban con destreza. Era evidente que tenían un potencial igualmente impresionante.

- ¡Expulso! - gritó Leah, lanzando un hechizo que envió a Byron volando, estrellándose contra la pared. Pero su oponente no se rindió y respondió con un hechizo que la hizo tambalearse.

- ¡Confundus! - pronunció Leah, intentando desorientar a Byron, pero este se mantuvo firme y contraatacó con un poderoso hechizo.

- ¡Everte Statum! - exclamó Byron, haciendo que Leah cayera al suelo con un golpe. No satisfecho, continuó con otro hechizo.

- ¡Flipendo! - conjuró Byron una vez más, y Leah sintió cómo su cuerpo se retorcía en el suelo bajo el impacto del hechizo. Incapaz de defenderse, fue víctima de otro ataque.

- ¡Levicorpus! - pronunció Byron, y Leah sintió cómo su cuerpo se elevaba del suelo, suspendido en el aire por el tobillo. Con un movimiento brusco, la arrojó violentamente contra la pared, causando que su cabeza golpeara con fuerza y comenzara a sangrar.

- Levántate, Leah. Levántate. - Una voz resonó en la mente de Leah, haciéndola girar para mirar a Tom, quien murmuraba para sí mismo con ceño fruncido. La confusión se reflejaba en los ojos de la chica, pero antes de que pudiera procesar lo que estaba sucediendo, recibió otro hechizo de parte de Byron.

Con esfuerzo, se puso de pie, y la voz en su cabeza cesó, al igual que los susurros de Tom.

Leah sintió una mezcla de ira y determinación. Agarró su varita del suelo con mano firme, y sin pronunciar ningún hechizo, conjuró unas llamas azules que brotaron de sus manos y se lanzaron hacia Byron. Solo pudo detener una de ellas, mientras las otras cinco lo golpeaban con fuerza.

- ¡Expelliarmus! - gritó Leah, haciendo que la varita de Bennett saliera volando. Avanzó hacia él y le lanzó otra bola de fuego azul desde sus manos. - ¡Desmaius! ¡Silencio! - conjuró, asegurándose de incapacitarlo y evitar que pudiera rendirse.

Byron se elevó en el aire con un hechizo, y luego cayó al suelo con un golpe sordo. Leah no se detuvo ahí, y apuntó hacia él con su varita.

- Petrificus Totalus. - Tom observó con sorpresa cómo los conjuros de Leah eran muy avanzados para su edad, algo que raramente se veía en alumnos de su año.

- ¡Serpensortia! - La varita de Leah se agitó con precisión y de ella surgió una serpiente verde que se deslizó rápidamente hacia Byron, enrollándose alrededor de su cuerpo. La mirada de Leah era una mezcla de concentración feroz y un temor latente ante las consecuencias de sus actos.

El miedo se reflejaba claramente en los ojos de Byron, incapaz de hablar o defenderse. Leah había lanzado un hechizo de silencio para evitar que pudiera rendirse verbalmente. Cada movimiento de la serpiente parecía acentuar el pánico en Byron, que solo podía emitir sonidos ahogados y lágrimas de terror.

La batalla había tomado un giro oscuro; lo que comenzó como una demostración de habilidades se convirtió en una exhibición de crueldad. La serpiente apretaba su cuerpo lentamente, y Byron, inmovilizado por el hechizo de petrificación, no podía más que sufrir en silencio.

- ¡Suficiente! - La voz de Tim cortó el aire, cargada de autoridad y alarma al ver que Byron intentaba en vano retirarse de la batalla.

La sala quedó en silencio tras su intervención. Leah, sintiendo el peso de las miradas de todos, volteó hacia Tim. Sus manos temblaban ligeramente, y su corazón latía con fuerza en el pecho. La adrenalina del duelo daba paso al nerviosismo y la preocupación por las posibles represalias. No solo había usado hechizos avanzados, sino que también había dejado ver una faceta de sí misma que temía reconocer.

The secret of Tom Riddle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora