Capítulo setenta y dos
"Última noche"En una noche cargada de tensión y emociones encontradas, Leah se aventuró hacia la sala común donde sabía que encontraría a Tom. Cuando llegó, el lugar estaba desierto, a excepción de él, que estaba sentado frente a la chimenea, absorto en sus pensamientos.
- ¿Qué haces aquí a estas horas? ¿Estás bien? -preguntó Tom, alzando la vista sorprendido al verla entrar.
- Necesitaba hablar contigo, Tom -respondió Leah, sintiendo un nudo en la garganta mientras se acercaba lentamente.
Tom frunció el ceño, notando la seriedad en la expresión de Leah.
- ¿Qué sucede? -inquirió, visiblemente intrigado.
Leah inhaló profundamente, reuniendo toda su valentía antes de hablar.
- He tomado una decisión, Tom. Una que sé que te afectará profundamente -comenzó, desviando la mirada hacia el suelo-. He decidido dejar este presente, dejar todo atrás.
Tom la miró con incredulidad, sin comprender del todo el significado de sus palabras.
- No entiendo ¿Por qué? ¿A dónde vas a ir? -preguntó, confundido.
- No puedo quedarme aquí, Tom. Hay cosas que necesito hacer, personas a las que debo proteger -respondió Leah, con determinación en su voz.
- ¿Y qué tiene que ver eso conmigo? -preguntó Tom, frunciendo el ceño aún más.
Leah se acercó un poco más, sintiendo el peso de sus palabras.
- Porque antes de irme, necesito decirte algo. Necesito pedirte perdón por todo lo que haya hecho mal. Por todas las veces que te he lastimado, consciente o inconscientemente -dijo Leah, mirándolo a los ojos con sinceridad.
Tom la observó en silencio, procesando sus palabras con una mezcla de sorpresa y confusión.
- No entiendo a qué viene todo esto. ¿Por qué estás diciendo esto ahora? -preguntó, buscando respuestas en sus ojos.
- Porque quiero que sepas que, a pesar de todo, siempre te he amado, Tom -confesó Leah, dejando escapar las palabras que había guardado durante tanto tiempo.
Tom la miró, atónito ante su confesión, sin saber qué decir.
- Leah... -murmuró, sin encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que sentía.
En ese momento, el silencio llenó la habitación, cargado de emociones no dichas y decisiones que cambiarían el curso de sus vidas para siempre.
Tom se sentía abrumado por la confesión de Leah y la sensación de despedida que colmaba la habitación. A pesar de su confusión, podía percibir la determinación en los ojos de Leah, una determinación que le resultaba desconcertante y aterradora.
- Leah, ¿qué estás diciendo? -preguntó Tom, su voz apenas un susurro, mientras luchaba por comprender lo que estaba sucediendo.
Leah lo miró con una mezcla de tristeza y anhelo en sus ojos, como si quisiera decirle más de lo que podía expresar con palabras.
- Tom, no puedo explicarlo todo ahora. Solo necesito que sepas que... siempre te recordaré, siempre te llevaré en mi corazón -dijo Leah, su voz temblando ligeramente.
Tom se sentía como si estuviera atrapado en un torbellino de emociones, incapaz de procesar completamente lo que Leah estaba insinuando. ¿Por qué sentía que esto era más que una simple despedida? ¿Qué estaba pasando realmente?
- Leah, por favor, explícame qué está pasando -suplicó Tom, su voz llena de angustia y confusión.
Leah se acercó un poco más, colocando una mano sobre el hombro de Tom con ternura.
- Tom, lo siento. No puedo quedarme aquí. Hay algo que debo hacer, algo que va más allá de todo esto -explicó Leah, sus palabras cargadas de un significado que escapaba a la comprensión de Tom.
Tom la miró fijamente, sintiendo cómo el peso de la situación lo aplastaba. No entendía completamente lo que estaba sucediendo, pero sabía que algo dentro de él se estaba rompiendo lentamente, como si una parte de su mundo estuviera desmoronándose frente a sus ojos.
- Leah, por favor, no te vayas -murmuró Tom, su voz llena de súplica y desesperación.
Leah miró a Tom con una intensidad que parecía capturar toda la complejidad de sus sentimientos, toda la urgencia de sus decisiones no dichas. Lentamente, cerró la distancia entre ellos, su mirada nunca apartándose de la de él.
- Quiero pasar esta noche contigo, Tom -susurró, las palabras fluyendo con una mezcla de dulzura y dolor. Sin esperar una respuesta, se acercó más y, con una decisión temblorosa, unió sus labios con los de él en un beso que sellaba todo lo que habían compartido y todo lo que podría nunca ser.
Tom respondió al beso con una mezcla de sorpresa y desesperación, abrazándola con fuerza como si pudiera, con ese simple acto, detener el flujo inexorable del tiempo y el cambio. Era un beso lleno de amor y pérdida, de promesas hechas y sueños desvaneciéndose. En ese instante, todo lo demás parecía desvanecerse, dejándolos solos en su propio mundo suspendido.
Después de un momento que pareció tanto eterno como terriblemente breve, se separaron ligeramente, sus frentes todavía juntas, respirando el aire compartido en la quietud de la sala común que había sido testigo de tantos momentos de su complicada relación.
- No importa lo que suceda mañana, esta noche es solo nuestra -murmuró Leah, cerrando los ojos por un momento como para grabar este recuerdo en lo más profundo de su ser.
Tom asintió, incapaz de hablar, su corazón lleno hasta el borde de emociones contradictorias. Sabía, en algún lugar profundo dentro de sí, que esta noche era un regalo, un paréntesis en el tiempo que debía atesorar, porque el mañana traería un nuevo día con desafíos que tal vez los separarían para siempre. Con esa conciencia aguda perforando su alegría momentánea, tomó la mano de Leah y la llevó hacia el fuego crepitante, decididos ambos a hacer que cada instante contara.
ESTÁS LEYENDO
The secret of Tom Riddle.
Fanfic❝Dicen que el Destino y el Tiempo son personas. La primera capaz de destinar un amor y la segunda de que dure para siempre❞ Cuando una muerte inesperada fuerza al Destino a crear una nueva vida para todos. Obligando al Tiempo a respaldarla y protege...