Capítulo 39

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Capítulo treinta y nueve
"Maldad acechante"

Leah se sentía indiferente ante las acusaciones de Tom, aunque en el fondo, una parte de ella se removía con culpa y dolor. Había decidido mantener una postura fría, como si el daño que Tom le había causado no le importara en lo más mínimo.

Después de la fiesta, Leah se preparaba para su cita con Isaac Gryffindor, aunque la tensión entre ella y Tom estaba en su punto más álgido. Cuando Tom los vio besándose junto al lago Boix, la situación entre ellos se volvió aún más tensa.

Sin embargo, para Leah, amar no era una opción clara. Si Tom la amaba, ¿por qué no podía ella buscar amor en otros lugares también? A pocas horas de su cita con Isaac, Tom la detuvo mientras salía de la sala común, sumido en una mezcla de resentimiento y celos.

- ¿Qué quieres? -preguntó Leah con un dejo de hostilidad mientras era arrastrada hacia la habitación de Tom.

- Quiero que hablemos -respondió él.

- ¿De qué? ¿De algo que nunca existió? -replicó Leah, sentándose con desdén en la cama de Tom.

Tom se acercó a ella, su tono mezclado con frustración y preocupación.

- ¿A no? ¿Te suena el hecho de que te estés besuqueando con alguien más? -le espetó.

- No debería importarte -respondió Leah con indiferencia, manteniendo la mirada baja.

Tom continuó, intentando sacar a la luz las verdaderas razones detrás de las acciones de Leah.

- Me importa porque Isaac Gryffindor no es de fiar. ¿Sabes que lo expulsaron de Durmstrang? -le informó.

Leah rodó los ojos, tratando de minimizar la gravedad del asunto.

- ¿Y qué? ¿Niegas el hecho de que es igual a nosotros? -respondió con desdén.

Pero las palabras de Tom la hicieron reflexionar. ¿Estaba realmente buscando a Isaac por amor, o simplemente era una reacción a la falta de afecto que había experimentado con Tom?

- Tú fuiste el que no quiso darme lo que quería...Isaac me trata bien, nunca antes recibí ese afecto de parte de un chico... -confesó Leah, su voz temblorosa revelando una vulnerabilidad que intentaba ocultar.

Tom la miró con una mezcla de frustración y resignación.

- ¿Aceptas el hecho de que sales con Isaac por lo que dije? -preguntó, esperando una respuesta que no le doliera tanto escuchar.

Tom observó a Leah con preocupación mientras ella hablaba, notando un cambio notable en su apariencia y comportamiento. Su cabello estaba más oscuro, su piel más pálida, y una sombra de oscuridad parecía haberse posado sobre ella. Un escalofrío recorrió la espalda de Tom cuando se dio cuenta de lo que eso significaba: Leah había hecho otro horrocrux.

Sin poder contenerse más, interrumpió a Leah en medio de su explicación.

-¿Qué has hecho, Leah? -preguntó, su voz llena de temor y desesperación.

Leah levantó la mirada hacia Tom, sus ojos brillando con una mezcla de determinación y un toque de locura.

-Lo que tenía que hacer, Tom.-respondió con voz firme, aunque había un matiz de desesperación en sus palabras.

Tom sintió un nudo en el estómago al escuchar las palabras de Leah. Sabía que ella estaba cayendo más y más en la oscuridad, y se preguntaba si alguna vez podría sacarla de ahí. Se acercó a ella lentamente, su corazón lleno de dolor y preocupación. Admitía que aunque todo había empezado con la promesa de gobernar juntos, se había dado cuanta que había arrastrado a Leah a su propia oscuridad, y la joven que tenía frente a el no le gustaba tanto como la Leah dulce que beso la noche de su primer horrocrux.

-Leah, esto no es lo que quería para nosotros. No es así como deberíamos estar buscando la inmortalidad -dijo, tratando de llegar a ella, de hacerla entender la gravedad de sus acciones.

Pero Leah apartó la mirada, suspirando con resignación.

-Quizás no es lo que querías, Tom. Pero es lo que necesitaba, después de todo... desperdicie mi primer horrocrux por tu culpa.-respondió, su voz cargada de determinación y desesperación.

The secret of Tom Riddle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora