Capítulo sesenta y nueve
"Adiós, Tom"El deseo de Leah de conocer su futuro y salvar a sus seres queridos era tan intenso que había decidido desafiar los límites de la magia para lograrlo. Había estudiado cada detalle del libro "De la Zona Restringida", absorbiendo cada palabra con la esperanza de encontrar la clave para acceder al espejo de Augurio.
El hechizo "Magicteum Ascendere Statum" era su puente hacia el conocimiento del futuro. Con cada intento de conjurarlo, Leah sentía cómo su magia fluía hacia el espejo, una parte de ella misma sacrificada en pos de la verdad. A pesar del agotamiento y el dolor que experimentaba, su determinación no menguaba.
El momento en que el espejo absorbía su ser era un punto de no retorno. En ese instante, Leah se sumergía en lo desconocido, dispuesta a enfrentar las revelaciones que le esperaban. La blancura que envolvía su visión era como un portal hacia un destino incierto, pero ella estaba lista para atravesarlo, sin importar las consecuencias.
Londres, 1947 - "Borgin y Burke"
Dentro de la sombría tienda de reliquias, protegida por un hechizo que la ocultaba a ojos de los demás, Leah observaba atentamente. A su lado, un chico de cabello castaño oscuro y porte distinguido, vestido con un chaleco y camisa, buscaba algo entre los estantes.
- Espero que a él le guste... he buscado este objeto mucho tiempo -dijo una chica rubia, con un ojo gris y otro azul, claramente identificable como Leah Linghood por su voz melodiosa y presencia encantadora.
- Créeme, lo hará; debe ser muy afortunado por casarse con una mujer como usted -respondió el chico, girándose para sonreírle mientras ella colocaba varios galeones sobre el mostrador. Al intentar tomar el guardapelo con la W de Whitermore grabada en él, el objeto se deslizó y cayó al suelo.
Ambos se agacharon simultáneamente para recogerlo, y al rozar sus dedos, un torrente de visiones y emociones asaltó al joven. Vio una vida posible juntos, llena de amor y complicidad; recordó cada detalle como si realmente hubiese sucedido. Leah, por su parte, solo atinó a recordar un nombre que jamás había escuchado antes.
Al levantarse, el chico, con la voz temblorosa y el corazón herido, le entregó el guardapelo a Leah.
- Espero que tengan una linda boda -murmuró, su tono frágil revelando el dolor de un amor no correspondido.
- Gracias... -Leah abrió completamente la puerta antes de partir y añadió-. Adiós, Tom.
Tom entendió entonces que ella recordaba algo más allá de ese breve encuentro. Justo cuando pensaba acercarse a ella, vio lo que acabaría con cualquier esperanza que le quedara. Del otro lado de la puerta, Leah se fundía en un abrazo con su prometido, un hombre de cabello ligeramente largo y barba cuidada. Ella le entregó el guardapelo, él la besó y, mientras se alejaban de la tienda, Leah declaró su amor.
- Te amo, James.
Desolado, Tom cerró la puerta detrás de ellos. Apretó con fuerza el picaporte, apoyó la frente contra la madera y, por un momento, todo su ser se tensó mientras las lágrimas brotaban de sus ojos, marcando el dolor de un futuro que nunca sería suyo. En el silencio de la tienda, llena de secretos y sombras, Tom enfrentaba la cruel realidad de un amor imposible, desvanecido en el eco de un adiós.
Cuando Leah emergió del espejo, su mente y su corazón estaban envueltos en un torbellino de emociones y revelaciones. Paralizada, permaneció unos instantes inmóvil, procesando la realidad a la que había sido testigo a través del espejo de Augurio.
Había visto un futuro donde ella y Tom se trataban con la distancia cortés de dos extraños, un contraste doloroso frente a la intimidad que podría haber esperado de una relación nacida de un amor profundo. El shock fue profundo, pues en esa realidad alternativa, no solo ella era una extraña para Tom, sino que estaba a punto de unir su vida a James Whitermore, un nombre que hasta entonces solo había resonado en sus oídos como parte de un futuro incierto y distante.
La ironía de la situación la golpeó con fuerza: en su intento por cambiar su destino y el de su familia, Leah se encontraba ahora ante la posibilidad de que sus acciones no solo afectaran su presente, sino que también alteraran el tejido de lo que estaba destinado a ser. Willa Warrington, en ese futuro que el espejo le mostró, no solo estaba viva sino que parecía jugar un papel crucial en la conexión entre Leah y James. Este detalle añadía otra capa de complejidad a su ya turbulento entendimiento de cómo sus decisiones podrían influir en el futuro.
La revelación de que el futuro "irreal" que Tom había mencionado podría, de hecho, ser su realidad tangible, le dejaba un sabor agridulce. Por un lado, la posibilidad de que Willa estuviese viva le ofrecía un consuelo inmenso, un rayo de esperanza en su nublado horizonte. Por otro lado, el peso de saber que sus elecciones futuras podrían llevarla a casarse con alguien que no fuera Tom, el hombre que claramente tenía un espacio reservado en su corazón, era devastador.
El desafío ahora para Leah no era solo decidir si debía o no intervenir para cambiar los eventos futuros, sino también cómo reconciliar sus sentimientos por Tom con la realidad de su compromiso con James. Cada paso que diera a partir de ahora tendría que ser medido con cautela, balanceando no solo su felicidad personal sino también las repercusiones que tendría en el tejido del tiempo y en las vidas de aquellos a quienes amaba.
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The secret of Tom Riddle.
Fanfiction❝Dicen que el Destino y el Tiempo son personas. La primera capaz de destinar un amor y la segunda de que dure para siempre❞ Cuando una muerte inesperada fuerza al Destino a crear una nueva vida para todos. Obligando al Tiempo a respaldarla y protege...