Capítulo 13

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Capítulo trece
"Recordate pasadum"

Leah se encontraba sola en la sala común de Slytherin, rodeada por la penumbra que se filtraba por las ventanas. Sus manos temblaban ligeramente mientras sostenía su varita, sintiendo el peso abrumador de la incertidumbre que la había acosado durante días.

Con un suspiro de resignación, decidió probar un último recurso desesperado. Con voz temblorosa, murmuró el hechizo "Recordate Pasadum", su varita brillando débilmente en la penumbra. En un instante, su mente se vio inundada por imágenes borrosas y fragmentadas, como si estuviera mirando a través de un velo nebuloso.

De repente, las imágenes se hicieron más claras, como si alguien hubiera encendido una luz en la oscuridad de su memoria. Vio la figura oscura de Tom Riddle, parado frente a ella con una expresión fría y calculadora en su rostro. Un escalofrío recorrió su espalda mientras revivía el momento en que su vida había estado en peligro.

Leah sintió el miedo y la desesperación que la habían invadido en aquel momento, como si estuviera reviviendo la experiencia en tiempo real. Vio el destello de los hechizos que se lanzaban en la penumbra, la sensación de estar indefensa contra un enemigo implacable.

Y luego, la imagen se desvaneció, dejándola temblando y con el corazón acelerado. Había visto lo que había sucedido, pero las preguntas seguían atormentándola. ¿Por qué Tom había intentado hacerle daño? ¿Qué había desencadenado su ataque? Y lo más importante, ¿cómo iba a enfrentarse a él ahora que sabía la verdad?

Con la mente llena de pensamientos turbulentos, Leah se preguntó qué camino tomar a partir de ahora. ¿Debería confrontar a Tom y exigir respuestas, o debería mantenerse en silencio y buscar ayuda en otros lugares? La decisión pesaba sobre ella como una losa, pero sabía que no podía quedarse de brazos cruzados mientras la sombra de Tom Riddle seguía acechando en las sombras de Hogwarts.

Sin más decidió enfrentarse al problema.

Leah ascendió los escalones de la torre de astronomía con un propósito firme en su mente, pero una parte de ella temblaba ante la perspectiva de lo que estaba a punto de enfrentar. Sabía que Tom no era solo un mago poderoso, sino también increíblemente astuto y carismático. La brisa fresca de la noche la saludó mientras salía al último piso, donde Tom estaba de pie, contemplando el cielo estrellado, su perfil iluminado por la luz de la luna.

-Tom -llamó Leah con voz firme, aunque su corazón latía con nerviosismo.

Este se volvió lentamente hacia ella, una sonrisa leve dibujándose en sus labios al verla.

-Leah, qué agradable sorpresa encontrarte aquí -dijo suavemente, con un tono seductor que no alcanzaba a ocultar la tensión en su mirada.

-Necesitamos hablar -insistió, intentando mantener la compostura.

Tom avanzó hacia ella con pasos lentos y calculados. Cada movimiento que hacía era deliberado, diseñado para desestabilizar a su oponente. Paró a pocos centímetros de ella, su presencia dominante y casi abrumadora.

-Por supuesto, hablemos. ¿O es que acaso hay algo que te preocupa? -su voz era suave, pero cargada de un peligro velado, mientras sus ojos la escrutaban en busca de signos de debilidad.

Leah tragó saliva, consciente de la cercanía de Tom y del efecto que tenía sobre ella. Era difícil mantener la mente clara cuando él estaba tan cerca, usando su atractivo de manera tan flagrante.

-Quiero saber por qué lo hiciste ¿Por qué intentaste matarme? -logró decir Leah, aunque su voz tembló ligeramente al final.

Tom inclinó la cabeza, su mirada nunca dejando la de ella.

-¿Y tú, Leah? Hay algo fascinante en ti desde ese día... Has vuelto de maneras que muchos no podrían. Dime, ¿cómo lo hiciste? -preguntó, su voz baja y persuasiva, tratando de atraerla hacia una confesión.

Leah sintió un escalofrío recorriendo su espina dorsal. Sabía que no podía revelar la verdad del Horrocrux, no a él.

-No sé de qué estás hablando. Eso no es lo importante aquí -respondió, esforzándose por desviar la conversación de vuelta a sus intenciones.

Tom sonrió, un gesto que no llegó a sus ojos fríos.

-Oh, creo que sí lo es, Leah. Ambos sabemos que hay algo... excepcional en cómo sobreviviste. Y me intriga, realmente me intriga -dijo, acercándose un poco más, su voz casi un susurro.

Esta dio un paso atrás, intentando recuperar algo de espacio personal y poder sobre la conversación.

-Lo que me interesa son tus acciones. No cambiaré de tema. -Su tono se endureció, marcando sus palabras con firmeza a pesar del miedo que luchaba por controlar.

Tom la observó un momento más, su sonrisa desvaneciéndose en una expresión más seria y calculadora.

-Entiendo. Pero no subestimes lo que puedo descubrir, ni lo que estoy dispuesto a hacer para obtener lo que quiero -dijo finalmente, dando un paso atrás, la distancia entre ellos ahora un claro mensaje de la batalla de voluntades que se avecinaba.

Leah respiró hondo, fortalecida por su propia resistencia, mientras Tom se daba la vuelta y regresaba a su contemplación de las estrellas, dejándola con la promesa tácita de un futuro enfrentamiento.

The secret of Tom Riddle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora