Capítulo sesenta y dos
"Zona restringida"Tom se enfrentó al desafío de revelar la verdad que había estado oculta en las sombras de su mente durante demasiado tiempo. Inspiró profundamente, buscando las palabras que pudieran desentrañar el enigma que los rodeaba.
-Lo que quiero, Leah, es contarte lo que descubrí. -Comenzó, su voz resonando con determinación en la quietud de la biblioteca-. James Whitermore... no es quien parece ser.
Leah lo miró con sorpresa, sus ojos buscando respuestas en los de Tom. Se apartó ligeramente, dejando espacio entre ellos mientras esperaba que él continuara.
-He descubierto que Whitermore manipuló mis recuerdos, insertando memorias falsas en mi mente. -Continuó Tom, su voz temblando ligeramente ante la gravedad de sus palabras-. No recuerdo con claridad lo que realmente sucedió, pero sé que él no es de fiar.
Leah asimiló la revelación con asombro y preocupación. Las piezas del rompecabezas empezaban a encajar en su mente, formando una imagen perturbadora de la verdad que se ocultaba detrás de las apariencias.
-¿Por qué haría algo así? -Preguntó Leah, su voz apenas un susurro en la penumbra de la biblioteca.
Tom se acercó a ella, sintiendo el peso de la confesión en sus hombros. Extendió una mano con delicadeza, como si pudiera sostener la verdad entre sus dedos.
-No lo sé con certeza, pero estoy seguro de que tiene motivos oscuros que aún no comprendemos. -Respondió, su mirada encontrando la de Leah en un intento de transmitir la urgencia de la situación.
-James ha sido un excelente profesor y guía, Tom. ¿Por qué debería creerte? -Leah frunció el ceño, claramente escéptica. Su voz tenía un matiz de desconfianza, típico cuando discutía con él. Tom no tenía una reputación de fiabilidad; su carisma oscuro a menudo se entrelazaba con un aura de secretos y manipulaciones.
-Entiendo por qué dudas de mí, Leah. Pero te estoy diciendo la verdad. -Tom mantuvo su compostura, su expresión era seria, casi suplicante. Sabía que ganarse la confianza de Leah no sería tarea fácil, especialmente con las sombras de su propio pasado oscureciendo su credibilidad.
-¿Y solo ahora vienes a advertirme? ¿Justo cuando James empieza a prestar más atención a mis habilidades? Suena más a que quieres eliminar a la competencia, Tom. -Leah cruzó los brazos, su tono era acusatorio, y no estaba dispuesta a ceder ante lo que consideraba otra de las intrigas de Tom.
-Creas o no, Leah, mi única intención hoy es protegerte. James no es lo que parece. -Tom dio un paso hacia adelante, intentando acortar la distancia física y emocional que Leah había impuesto entre ellos.
Leah dio un paso atrás, su expresión se endureció. -No necesito que me protejas, especialmente no de alguien que realmente está ayudando a los estudiantes a mejorar. Deberías irte, Tom.
Tom suspiró, derrotado. Se dio cuenta de que, al menos por ahora, no podía cambiar la percepción de Leah sobre James o sobre él mismo. -Está bien, Leah. No insistiré más. Pero al menos te di la advertencia. -Dijo finalmente, su tono resignado y algo triste.
- Pero se dónde está el espejo de augurio que buscas-Tom dejó caer las palabras lentamente, midiendo su efecto mientras cerraba la distancia entre ellos. Leah, atrapada entre la pared y su presencia inminente, lo miró con una mezcla de sorpresa y cautela.
-¿Y por qué debería creerte ahora, Tom? Después de todo lo que has dicho... -Leah intentó mantener firmeza en su voz, aunque la proximidad de Tom la inquietaba.
-Porque puedo demostrarlo. -Tom tocó suavemente la cintura de Leah, un gesto audaz que buscaba captar completamente su atención. -Pero mi ayuda tiene un precio.
Leah frunció el ceño, desconfiada del contacto y sus palabras. -¿Un precio? ¿Qué quieres?
-Quiero que mantengas los ojos abiertos con James. No te pido que dejes de confiar en él de inmediato, solo que estés alerta. -Tom habló con seriedad, su mano aún en la cintura de Leah, asegurándose de que ella no se alejara antes de escuchar su oferta completa.
-¿Por qué debería hacer eso? ¿Qué ganas tú con esto? -La voz de Leah temblaba ligeramente bajo el peso de la incertidumbre.
-Gano saber que estás a salvo. Y tú ganas acceso al espejo. -Tom inclinó su cabeza, reduciendo aún más el espacio entre ellos, sus ojos fijos en los de ella, buscando cualquier signo de acuerdo.
Leah se quedó pensativa, la oferta de Tom era tentadora y su proximidad abrumadora. Finalmente, con un suspiro de resignación mezclado con una curiosidad que no podía ocultar, asintió ligeramente.
-Está bien, mantendré los ojos abiertos. Pero espero que esta vez, Tom, no estés jugando conmigo. -dijo, su tono era uno de advertencia, dejando claro que esta sería su última oportunidad para demostrar su sinceridad.
-No estoy jugando, Te lo demostraré. -Tom sonrió levemente, satisfecho con su pequeña victoria, pero sabiendo que aún tenía mucho que hacer para ganarse verdaderamente su confianza.
El aire se cargaba de una tensión palpable mientras Tom y Leah se encontraban en esa íntima proximidad. Leah se sentía atrapada en un torbellino de emociones confusas, incapaz de apartar su mente de la firme presión de la mano de Tom en su cintura, ni de resistirse al magnetismo de su mirada fija en sus labios.
Cuando la pasión parecía estar a punto de desbordarse y los labios de Leah ansiaban encontrarse con los de Tom, este se inclinó hacia su oído con un movimiento sutil y su voz resonó con un susurro seductor, revelando el paradero del ansiado espejo de augurio: la sala de menesteres.
Leah, envuelta en el éxtasis momentáneo de la cercanía con Tom, mantenía los ojos cerrados, dejándose llevar por la emoción del momento. Sin embargo, su ensueño fue interrumpido abruptamente cuando Tom se apartó de ella, dándole la espalda para marcharse.
- ¿Y dónde es eso? -La pregunta de Leah emergió de sus labios con urgencia, casi en un grito desesperado, al ver a Tom alejarse.
La sorpresa y la incertidumbre se reflejaban en los ojos de Leah mientras observaba a Tom alejarse, sintiendo cómo la realidad de la situación comenzaba a filtrarse a través de la neblina de la atracción que había sentido hacia él. En ese momento, se dio cuenta de que había caído en su juego una vez más, pero la pregunta persistía: ¿podía confiar en las palabras de Tom, o estaba siendo arrastrada aún más hacia la oscuridad de sus intrigas?
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The secret of Tom Riddle.
Fanfic❝Dicen que el Destino y el Tiempo son personas. La primera capaz de destinar un amor y la segunda de que dure para siempre❞ Cuando una muerte inesperada fuerza al Destino a crear una nueva vida para todos. Obligando al Tiempo a respaldarla y protege...