Capítulo 18

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Capítulo dieciocho
"Horace el emparejador"

En dos días, el baile de los Tres Campeones marcaría el inicio de las festividades navideñas. Desde que se anunció el baile, Leah había sido objeto de numerosas invitaciones, incluso Eirik Magni intentó persuadirla para que fuera con él, pero ella rechazó cortésmente todas las propuestas, ya que planeaba asistir con Newt.

Sin embargo, Newt ya había extendido una invitación a Clous, con quien había acordado asistir juntos. Así que Leah esperaba que alguien más la invitara.

Mientras tanto, Tom recibió varias invitaciones de chicas para acompañarlas al baile, pero él optó por no invitar a nadie, quizás esperando una respuesta que nunca llegaría.

Esa tarde, todos se reunieron para la cena de las eminencias, un evento semanal donde se discutían los detalles del torneo y se compartían charlas informales con el Profesor Horace Slughorn.

Leah caminaba por los pasillos junto a Rebecca Zabini, quien también pertenecía al club Slug. Juntas entraron al comedor y tomaron asiento, encontrándose con Tom ya sentado en la mesa.

La tensión en el aire era palpable cuando Leah y Tom se encontraron en la mesa. A pesar de estar rodeados de compañeros de casa y otros estudiantes, parecían estar en su propio mundo.

Tom levantó la mirada y sus ojos se encontraron con los de Leah por un breve instante antes de desviar la mirada hacia su plato. Por un momento, ninguno de los dos dijo nada, pero el silencio entre ellos parecía estar cargado de significado.

Leah se sentía incómoda, como si cada movimiento que hacía estuviera bajo el escrutinio de Tom. Intentó concentrarse en la conversación de los demás, pero su mente no dejaba de dar vueltas.

Finalmente, Tom rompió el silencio.

-¿Cómo te sientes acerca del baile de los Tres Campeones? -preguntó, tratando de sonar casual.

Leah se sorprendió por la pregunta. No esperaba que Tom mostrara interés en su opinión. Decidió responder con cautela.

-No estoy segura, la verdad. Nunca he sido muy fanática de los eventos sociales -confesó, tratando de ocultar su nerviosismo.

Tom asintió con comprensión.

-Entiendo. Aunque, supongo que es una tradición que no podemos evitar. Pero, ¿sabes? Podríamos hacer que sea interesante de alguna manera -propuso, con una chispa de intriga en sus ojos.

Leah arqueó una ceja, intrigada por la sugerencia de Tom. No sabía qué esperar de él, pero estaba dispuesta a escuchar lo que tenía en mente.

Durante la cena, el Profesor Horace Slughorn, siempre atento a las interacciones sociales y las oportunidades para formar nuevas conexiones, no perdió la oportunidad de hacer una pregunta aparentemente inocente pero cargada de intenciones.

-¿Y bien, señorita Linghood? -comenzó Horace, suavemente, con su característica sonrisa amistosa-. ¿Ya ha encontrado usted a su pareja para el baile de los Tres Campeones?

La pregunta de Slughorn resonó en la mesa, atrayendo la atención de todos los presentes, especialmente de Leah y Tom, cuyas miradas se encontraron brevemente antes de desviarse.

Leah se sintió repentinamente consciente de la presión en la mesa, sabiendo que todos los ojos estaban sobre ella. Trató de mantener la compostura mientras consideraba su respuesta. Por otro lado, Tom parecía intrigado por la respuesta de Leah, aunque intentaba disimular su interés detrás de su típica expresión serena.

-Aún no he decidido con quién iré al baile, profesor -respondió Leah con cautela, tratando de no revelar demasiado.

Horace asintió con una sonrisa indulgente, pero Leah podía percibir la chispa de interés en sus ojos.

-Bueno, en ese caso, quizás debería considerar la opción de asistir con alguien que comparta sus intereses y valores. ¿Qué le parece, señor Riddle? -añadió, dirigiendo la mirada hacia Tom con un brillo travieso en los ojos.

La sugerencia de Slughorn hizo que Leah y Tom se miraran brevemente, ambos conscientes del subtexto detrás de sus palabras. Aunque Leah intentó ocultar su incomodidad, Tom apenas pudo ocultar una leve sonrisa mientras respondía.

-Sería un honor acompañar a la señorita Linghood al baile -dijo Tom con su habitual elegancia, aunque había un brillo de complicidad en su mirada que no pasó desapercibido para Leah.

Durante la cena, Leah notó que Tom la observaba con una mirada intensa y calculadora. Aunque Horace Slughorn había hecho su sugerencia de manera amistosa, Leah no podía evitar sentir un peso adicional en la conversación, especialmente al darse cuenta de las verdaderas intenciones de Tom.

Mientras Horace dirigía la mirada hacia Tom, Leah pudo captar el brillo de complicidad en los ojos del chico. Sabía que él no estaba interesado en ir al baile simplemente como una muestra de cortesía; había algo más detrás de su oferta de ser su pareja. Tom estaba tratando de ganar su confianza, buscando una oportunidad para estar a solas con ella y descubrir el secreto que Leah guardaba celosamente.

A pesar de que Leah era consciente de las verdaderas intenciones de Tom, no podía evitar sentirse intrigada por la sugerencia. ¿Sería esta una oportunidad para revelarle la verdad sobre su inmortalidad? Sin embargo, también estaba cautelosa. No podía permitirse confiar demasiado en Tom; después de todo, era conocido por su astucia y manipulación.

Mientras Tom ofrecía ser su compañero de baile con su habitual elegancia, Leah sopesaba sus opciones. Por un lado, estaba la posibilidad de aprovechar la oportunidad para revelarle su secreto y ganarse su confianza. Por otro lado, estaba el riesgo de caer en las manos de Tom y exponerse a su peligrosa influencia.

Con una sonrisa educada pero cautelosa, Leah aceptó la oferta de Tom, consciente de que cada paso que daba hacia él era un paso más cerca de revelar su secreto más oscuro.

The secret of Tom Riddle.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora