6. Aprovechar cada minuto

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1 de septiembre, andén nueve y tres cuartos.

Faltaban treinta minutos para que partiera el expreso y Alice ya había metido todas sus cosas en uno de los primeros compartimentos. Todavía estaba vacío por lo que pudo sentarse junto a la ventana.

El año anterior había pasado la mayoría del trayecto durmiendo en el compartimento de los prefectos; pero aquel año, Alice se prometió no quedarse dormida. Era su último año en Hogwarts: su último viaje de ida en el Expreso de Hogwarts. Tenía que aprovechar cada momento.

Muy a su pesar, la directora McGonagall no la había nombrado delegada, aunque el curso pasado fuera una de las prefectas. Se lo tenía merecido, por meterse donde no la llamaban...

Escuchó risas en el pasillo y se extrañó. Era demasiado pronto para que los alumnos empezaran a subir al tren. Alice se atrevió a sacar un poco la cabeza por el compartimento. Vio a Alex, sonriendo y con las mejillas encendidas. Alice sacó uno de sus brazos y fue a hacerle un gesto para saludarlo, pero se reprimió.

Alex no estaba solo, tampoco estaba acompañado de Lucas o Will, sino de una chica. No era raro que Alex se enrollara con chicas; sin embargo, Alice se sorprendió al reconocer una larga melena rubia y unos enormes ojos azules que miraban al chico con avidez. Mina Miller abrazaba a Alex mientras el muchacho apoyaba su barbilla sobre su cabeza. Alice reconoció más tarde que el gesto era enternecedor, pero mientras los veía, tuvo que pestañear varias veces para comprobar que no estaba sufriendo alucinaciones.

Rápidamente volvió a meter su cabeza en el compartimento, que cerró con cuidado para que los tortolitos no la descubrieran. También echó las cortinas que cubrían el cristal de la puerta corredera y luego pegó su cabeza a esta mientras los dos muchachos se acercaban.

- ¿Seguro que no nos han visto? – preguntó Mina. Alice nunca había escuchado hablar a Mina de aquella forma tan... ¿tierna? Siempre que se había dirigido a ella lo había hecho empleando un tono de voz algo más neutral y mecánico.

- Sí, sí, seguro.

Risitas. Alice deseó poder ver a través de las cortinas y saber.... ¡claro que podía! Hacia algunos años, durante la clase de Encantamientos, había aprendido un hechizo con el que se podía ver a través de materiales no muy robustos. Lo bueno del hechizo es que las personas que estuvieran al otro lado no la verían a ella.

- Visibílium. – susurró mientras golpeaba con su varita la cortina.

Desde el punto en el que tocó la varita la cortina y muy lentamente, comenzó a extenderse un agujero por el que Alice pudo ver con nitidez a Alex y Mina.

En aquella ocasión, las manos de Alex rodeaban la fina cintura de Mina. Sus gigantescos ojos azules miraban los labios de Alex mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa.

- ¿Y qué pasa si nos ven juntos? – preguntó Mina con una pizca de reproche, aunque no se separó del chico ni un milímetro. – Lo que tenemos no es malo, podemos hacerlo público.

- No es el momento, Mina. – le respondió Alex acariciándole el largo pelo rubio. – Lo hemos hablado muchas veces, y precisamente quedamos en que esto no es oficial. Yo voy a empezar a instruirme como auror, y a ti todavía te queda un año más en Hogwarts.

¡Es verdad! Alice había olvidado por un momento que Alex ya había acabado sus estudios en el Colegio. De pronto sintió un poco de nostalgia. Aunque su casa en Hogwarts fuera Hufflepuff, Alice sentía una especial admiración por el equipo de quidditch de Gryffindor, y Alex era su buscador. Echaría de menos su fanfarronería con la escoba.

- Pero el verano que hemos pasado ha sido perfecto. Podemos intentar mantenerlo.

Alex dejó de acariciar el pelo de Mina y miró al suelo incómodamente mientras se mordía el labio.

Historias de Hogwarts II: el VolumenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora