12. Verde brilloso y marrón oscuro

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Historia de la Magia era la asignatura que más aburría a Adela.

El profesor Binns, un fantasma que llevaba en Hogwarts desde hacía una eternidad (quizás el siglo XVI o XVII, ¿quién sabe?) tenía una forma de dar clases y referirse a los alumnos un tanto confusa y complicada. La Historia de la Magia era larga y densa, y el profesor no hacía más que detenerse en las batallitas y decretos antiguos que ya no tenían ningún tipo de significado para Adela.

Más aburridas se volvían las clases si encima no tenía a nadie con quién distraerse. Durante los cursos pasados, Adela se había convertido en una experta en el arte de crear pajaritos o aviones de papel que caían con un aterrizaje perfecto en el escritorio de Zoe o de Melinda. Como el profesor Binns estaba siempre enfrascado en sus peroratas históricas, nunca parecía advertir los papelitos, por lo que la chica lo había adoptado como un hábito para pasar el rato durante la hora de Historia.

Distraídamente, Adela tomó un trozo de pergamino y le dio la forma de un pajarito. Con un golpe de varita, el ave cobró vida y se movió de un lado a otro por el escritorio. Adela sonrió, al no tener patitas, daba alegres botes por el pupitre. El pajarito de papel se detuvo y le picoteo la mano, esperando que le hiciera volar. Adela frunció el ceño, agitó de nuevo la varita y el pájaro volvió a quedar inanimado.

Suspiró con pesar. Luego, como había hecho durante las clases anteriores, miró con disimulo a Zoe y Melinda, que se habían sentado un par de pupitres más delante que Adela. Ambas chicas tenían su propio juego de papelitos voladores mientras reían por lo bajo.

"¿Qué estará haciendo Lucas?"

Se giró fingiendo necesitar a Will, y así poder espiar al capitán del equipo de quidditch. Estaba sentado en un pupitre que se encontraba dos sitios hacia atrás desde donde estaba Adela. Con la mirada perdida, apoyaba el codo sobre su mesa mientras descansaba la cabeza en su puño cerrado.

"Es tan guapo."

Lucas pareció advertir a Adela, se incorporó y la miró con el ceño fruncido.

- Dame otro pergamino. – pidió a Will, que se sentaba en el escritorio que se encontraba entre Lucas y Adela. – Por favor.

- Pero si tienes un montón. – dijo Will señalando los pergaminos que Adela tenía. Estaban totalmente nuevos, no había escrito nada en ninguno de ellos.

La chica le lanzó una mirada furibunda y se volvió algo molesta. Esperaba que Lucas no la hubiera pillado.

El timbre sonó al cabo de unos minutos.

- ¡Por fin! – exclamó Will cuando Adela ya había recogido todas sus cosas para irse.

Por suerte, Historia de la Magia era la última asignatura del día y de la semana. Quizás el sábado y el domingo le trajeran algo mejor. Cruzó los dedos para que así fuera.

- ¿A ti que te pasa? – preguntó Will. Adela estaba muy gruñona últimamente. - ¿Todavía no has hecho las paces con Zoe y Melinda?

Estuvo a punto de contestarle con un "no te importa" o "métete en sus asuntos", sus humos no estaban para más; sin embargo, lo pensó mejor. No le convenía enemistarse también con Will. Si seguía por ese camino acabaría siendo la marginada de la Torre de Gryffindor.

- No, no he hablado con ellas. – contestó un poco seca mientras andaba con Will hacia la salida del aula. Apretó los puños para contenerse.

- ¿Y eso?

- William, estoy muy agobiada – dijo dándose la vuelta, plantándose delante del chico, que se había quedado muy quieto después de que le llamara por su nombre de pila. Will también llevaba el pelo más largo aquel año. No como Adela, ni mucho menos, pero lo suficiente como para que el pelo rubio se le rizara un poco más. Como siempre, los ojos verdes le brillaban. – No sé qué hacer, de verdad.

Historias de Hogwarts II: el VolumenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora