21. "Se acabó"

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- ¿Cuál es tu nombre?

Megan chitó ante el descaro de Adela. Si no se sentaba y cerraba la boca en seguida, pronto comenzaría a sospechar.

Ya sabía que era idiota, pero no se imaginaba que lo fuera hasta ese punto. La chica de Gryffindor había tardado una eternidad en descubrir que la persona que sustituiría a Blake era la que ni más ni menos lo había acusado de ser un asesino y un loco: Fabianne Aglier.

- ¿Te estoy preguntando que cual es tu nombre? – volvió a preguntarle.

Por suerte, Sam tiró bruscamente de Adela que acabó dejándose caer en la banca, tratando de recuperar la compostura.

- Adela Long. – dijo en un extraño tono de voz.

La nueva profesora se levantó y se acercó a la banca de Adela y Sam. Todos los miembros de la Décima volvieron la mirada hacia ella.

Sus ropas eran negras, curiosamente el mismo color con el que solía vestir Blake, solo que las prendas que ella llevaban eran más pesadas, sobre todo por la capa. Las botas con correas plateadas hicieron ruido cuando esta caminó. Megan tuvo que reconocer que era bastante atractiva, quizás fuera por sus ojos dispares, o por el llamativo color de su pelo, rojo chillón.

- Adela... - dijo inclinándose un poco hacia ella. - ¿Qué te esperabas? ¿Qué Blake volvería? – suspiró, el resto de alumnos la miraban con el rostro neutro. – Os voy a explicar algo. – añadió volviendo a su lugar, al subir al estrado, el colgante de su cuello brilló. – Aunque debo reconocer que la directora me ha decepcionado bastante al no habéroslo contado ella misma. Vuestro antiguo profesor está desaparecido. – se hizo un silencio. Sonrió al descubrir que ninguno de sus alumnos se sorprendía. – Ya veo que os lo imaginabais.

- Desapareció durante el Baile del Aniversario. – se atrevió a decir Mina. Este hecho sí que sorprendió a la clase. – Ni siquiera vino al examen. Por eso lo supusimos.

- Bien, Lina.

- Es Mina...

- Está claro que ya habéis deducido que está desaparecido, pero... ¿sabeís por qué?

Alice estaba tan nerviosa que tiró sin querer un rollo de pergaminos. Sentada junto a ella, Megan pudo ver cómo le temblaban las manos mientras los recogía. Casi había olvidado lo alterada que la ponía todo aquel asunto.

En aquella misma banca de tres, también se encontraba Danny, que se agachó a la misma vez que Alice para ayudarla a recoger los pergaminos. A diferencia de ella, el muchacho parecía estar muy tranquilo.

"No tiene por qué estar nervioso" – se dijo Megan. "Él no sabe nada."

Sus ojos se encontraron brevemente una vez que los rollos estuvieron de nuevo en posesión de Alice. Megan notó una mirada fría, seria, como la que solía mostrar antes de que se hubieran besado. Aquello sí le preocupó.

- Vuestro antiguo profesor de Alquimia está loco. – dijo Aglier repentinamente y con toda la naturalidad del mundo. – Tiene un trastorno demente y el que ande por ahí solo... definitivamente no puede ser bueno.

- ¡Mentira! – Adela volvió a ponerse en pie. Megan la miró con horror, sin embargo, Aglier solo volvió a sonreír.

- ¿Mentira? ¿Acaso tú sabes dónde está? – se hizo un silencio incómodo. Adela no tuvo más remedio que negar con la cabeza. – Eso es. – se puso en pie con parsimonia. - ¿No fuisteis testigos todos de cómo golpeó a vuestra profesora de Pociones? ¿De sus raras actuaciones? ¡Si incluso le dieron de baja para que se recuperara! Está claro que lo más correcto hubiera sido ingresarlo en San Mungo directamente.

Historias de Hogwarts II: el VolumenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora