Noviembre había llegado y con él, un ambiente que tenía muy agitado a los alumnos de la sala común de Slytherin. Al día siguiente, el equipo jugaba su primer partido de liga y los miembros de la casa tenían puestas todas sus expectativas en los nuevos jugadores, en especial en la buscadora. Jugaban contra Gryffindor, el mejor equipo de Hogwarts con diferencia.
- Lo harás bien. – le dijo Ian una vez consiguieron salir al pasillo.
- ¿Has visto como me miraban? Como la fastidie...
- No la vas a fastidiar. – le repitió el muchacho empleando un tono demasiado despreocupado. - ¿Te estás oyendo? ¿Desde cuándo te importa lo que te digan los demás?
- Desde que le vendiste a Plinton que yo era la buscadora que el equipo necesita y que en comparación contigo yo podría jugar en los mundiales. - Ian se encogió de hombros y sonrió. - ¿Cómo lo haces tan bien? Quiero decir... es como si tuvieras un don para convencer a la gente.
El muchacho volvió a repetir el gesto.
- Si no os dais más prisa vamos a llegar tarde a las nuevas clases de Alquimia. – dijo Sam, que caminaba unos pasos más delante de Ian y Megan. – No me quiero perder la cara de Adela cuando Aglier empiece a hablar.
Frente a las grandes puertas de roble que se encontraban al final de la Torre Principal, ya había muchas personas reunidas. A Megan no le gustó ver a Lucas Hagdelton, el capitán del equipo de Gryffindor, tan animado y alegre mientras comentaba jugadas de quidditch con Will. Por la expresión de su rostro, Megan dedujo que tenía muy claro que sería su equipo el que ganaría y no Slytherin.
- ¿Preparada para mañana, Bennet? – la voz molesta de Adela Long sonó detrás de Megan. Alice iba a su lado, sin embargo, ignorando el malicioso comentario de su amiga, le sonrió y saludó con la mano. Luego se unió al grupo que formaban Marshall y Mina. – No sé si sabrás que Gryffindor cuenta este año con otro Long entre sus jugadores y...
- No me hables. – le dijo Megan pasando por su lado sin mirarla.
Adela fue a decir algo más a Sam y a Ian, que se habían quedado mirándola de forma divertida, pero las puertas de roble se abrieron.
En realidad, fue como si entraran en un lugar totalmente diferente. Obviamente el despacho seguía siendo circular y enormemente grande, pero las bancas habían desaparecido. Además, el escudo de las cuatro casas de Hogwarts había desaparecido del centro del escritorio. Tampoco había baldas flotantes, ni siquiera estaba la pizarra. Aunque lo más inquietante era la luz: unas antorchas con luz verdosa y poco tenue habían sustituido a la gran lámpara que antaño había colgado del techo.
- Es como estar en las Mazmorras. – les susurró Sam cuando llegaron frente al escritorio.
La profesora Aglier se encontraba sentada tras él. En aquella ocasión miraba a sus alumnos con una curiosa sonrisa torcida. En frente de ella tenía una lista que no paraba de repasar.
- ¿Falta uno? Los impuntuales no entran en mi clase...
- Thomas Robbins se dio de baja antes de que finalizara el curso pasado. – dijo Danny inesperadamente. Megan no lo había visto entrar.
Aglier bufó mientras borraba con su varita el nombre del chico.
- Ya podía McGonagall haber actualizado la lista.... ¡De acuerdo! – exclamó súbitamente poniéndose en pie. – Quiero que las personas que nombre se acerquen a mi escritorio, ¿entendido? Tengo que explicarles una serie de cosas que... bueno, a al resto no os conciernen.
Los alumnos se miraron extrañados, pero acabaron asintiendo.
- ¿Y qué deben hacer los alumnos a los que no nombre? – preguntó Mina sin alzar la mano. Al parecer con Aglier no seguiría el mismo protocolo que con el resto de profesores. A la mujer de pelo rojo no le importó.
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Historias de Hogwarts II: el Volumen
FanfictionEl profesor Jake Blake de Alquimia ha desaparecido y Alice, Adela y Megan continúan investigando más acerca del Proyecto Décima y la mujer de pelo rojo, que ahora sabemos que se llama Fabianne Aglier. La Décima se unirá como nunca antes lo había he...