El hogar de los Robbins se encontraba en un gran edificio muy cercano a la Catedral de San Pablo. Era un buen sitio, a pesar de que no vivieran en una gran mansión, o en una bonita casa victoriana a las afueras de Londres. Su ubicación era perfecta. Además, la hija mayor de la familia vivía también en aquel mismo edificio.
Aunque Jennifer Robbins podía acceder al Ministerio directamente desde su despacho personal, a veces utilizaba la entrada común. A Jenn le gustaba camuflarse entre el resto de trabajadores para estar al día de los temas que más preocupaban a sus funcionarios.
- Ese auror desaparecido está levantando un gran revuelo en el Departamento de Defensa. – oyó decir a una bruja menuda mientras caminaban de vuelta a casa. – Hace mucho tiempo que no veo al señor Bennet, pero apuesto mi varita a que está desesperado.
- ¿Y qué me dices del misterioso asunto que se llevan con los del Departamento de Naturaleza y Alquimia? – preguntó su compañera. - Se piensan que no nos damos cuenta, pero está claro que guarda una relación con lo del auror desaparecido.
- Bueno, bueno. Lo mejor será dejar los asuntos del trabajo en el trabajo – dijo la bruja menuda al tiempo que llegaban frente a una larga hilera de cabinas telefónicas rojas. - ¡Qué pases buenas fiestas! ¡Feliz Navidad! – le deseó a su compañera. Luego se metió en una de las cabinas y salió disparada hacía arriba.
Jenn también se metió en el cubículo y en seguida se encontró en el exterior. La cabina roja que había cogido le dejó justo en frente de la Catedral de San Pablo. Una vez puesto los guantes y colocado hacia arriba el cuello su abrigo, salió al exterior. El frío le rozó la cara, y Jenn volvió a pegar un tirón del cuello de su abrigo. Aunque fuera muy friolera, tenía que reconocer que aquel invierno se estaba comportando con la temperatura. Tampoco había demasiados indicios que indicaran nieve inminente.
Caminó hacia la derecha en línea recta, y en el segundo cruce torció de nuevo a la derecha. No tuvo que seguir andando pues bajo unos soportales se encontraba la puerta al edificio donde vivían ella y sus padres. Chitó al descubrir que había olvidado las llaves.
Jenn sabía que los muggles usaban botones que avisaban al que se encontraba dentro cuando no tenían llaves. Pero para una bruja capacitada como ella, aquellos trucos muggles no eran necesarios. Se quitó uno de sus guantes y con la punta de su dedo índice tocó la cerradura. La puerta se abrió en seguida.
- ¡Feliz Navidad! – le dijo un vecino que acababa de salir del ascensor cargado de paquetes. Jenn le dedicó una sonrisa amistosa y rápidamente cruzó la puerta del ascensor que su vecino, tan amablemente, le había estado sujetando.
Cuando llegó a la séptima y última planta del edificio, todavía dentro del ascensor, sacó su varita. Poniéndose de puntillas (Jenn tenía una figura muy recortada), logró darle tres toquecitos al techo. Se pegó a la pared metálica del ascensor y esperó mientras un agujero se abría encima de su cabeza. Unas escaleras del mismo color metálico aparecieron. Jenn no se sorprendió y siguiendo su rutina, las subió sin dudarlo. Una vez arriba, el agujero se cerró tan rápido que hizo que Jenn trastabillara.
"Seguramente otro vecino ha llamado al ascensor" – pensó.
Para los muggles, la séptima planta era la última de aquel edificio. No se imaginaban que había una planta más grande y habitada para los magos sobre sus cabezas.
En la octava planta, sólo había dos puertas. Ambas tenían una placa donde aparecía el apellido "Robbins." Jenn caminó hacia la segunda puerta y llamó dos veces a la puerta. No tuvo que esperar mucho tiempo para que le abrieran.
- ¡Jennifer! – exclamó su madre con una sonrisa mientras juntaba sus manos. Tenía el mismo rostro redondo y los mismo ojos azules y pequeños de su hija. - ¡Pasa! Ya está casi todo preparado ¡Thomas! – volvió a exclamar, esta vez torciendo el cuello hacia la izquierda. - ¡Tu hija ha llegado!
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Historias de Hogwarts II: el Volumen
FanficEl profesor Jake Blake de Alquimia ha desaparecido y Alice, Adela y Megan continúan investigando más acerca del Proyecto Décima y la mujer de pelo rojo, que ahora sabemos que se llama Fabianne Aglier. La Décima se unirá como nunca antes lo había he...