Danny Turner y Tim Robbins fueron de los primeros en abandonar el aula de Encantamiento una vez hubo finalizado la clase.
La casa de Ravenclaw había recibido sus primeros 10 puntos después de que Danny hiciera una excelente demostración del encantamiento agrandador: engorgio. Tan buena, que el mismo libro de encantamientos -objeto contra el que había que utilizar el hechizo- había crecido hasta romper el pupitre. El profesor de Encantamientos había fruncido el ceño ante el estropicio, pero en seguida se le pasó y le regaló puntos a Ravenclaw.
Danny había mirado a Tim de reojo y para su alivio el muchacho le sonrió tímidamente, e incluso aplaudió con el resto de sus compañeros. Lo normal es que Tim hubiera agachado la cabeza o lo mirara con envidia ¿habría empezado a superar sus inseguridades? Danny esperaba que así fuera.
Tim le intentaba seguir a duras penas mientras Danny bajaba las escaleras.
- ¿A dónde vas con tantas prisas? – le preguntó entre jadeos cuando lo alcanzó, ya en la planta baja.
Danny le mostró una sonrisa muy diferente a la que Tim estaba acostumbrada a ver. No era una sonrisa por educación, para encandilar a sus profesores o al resto de chicas, tampoco era maliciosa; parecía estar muy feliz por algo. Pensó en el éxito en clase de Encantamientos, pero no podía ser por eso, Danny hacía cosas como aquella muy a menudo.
- Megan Bennet me espera en el vestíbulo.
- ¡Vaya! – sin saber muy bien por qué, Tim se acordó de Keylie. - ¿Tenéis algo ya?
- Más o menos. – respondió sin perder la sonrisa. – No estoy muy seguro, pero tengo la intención de...
De pronto se detuvo en seco. Como si un rayo hubiera caído delante suya, la sonrisa se le desdibujó totalmente del rostro mientras se tocaba el pecho. Se volvió y pateó el suelo con rabia.
- ¿Qué te pasa? ¿Se te ha olvidado algo en el aula? Si quieres puedo ir yo a recogerlo mientras tú vas con...
- No. – le contestó secamente. Comenzó a dar vueltas por el pasillo, esquivando a los alumnos que salían de las aulas, yendo y viniendo. Tim nunca lo había visto tan inquieto, Danny era siempre muy sereno – De acuerdo, de acuerdo... – decía mientras se tocaba el pecho. - ¡Mierda! - exclamó de pronto, se volvió hacia su amigo, que le miraba atónito. – Tim, tengo que irme.
- Pero Megan... - dijo señalando hacia el vestíbulo.
Danny chasqueó la lengua.
- ¡Ya lo sé! Pero justo ahora no puedo, y no sé cuánto tardaré...
- ¿Tardarás en qué? ¿Qué es lo que tienes que hacer? Seguro que puede esperar.
- No puede... ¡Mierda! – repitió. Lo cogió por los hombros. – Díselo tú, dile que me ha surgido algo y no he podido ir por eso.
- ¿Qué? No entiendo nada, ¿qué tienes que hacer?
- Hazlo por mí, Tim. – le dijo Danny con nerviosismo. – Por favor, confía en mí.
Tim tragó saliva. Los ojos azules de Danny estaban muy abiertos y le miraban con urgencia. No le quedó otra que asentir con la cabeza. Le apretó los hombros en señal de agradecimiento, y casi corriendo comenzó de nuevo a subir las escaleras.
***
Megan se sentó en las escaleras del vestíbulo. Se había dado cuenta de que, si uno seguía de pie estando muy nerviosa, los resultados no serían nada positivos. Una vez sentada, comenzó a mover una de las piernas con inquietud. Los repiqueteos de sus golpes sonaban por todo el vestíbulo, el cual poco a poco se había ido quedado vacío.
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Historias de Hogwarts II: el Volumen
FanfictionEl profesor Jake Blake de Alquimia ha desaparecido y Alice, Adela y Megan continúan investigando más acerca del Proyecto Décima y la mujer de pelo rojo, que ahora sabemos que se llama Fabianne Aglier. La Décima se unirá como nunca antes lo había he...