Historias de Hogwarts II: el Volumen

8. Días antes del 1 de septiembre...

Vick Quaid era un auror fornido y curtido. Siempre llevaba el cabello castaño muy bien recortado, y aunque sus músculos a veces impresionaban, también destacaba por su baja estatura. Su poca talla se acentuaba aún más junto a la figura de la mujer alta y esbelta a la que escoltaba.

Robert Bennet la conocía bien, aunque no tanto como su hermana, a la que se parecía extraordinariamente. Eran iguales: piel clara, altas y delgadas, sin olvidar el color de sus inusuales ojos, uno celeste claro y otro verde oscuro. Lo único que la diferenciaba de su hermana era el pelo, que llevaba de un rojo eléctrico que destacaba por encima de una ancha capa negra.

A pesar de que había estado tratando de planear una serie de preguntas antes de que pasaran, Bennet no supo cómo reaccionar. No podía esperarse que el supuesto miembro de la Resistencia fuera Fabianne Aglier.

- Buenas noches. – dijo Aglier sentándose con descaro en la silla que había frente al escritorio aturrullado de bártulos.

Bennet levantó una ceja, molesto. Quaid fue a levantarla, pero su jefe lo paró con un movimiento de mano.

- Buenas noches. – le imitó Bennet, sentándose en su despacho. Alzó su varita y lentamente fue colocando la montaña de documentos en una mesa auxiliar que había junto a la puerta. Así se verían mejor las caras. – Hacia mucho tiempo que no sabíamos nada de usted, Aglier. Nada desde...

- Lo sé, lo sé. – le interrumpió ella. A Bennet tampoco le gustaba que le interrumpieran. – Yo misma me encargué de que nadie supiera nada de mí durante todo ese tiempo. Soy muy buena bruja ¿sabe? En Hogwarts sacaba excelentes notas. De hecho, mi sueño era llegar a ser una gran aurora ¿Se lo imagina? ¡Hubiéramos trabajado juntos!

Le sorprendía su alegría y soltura. Definitivamente no tenía nada que ver con su hermana, más tímida y prudente.

- Hablando de Hogwarts. – Bennet era consciente de que si Fabianne estaba viva y activa, las supuestas sospechas de la Primer Ministro y Blake podrían ser ciertas. - ¿Cuándo fue la última vez que estuvo allí?

Fabianne comenzó a juguetear con una especie de amuleto que le colgaba del cuello.

- Hace bastante tiempo. En realidad, creo que no lo visito desde que abandoné los estudios. – comentó sin darle la menor importancia a las miradas que intercambiaron Bennet y Quaid. - ¿Lo dice por algo en concreto?

- ¿Se acuerda del auror Jake Blake?

Fabianne dejó de toquetear su colgante y miró a Bennet muy seriamente.

- Como no me voy a acordar de ese. – apretó los ojos y miró hacia la pared. – Ojalá no lo hubiera conocido.

Bennet volvió a mirar a Quaid, que parecía estar igual de perdido que él ¿Estaba fingiendo Fabianne Aglier? ¿O realmente se había compungido tras la mención de Blake?

- El auror Blake asegura que usted ha estado dándose paseos por Hogwarts. Más concretamente por el Bosque Prohibido.

Fabianne abrió mucho los ojos, luego, repentinamente, comenzó a reírse con tal intensidad que Bennet temió que alguien del Ministerio pudiera oírla.

- Ese hombre está totalmente loco. – dijo secándose las lágrimas de risa. - En realidad no sé por qué me sorprendo.

Bennet se atusó la barba oscura y escrutó a la señorita Aglier ¿Por qué estaba allí? ¿Qué quería? Debía de ser prudente y cuidadoso con sus preguntas para poder contrastar si lo que Aglier decía era verdad.

Como si le leyera la mente, Fabianne habló.

- Es por él por lo que estoy aquí. – dijo resueltamente y acercándose un poco más a Bennet con su silla. – Estoy cansada de que ese loco diga mentiras sobre mí. – Hizo una pausa. – No quiero que se me juzgue antes de que yo pueda contar mi versión de los hechos, y sé que si me presento directamente ante la Primer Ministro se me encarcelará inmediatamente por mis antecedentes. Por eso quiero hablar antes con usted. – le miró fijamente con sus ojos dispares. – Sé que lleva más tiempo en el Ministerio que nadie y que conoce mejor a la Resistencia que Robbins o cualquier otro. También sé que es de los pocos que cree que ya no queda nada de la Resistencia y yo he venido para confirmar que es cierto: la Resistencia ha muerto. Murió hace siete años en el Incidente G.