Capítulo 27 (2): Caballero de brillante armadura.

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Un momento Peter se hallaba allí y al otro yo estaba despertando con las babas pegadas a mi mejilla. Por un momento me sentí completamente perdida en mi entorno, la noche pasó sobre mí como un tren extremadamente veloz; me dejó molida sin siquiera verlo venir.

Limpié mi mejilla mientras intentaba recuperarme de las luces del sol que ahora llenaban el lugar.

El reloj de pulsera decía que apenas darían las seis de la mañana.

Mi lugar de trabajo era un desastre, yo siquiera recordaba haber revolcado el lugar de tal manera.

Rasqué mi cabeza mientras arrugaba mi nariz y me quejaba.

¿Que rayos había sucedido?

No recuerdo haberme quedado dormida; pero era obvio que sucedió en algún momento.

Mis sentidos se despertaron de manera abrupta al sentir un cambio de energía en el aire. Creo que ya había alguien más en el edificio, a pesar de lo temprano que era.

Y se acercaba.

Vi como la puerta se abrió lentamente, por inercia, luego vi ese peinado de príncipe de Disney World asomarse, siempre tan perfectamente arreglado. Taze se asomó, miró el lugar hasta que dio conmigo aun inclinada con pereza sobre el escritorio con mis manos en mis mejillas y mis codos abiertos.

Él inhaló y sonrió de soslayo con disimulo, pero yo lo notaba, yo podía ver toda su energía llenar el lugar. Desde que mis poderes regresaron, yo no me había cruzado con él, debo decir que me dejó anonadada sentirlo de tal manera.

Taze Dunham, el príncipe empresarial de Alemania era realmente un caballero de armadura brillante dispuesto a salvar a cualquiera damisela en peligro que se lo mereciera. Él era puro, sobrio, dulce y encantador; aunque tenía su carácter, pero es digno de todo ser humano, siempre tenemos limites, él también los tenía.

Aquella mañana descubrí que yo era para Taze mas que una simple chiquilla cualquiera con la que tuvo que toparse, para él yo era como una sobrina apreciada y el verme de aquella manera, somnolienta, cansada y con una tonelada de trabajo encima, le resultaba tierno y algo melancólico. No merecía para nada lo que Chiara le había hecho.

Ni como yo lo había tratado durante todos los años anteriores.

― ¿Pasaste la noche aquí? ―preguntó, ojeando un poco mejor el lugar, pude leer sus pensamientos y saber que rememoraba aquel entonces cuando el lugar era propiedad de mi madre.

―En Bestemming se trabaja de noche, pensé que empezaría a trabajar allí, para mi sorpresa, fui redirigida a este lugar; pero le prometí a papá que empezaría este mismo Lunes, así que aquí estoy.

―Stil no tiene turno nocturno.―Él metió sus manos a las bolsas de su pantalón y sonrió, tan encantadoramente como solo él podía hacerlo.

Donde Peter era pura arrogancia y oscuridad, Taze era dulzura y luz. La perra de Susan había tenido suerte.

―Ahora lo sé.―Me eché el cabello hacia atrás, se estaba pegando a mis babas, no era nada elegante―. Trabajaré todo el día, luego me iré a casa a dormir y despertaré mañana para otro día de trabajo, como las personas normales ―bromeé.

―O puedes irte a casa ahora mismo y regresar mañana, necesitas descansar si quieres tener la inspiración fresca,―sugirió, con un aire paternal encantador.

¡Dios! ¡Él era el príncipe!

Cerré los ojos y di un masaje a mis cienes, me sentía perturbada, la energía de Taze brillaba demasiado, estaba encandilándome, y yo estaba tan acostumbrada a odiarlo que su pureza de alma me agitaba.

―Yo creo que si, haré justo eso.―Lo señalé, ahora necesitaba escapar de él.

―Un gusto verte Hënë, me alegra que trabajes con nosotros; te veré mañana, entonces ―concluyó, despidiéndose, en cuanto se volteó, lo detuve.

―Taze .―llamé, él miró sobre su hombro, volteándose solo ligeramente― ¿Estás bien? Ya sabes, con todo lo de Chiara.

―Estoy bien ―respondió, no se veía muy convencido al decirlo, y la verdad era que él no estaba tan bien; no necesitaba que él me lo dijera, podía ver como su energía decaía y se entristecía con el tema.

Él amaba a Josh y Chiara como si fueran sus propios hijos.

Su corazón estaba destrozado por la blasfemia de Chiara hacia él, y Taze se hallaba, a pesar de todo, muy preocupado por ella y su destino.

―Aun queda mucho por pasar, intento no pensar en ello o moriría de ansiedad y desesperación; pero no consigo distraerme del todo. El trabajo ayuda, pero no lo cambia nada ―exhaló―. Por cierto, gracias por lo que hiciste; se muy bien que no soy de tu agrado, valoro mucho que no te dejaras llevar por ello y decidieras ayudarme de todas maneras.

―No lo hice por ti, lo hice por toda la familia. Lo que les pase a ustedes les afecta a todos, y una mentira así no merece ser apoyada. No podía cubrir algo de tal magnitud, era injusto.

―Gracias, no importa la razón, solo gracias.―Él de nuevo sonrió, y así dejó la habitación, cerrando la puerta tras él.

Yo pude volver a respirar entonces; no había notado que estaba conteniendo el aire en mis pulmones.

Exhalé, la próxima vez que estuviera en la misma habitación de Taze me aseguraría de llevar gafas oscuras.

― ¿Y ahora que hago? ―pregunté el voz alta para mi misma.

Debía tomar una decisión, ver que haría con el resto de mi día. Si bien había pasado la mitad de la noche en vela, al parecer había dormido muy bien la otra mitad, y no estaba cansada físicamente, aunque mi mente no decía lo mismo.

Estaba embotada.

Chasqueé mi lengua mientras pensaba en las posibilidades.

Ángeles y Evie estaban en la universidad, Josh en la secundaria, Mamá y papá trabajarían o dormirían hasta entrada la tarde.

Los chicos estarían trabajando o en algún lugar haciendo quien sabe qué.

Peter seguramente me acosaría a dónde yo fuera.

Jinx siempre estaría dispuesto a pasar su día conmigo.

Así que tenía dos opciones, buscar que hacer por mi propia cuenta a sabiendas de que una sombra se hallaba tras de mí.

O ir y secuestrar a mi novio de su trabajo en el bar; una oferta para nada desagradable.

El único problema es que con él solo encontraría enigmas que se acumularían con las decenas de otros enigmas que ya se apilaban en mi mente. Y yo necesitaba liberar espacio en mi cabeza, no llenarlo. Una fuente cero de inspiración.

Quizá simplemente podía quedarme allí y continuar babeando mis bocetos llenos de garabatos inútiles.

Miré las hojas sobre las que había dormido, tan vacías y ridículas, burlándose de mí.

―No, definitivamente ustedes y yo necesitamos nuestro espacio,―de nuevo, hablé sola, esta vez, dirigiéndome a los rayones de colores embadurnados con mis mocos de sueño.

Salté de mi silla y me dejé llevar por la que parecía ser la única opción.

Apilar preguntas sobre un presunto pasado que no recordaba. 

Tormenta de antaño ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora