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CAPÍTULO
TRES

El sol aún no salía.

La niebla era densa y el aire gélido. Las ventanas estaban empañadas y los pajarillos entonaban hermosas melodías. No se escuchaba nada más que el cantar de las aves y las puertas de uno que otro negocio abrirse.

En alguna habitación de la torre principal, la hija del Cuarto Hokage dormía profundamente, abrigada por tres mantas. La Konoha del pasado era fría por las noches. La industrialización había arruinado el hermoso clima de la aldea en el futuro.

Sin su familia, cada noche era una tortura. Con esfuerzo lograba dormir unas horas. Normalmente sus noches se basaban en cenar con su familia, discutir con su hermano, escuchar música, volver a discutir con su hermano, leer algo... y discutir con su hermano, una vez más. Muchas veces deseó ser hija única. Pero, ahora que no sabía si su mellizo estaba a salvo, echaba menos hasta a sus olorosos gases. Prefería consolarse a sí misma pensando que Naruto se encontraba disfrutando de los grandes beneficios de ser hijo único.

  ❀ ❀ ❀

— ¡Mierda! —la viajera en el tiempo maldijo para sí misma—. ¿Por qué debo cuidar de mi abuela? —refunfuñó y dio un suspiro exasperado, intentando con mucho esfuerzo mantener la calma—. Esto es ridículo. ¿Realmente confía en mí? No lo entiendo, de veras. ¿Es que está jugando conmigo?

— Nami-san —dijo el portador del Sharingan, con su acostumbrado y encantador tono de voz—. El Segundo te confió algo, o mejor dicho: alguien, muy preciado para él. Así que, yo dudo que esté jugando contigo.

— Siendo así, ¿por qué confiar en mí?

— No lo sé. Pero, nunca lo he visto haciendo algo al azar. Tobirama-sama es una persona supremamente analítica y me atrevo a decir que, hasta cierto punto calculadora.

— Eso que dices me parece algo irracional. No, irracional no. ¡Algo estúpido! ¿Hablas en serio? ¿Una persona analítica? Yo debería estar buscando la maldita cueva en donde encontré el jodido pergamino junto a mi hermano, no cuidando a una niña... ¡Que es mi abuela! No sé si mi hermano estará bien. No sé qué será de mi familia y él pretende que yo cuide de su nieta.

— Sobrina nieta.

— ¡Lo que sea! Con esto puedo alterar el rumbo de las cosas. ¿Es que él no ha pensado en eso?

— Eres tan volátil.

— Y tú tan pasivo —y sin decir más, Phoenix se puso de pie.

— ¿A dónde vas?

La rubia formó unos sellos.

— ¡Kage Bunshin no jutsu! —de inmediato aparecieron dos clones de la chica.

— ¡La tecnica desarrollada por el Segundo! —vociferó el Uchiha, sin ocultar su asombro—. Es... una técnica de alto grado. Impresionante.

— Necesito refuerzos si quiero mantener a una niña hiperactiva a salvo —dijo la original. 

  ❀ ❀ ❀

— ¿Tsunade? —la rubia bajaba de forma apresurada la empinada colina, repleta de arbustos y arboles.
Su abuela en versión infantil era casi tan hiperactiva como su mellizo. O mejor dicho: era exactamente igual a Naruto cuando era un niño pequeño y fastidioso.

tempus . tobirama senjuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora