ESCENA EXTRA [1]

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ESCENA
EXTRA

Sus hambrientos labios saciaron su sed, sus pulmones exigían oxígeno y, aunque el ambiente gélido no ayudaba para nada en la recuperación de todo el aire perdido, ellos no querían separarse.

Solo por ese momento, deseaban olvidarse del resto del mundo; de que ella era del futuro y que, su amor naciente podía fácilmente transformarse en destrucción. En un doloroso desastre.

Querían fingir que el tiempo no existía, que ese pequeño infinito que sus sentimientos y anhelos más ocultos habían formado era irrompible aunque al salir de allí, tuvieran que volver a la realidad. Esa asquerosa realidad en la que, Sora existía y la rubia era simplemente una viajera en el tiempo.

Tobirama se preguntaba por qué las cosas debían ser de esa forma tan complicada; por primera vez en su vida se sentía lleno de un algo que no sabía con exactitud qué era pero le gustaba, aunque fuera descabellado y prohibido. Algún día ella tenía que desaparecer y la sola idea le dolía.

Aún así, pese a todas las dudas...

— Justo en éste momento no me importa nada más que no tenga que ver contigo y conmi... —antes de que el Senju pudiera culminar la frase, fue interrumpido por la rubia frente a él.

Y no, no exactamente con una ronda de besos o un cálido abrazo.

Ella le dio una bofetada.

Una gran bofetada en la que parecía haber acumulado toda su fuerza.

—  ¿¡Y eso por qué!? —espetó Tobirama claramente confundido y sin dejar de frotar su adolorida mejilla. ¿Cómo era que una mano tan suavecita y pequeña podía golpear tan jodidamente fuerte?

— En primer lugar, por ocultarme la verdad —comenzó ella con firmeza—. En segundo lugar, por besarme el otro día sin mí permiso y en tercer lugar, ¡por secuestrarme trayéndome a quién sabe dónde!

— Debe ser una broma... —musitó él, con un tic en su ojo.

Era una broma, ¿verdad? Porque definitivamente debía serlo.

— ¿Y sabes otra cosa? —ella estaba dispuesta a continuar con una larga lista de quejas y reclamos—. El hech... —pero, él no le permitió continuar.

— A la mierda —con un rostro serio y su ceño bien fruncido, se lanzó contra ella y tomándole de las muñecas para evitar otra de esas demoniacas bofetadas, poseyó sus labios una vez más, solo que ésta vez dejando su lado amable muy lejos. Tenía que vengarse y robándole un par de jadeos estaría conforme.

Para su buena suerte, no solo fueron un par de jadeos.

tempus . tobirama senjuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora