Capítulo 29 | ¿Declaraciones?

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Nos paramos frente a la puerta, me sentía nerviosa, hacía demasiado que no iba a una fiesta.
Rebeca abrió la puerta, y finalmente entramos, todo estaba lleno de ruido, alcohol, música a todo volumen y personas bailando, el chico que nos invitó se nos acercó y nos dio la "Bienvenida" Rebeca se encontraba emocionada, y yo me seguía sintiendo nerviosa.

—Vamos, es una fiesta Annie, hay que divertirnos —Dijo llevándome hacia el centro de la pista para bailar.

—Yo no sé bailar, Rebeca —Susurré, tratando de imitar los movimientos de las otras chicas—. Mirame, me veo ridícula

—Claro que no, Annie —Dijo riendo fuertemente— No seas aguafiestas.

Sentí la mirada de alguien detrás de mi, volteé de reojo, sin embargo, no vi a nadie viéndome.

—¿Rebeca? —Dije al voltear nuevamente hacia el frente, la había perdido de vista hasta que la vi bailando con un chico, quizá dos años mayor que nosotras.

Suspiré con desolación, ¿Que hacía yo en un lugar donde no conocía a nadie? Por un momento me sentí perdida, hasta que sentí la mano de alguien tocar mi hombro.

—¿Bryce? —Dije al darme cuenta que era él quien había llamado mi atención— ¿Que haces aquí?

—Me invitaron, Annie. Yo nunca falto en estas fiestas —Dijo riendo suavemente— Toma esto, hace falta que te diviertas por lo menos una noche —Dijo dándome un vaso de algo que solía desconocer.

Lo miré frunciendo el ceño, con desconfianza, sin embargo no quería parecer una paranoica.

—Yo no tomo, gracias —Dije con tranquilidad.

—¡Vamos Annie, diviertete! —Escuche decir de la voz de Rebeca.

—Sólo será esta vez —Dijo Bryce.

Agarré el vaso y finalmente lo tomé haciendo una mueca, Rebeca comenzó a reír fuertemente.
La noche pasó rápidamente, y comenzaba a sentirme mareada, comenzaba a cansarme de tanto bailar y la cabeza comenzaba a dolerme, oía voces hablando lejanamente, pero estando tan cerca. De repente, sentí caerme y no supe nada más.

ADRIAN:

El teléfono comenzó a sonar llamando mi atención y el de la chica que se encontraba conmigo.

—No contestes —Dijo ella sonriendo, besando mi cuello. Preferí no contestar el teléfono en ese momento, hasta que comenzó a sonar más veces.

—Lo lamento, quizá es algo importante —Le dije apartándome de ella, contestando— ¿Si?

—¿Adrián? —Oí decir desde la otra línea— ¿Eres amigo de Annie, cierto?

—Si, ¿Quién habla? —Cuestioné.

—Soy Rebeca, amiga de Annie, perdón por molestar, pero, ¿Podrías venir por ella? Es que se encuentra muy mal.

—Por supuesto, dame la dirección —Contesté con preocupación y finalmente colgué— Lo lamento, debo irme, es urgente —Le avisé a la chica que se encontraba sobre mi cama.

—¿Hay algo más urgente que esto? —Cuestionó indignada

—Si —Respondí serio y salí de la habitación.

Cuando llegué, lo primero que vi fue a Bryce quien rió al verme

—¿Dónde está Annie? —Le pregunté.

—Amigo, debiste verla —Dijo riendo— Está ebria, no ha parado de decir estupideces.

—¿En dónde está? —Pregunté nuevamente con molestia.

—La tiene Rebeca, están en el sillón.

Me aproximé hacia ellas y finalmente la vi.

—¿Rebeca? —Cuestioné al ver a la chica que se encontraba junto a Annie, ésta asintió.

—Lo lamento, no quería que ella estuviera así —Dijo con preocupación.

—No te preocupes, yo me haré cargo —Contesté cargando a Annie, quien al parecer estaba inconsciente.

—¿Adrián? —Susurró mientras nos apartábamos de todos.

—Tranquila Annie, estarás bien —Dije subiéndola al carro.

Quité las sábanas de la cama y la recosté con delicadeza, debía admitir que se veía preciosa, y por alguna razón me encontraba nervioso, viéndola tan frágil y delicada, como una pequeña niña. Le dí un beso en la frente y me dispuse a irme.

—No te vayas —Oí decir— Quédate conmigo —Dijo tomando mi brazo, deteniéndome.

—¿Estás segura? —Cuestioné. Quizá por la mañana no recordaría esto y creería que me quise aprovechar del estado en el que se encontraba.

—Si, quedate —Dijo haciéndose hacia el otro lado de la cama.

La miré, con desconfianza, no sabía si era lo correcto. Por alguna razón, trataba de hacer las cosas bien con ella; por alguna razón, ella me intimidaba.
Me recosté sobre el lado vacío de la cama, no paraba de verla, no quería dejar de verla hasta que ella dijo algo que me sorprendió.

—Me gustas —Susurró aún dormida— Me gustas, Adrián.

Me quedé callado, no supe que decir ni como reaccionar, ella se volteó dándome la espalda y yo simplemente la rodee fuertemente con mi brazo.

No pude dormir en toda la noche, pensando en lo que ella me había dicho, y realmente no quería dormir, quería seguir oyendo su respiración, oliendo el aroma de su cabello y su cuello, quería seguir tocando su cintura mientras ella dormía, simplemente quería recordar cada detalle de ella porque me volvía completamente loco, y  quería observarla, viendo sus hombros levantarse cada que respiraba. Era la primera vez que "dormía" con ella y ni siquiera podía dormir estando ella a mi lado.

—También me gustas —Le susurré en el oído, sabiendo que ella no estaba consciente— Me gustas mucho, Annie. Me vuelves completamente loco.

De repente la vi sonreír, no sabía si me había escuchado o tan sólo estaba soñando.

—Ojalá pudieras saberlo —Dije dándole un beso en su hombro.

Por favor, no me olvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora