Capítulo 16

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Los días pasaban como estrellas fugaces. Estaba en mi pequeño cuarto leyendo el Diario de mi madre, cuando de repente oí un bullicio proveniente de la sala de estar.

Salí a pasos lentos de mi recámara, pude visualizar a la abuela hablando con una señora de cuarenta años, todos estaban ahí –Incluso Griselda–. Me acerqué paulatinamente tratando de no entrometerme, entonces la mirada de aquella mujer chocó con la mía, los abuelos voltearon a verme al instante.

—Annie, ven acá —dijo la abuela. Yo obedecí.

—¿Que sucede? —pregunté con preocupación. Todos se encontraban mudos.

—Annie, quiero presentarte a alguien —dijo mirando a la señora que se encontraba frente a ella, yo volteé a verla—. Ella es tu tía Alexandra, ha venido del extranjero.

La miré con detenimiento, parecía una mujer seria y con caracter fuerte. Su mirada era penetrante, y tenía buen porte.

Me acerqué a saludarla.

—Soy Annie. Mucho gusto —dije dándole la mano.

—¿Annie? —Me miró ella con el ceño fruncido—. ¿Eres hija de Rosaura?

—Si, soy yo.

Me miró con detenimiento el rostro.

—Eres idéntica a tu madre —espetó—. ¿En dónde se encuentra ella?

La miré sorprendida. ¿Acaso ella no sabía lo que había sucedido con mi madre? Los abuelos se miraron entre sí con preocupación, entonces decidí decirlo yo.

—Ehh... Ella falleció hace diez años.

La mujer abrió los ojos como platos quedándose absolutamente muda.

—¿Que dices? —Me miró incrédula—. ¿Mi hermana murió hace diez años y apenas me vengo enterando? —Asentí sin saber qué decir.

—Alexandra —intervino el abuelo—, tú nunca te comunicaste con nosotros. En cuanto te fuiste a Londres no supimos más de ti hasta ahora. No teníamos conexión alguna contigo.

—No puede ser —dijo ella mirándome con enojo—, no puede ser. ¡Ella no puede estar muerta! —gritó con angustia—. ¿En dónde se encuentra Alejandro?

—Mi padre no está aquí.

—¿Cómo que no está aquí? ¿Entonces en dónde está?

—Él es...

—Está muy lejos —Interrumpió la abuela—. Él abandonó a Annie cuando murió Rosaura.

Volteé a verla con sorpresa. Estaba mintiendo, ¿Por qué mentía? ¿Que estaba pasando?

—¿Qué? —dije asombrada por la mentira que acababa de decir.

—Si Annie, tú no lo recuerdas porque estabas muy pequeña, pero en cuento tu madre falleció, él se fue del país.

—¿De qué está hablando? —dije con el ceño fruncido.

La tía Alexandra nos miraba extrañada.

—Annie, por favor retírate —dijo el abuelo—. Tú también Griselda.

Los miré a los dos con enojo, lo que decían era mentira, mi padre nunca me abandonó en aquél momento. Sin más, salí junto a Griselda al patio.

—¿Por qué dijeron eso los abuelos? —Le dije a Griselda cuando estábamos fuera.

—No lo sé —dijo alzando los hombros.

—Me parece extraño.

—A mí igual. Yo no sabía que teníamos otra tía, pensé que tu madre había sido la única.

—Y yo creí que la tuya era mi única tía —dije sin darme cuenta del error que cometí. Cada vez que Griselda hablaba de su madre lloraba.

—¿Cómo será mi madre? ¿Me pareceré a ella, así como tú a la tuya?

—¿Nunca la has visto en alguna foto?

—Los abuelos no tienen fotos de ella. Lo único que sé es que se llama Mariana, y que me abandonó cuando yo era una bebé —La miré con tristeza—. A pesar de que lo haya hecho, yo quisiera conocerla.

—¿No sabes en dónde está?

—Mis abuelos dicen que en Europa, aunque yo no estaría muy segura —suspiró—. No sé porqué me habrá abandonado.

No sabía que decir en ese momento. Griselda se ponía mal cada que hablábamos sobre su madre.

Aquella plática duró más de dos horas, cuando por fin pude pasar, me dirigí a mi habitación a leer el diario de mi madre. Debía saber porqué mis abuelos le mentían a aquella mujer.

10/Diciembre/1996

Acabo de regresar del baby shower de Ariadne, ha sido realmente hermoso. Al regresar, mi madre me ha regañado, sólo por haber estado con Alejandro. Debo admitir que él es realmente espectacular, se ha portado demasiado bien conmigo, es muy caballeroso. Mañana iremos a cenar a un restaurante, sin embargo no tengo vestidos. Quizá deba pedirle uno a Alexandra o a Mariana, o haber a quién.

Tuya: Rosaura.

El día concluyó sin haber obtenido respuesta alguna.

Dos días más pasaron, en los que Griselda y yo íbamos a nadar al río, ahí conocimos a Dylan, quien estaba de vacaciones en el pueblo por asuntos familiares, se quedaría sólo por unos cuantos días.

Casi todos los días leía el Diario de mamá, de alguna forma, eso me hacía sentir cercana a ella.

12/Diciembre/1996

Diario, hoy saldré con Alejandro a donde ya te había dicho. Le he pedido un vestido a Alexandra, sin embargo esta me lo ha negado, no entiendo porqué tiene que comportarse así conmigo.  Creo que deberé pedir el vestido prestado a Mariana, seguro que ella si me lo prestará, ella siempre es más amable. Mis hermanas se comportan como rivales, tratando de ser siempre una mejor que la otra, yo, en cambio, siempre quedo en el medio.

Te escribiré luego, ¡hasta luego!

Cerré el libro dándome cuenta que desde aquél entonces ya se llevaban mal, incluso con mi tía Mariana. Sin duda, la tía Alexandra era de carácter fuerte.

Con los días me había dado cuenta que me trataba con un poco de descortesía, la cual no comprendía en ese entonces.

La poca paz que había en esa casa se fue esfumando con el paso de los días a causa de los desacuerdos que siempre habían. No quedaba nada más, mas que soportarlo hasta que pudiera salir de ahí.

Por favor, no me olvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora