Capítulo 32

285 24 0
                                    


Estaba sentada sobre el pupitre, pensando en aquél día. No sabía si debía estar feliz, o preocupada por lo que había pasado.

En los dos últimos días Adrián se comportaba diferente conmigo, más distante y tímido. No tenía idea de lo que estaba pasando.

—¿Y bien? —Interrumpió la voz de Rebeca, quien acababa de llegar—, ¿Que pasó?

La miré con una sonrisa en la cara, ésta también sonrió.

—Adrián está enamorado de mí —Dije incrédula.

—¡¿Que?! —Gritó ella sorprendida— ¡¿Cuando sucedió eso?!

—El Viernes —Contesté.

—¿Y... La conociste? —Preguntó en un tono bajo. Simplemente asentí— Vaya... ¿Y que pasó?

—Se casarán este sábado.

—¿Pero cómo pasó eso? ¡Él te acaba de confesar que está enamorado de ti! —Dijo con un tono de preocupación, yo tan solo levanté los hombros. De repente la voz de la maestra llamó la atención de las dos y sin más tuvimos que comenzar a copiar lo que estaba en la pizarra.

                          ***

Por fin las clases habían terminado. Me despedí de Rebeca como todos los días y me dirigí hacia fuera. Alguien jaló de mi brazo, lo que me asustó por un momento, hasta que vi que era Adrián.

—¿Que haces aquí? —Pregunté sorprendida.

—Quise pasar por ti —Dijo con una media sonrisa— Tengo que decirte algo.

—¿De qué trata?

—No quiero hablarlo aquí, será mejor que vayamos a algún parque.

La discreción de Adrián comenzaba a asustarme. Íbamos en su carro completamente callados. No sabía porqué ahora me daba pena hablar con él, cuando antes podíamos hablar de todo sin ningún problema, lo conocía desde los nueve años. ¿Por qué me sentía así de un momento a otro? Él tampoco hablaba conmigo, mucho menos volteaba a verme y eso era algo que me preocupaba.

—¿Te parece bien este lugar? —Dijo sin apartar la vista de en frente. Era la misma laguna a la que habíamos ido antes.

—Cualquier lugar es bueno estando contigo —Contesté sin apartar la mirada de la ventada del auto. Se quedó en completo silencio, quizá le había incomodado mi comentario. Por un momento me sentí como una tonta por haber dicho aquello, pero simplemente era verdad.

Los dos nos bajamos del auto y comenzamos a caminar al rededor de la laguna, sin decir nada. Esto comenzaba a inquietarme cada vez más.

—¿Y de que me querías hablar? —Dije para romper el silencio.

—Ven —Dijo tomando de mi mano para sentarnos en el pasto verde—. Annie, lo que tengo que decirte en realidad es algo delicado, y no sé cómo lo tomes. Estoy muy apenado de ello.

—Está bien —Interrumpí puesto que me estaba poniendo más nerviosa—, dime.

—Annie, días después de que te fuiste a tu pueblo yo terminé con Elisa —Comenzó a decir— La verdad, yo te extrañaba bastante, estar sin ti era como una tortura que tenía que vivir cada día. Sin embargo tiempo después de eso Lucía me convenció de que... Tú no sentías lo mismo por mí.

—¿Qué? —Interrumpí incrédula. No podía creer lo que estaba escuchando. Ella sabía perfectamente mis sentimientos por Adrian.

—Si, y eso no es todo —Susurró y luego se quedó en silencio por unos segundos— Yo estuve saliendo un tiempo con ella.

Por favor, no me olvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora