Capítulo 34

252 21 0
                                    

Corría por la vereda con las maletas en mano. No tenía idea de a dónde debía ir, no tenía idea de porqué corría, hasta que simplemente me detuve con la respiración agitada.

Lloré, grité y maldecí. Las personas me miraban con cierta extrañeza mientras pasaban por mi lado. Los ignoré, estaba devastada.

Me sentí sola, sin nadie a quien acudir, en un país extraño, con gente que no conocía. ¿Y ahora que haría? ¿Ese era simplemente el final de nuestra historia? La persona a quien había amado por mucho tiempo ahora estaba casado con alguien que no era yo.

Volteé atrás con la vista nublada y me dispuse a seguir caminando.

Mis pies me dirigieron a una puerta la cual conocía bastante bien. Sus ojos chocaron con los míos, entendiendo lo que estaba pasando. No necesitó preguntar, simplemente me abrazó fuertemente.

—Yo... Lamento no haber avisado. Todo fue muy repentino.

—No te preocupes, Annie. Para eso estamos las amigas.

—Él ahora está con alguien más, Rebeca —Dije con lágrimas en los ojos.

—Tranquila. A veces las cosas no suceden como las queríamos.

—Yo realmente estaba enamorada de él...

—Y él de ti. Pero así se dieron las cosas. Tarde o temprano llegará alguien a tu vida, y será bastante tarde para que él se de cuenta del error que cometió —Me miró compadecida y me dio un fuerte abrazo. Realmente necesitaba uno.

Me ayudó a meter las maletas a su pequeña casa. Nos sentamos en los sillones sin siquiera hablar.

—No sé que haré —Dije rompiendo el silencio que había entre nosotras—. No sé a dónde ir. No sé que será de mi vida.

—¿Regresarás a México? —Preguntó ella.

—Tengo que pensarlo muy bien. Esa es una de mis opciones.

—¿Cuál es la segunda?

—Quedarme —Dije mirándola a los ojos. Ella sonrió.

—Faltan sólo dos años para acabar la Universidad, Annie. No puedes simplemente dejarlo todo e irte.

—Lo sé. Estaba tan concentrada en encontrar a Adrián, que descuidé tanto mis estudios.

—Piensa que esta es una nueva oportunidad. Acaba tus estudios aquí, en España, tan sólo falta poco tiempo para acabar nuestra carrera.

—Tienes razón —Dije—, pero necesito pensarlo más.

—Si decides quedarte —Hizo una pausa—, sabes que puedes hacerlo aquí. Esta también es tu casa, Annie.

—Gracias Rebeca.

Durante ese tiempo estuve viviendo con Rebeca. Ella vivía sola, así que había el espacio suficiente para nosotras dos.

Asistía a la escuela con normalidad, trataba de superarme a mí misma. Durante las tardes comencé a trabajar en una cafetería para ayudar con los gastos en la casa.

Las semanas iban pasando a la velocidad de la luz. Tan pronto como me di cuenta, era un nuevo mes.

—Toma —Estiré la mano para darle un sobre con dinero a Rebeca—, esto servirá para pagar algunos gastos de la casa.

—Ya has ayudado bastante —Dijo con una sonrisa de lado—. No te preocupes, ocupa este dinero para ti.

—¿Estás segura? —Pregunté. Ella asintió—. Gracias.

Por favor, no me olvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora