Capítulo 59

220 17 13
                                    


Al llegar a casa lo primero que vi fue a Sebastián esperándome impaciente.

Estaba en su auto. Cuando vio que llegamos se aproximó a nosotros y nos ayudó a bajar las maletas.

Él y yo salimos al parque que había cerca de casa. No comprendía porqué había esperado por mí.

—Sé que fuiste a la boda de tu prima. —Rompió el silencio.

—Ah... Sí. De alguna forma pudo convencerme.

—No me dijiste que se casaría con aquél hombre, el que vino hace un año cuando conocí a tu padre. Arturo.

Lo miré con sorpresa. ¿Cómo sabía su nombre?

—¿Hay algún problema en eso? Es mi prima al fin y al cabo.

—¿No será que fuiste por él?

—¿De qué hablas? Claro que no. ¿Cómo fue que supiste su nombre?

—¿Acaso importa? —Se detuvo mirándome de frente. Su mirada parecía distinta. Lo desconocía—. Yo no sé que pasó con ustedes. Por más que te pregunto no decides en contarme.

—No tiene importancia. Sucedió hace tiempo.

—Si la tiene. La tiene para mí. Quiero saber porqué ese hombre causa que te pongas así, a la defensiva. ¿Crees que no me doy cuenta?

—¿Que dices? —hablé confusa enarcando una ceja.

—La forma en que lo viste aquél día... Cuando vino. Parecías ida. Y luego... corriste hacia él, me dejaste. No te importó que yo estuviera contigo —dijo molesto—. Pude ver que él te importaba más que yo.

—Sebastian, eso pasó hace un año. Te confieso que cuando lo vi me dolió, sí, no pensé las cosas. Salí corriendo, fue inconsciente.

—¿Lo ves? Lo querías, si no tu cuerpo no habría reaccionado por sí solo. Aún lo quieres.

—Ya no. Ya no siento eso por él.

—Estás mintiendo Annie —rió—. Te vi. Hoy... te vi en la iglesia.

—¿Qué? —No entendía. ¿Como pudo verme?

—Te seguí. —Su confesión me hizo dar un paso hacia atrás. Me miró tímido, luego su mirada pasó a ser dura y fría—. Vi como lo viste, y como él te veía afuera de la iglesia.

—¡¿Me seguiste Sebastian?! —exclamé. ¿Cómo podía ser capaz de hacer aquello?

—Si Annie —admitió—. Te seguí. Lo vi. Te vi viéndolo con nostalgia.

—¿Por qué hiciste eso? —Por un momento sentí miedo.

—Porque sé que lo quieres. Sé que te dolió recibir esa invitación. Sé que te dolió verlo hoy junto a tu prima —confesó mirándome con tristeza. Parecía dolerle—. Sé que quisiste estar en el lugar de Griselda.

—Sebastian, no debiste hacer eso. ¿Que rayos te sucede? —Caminé evitando su mirada, la cuál parecía una espada clavándose en mi alma.

—Lo hice porque te amo —dijo tomándo de mi brazo. Nuevamente me obligó a mirarlo. Me miraba haciéndome sentir culpable—. ¿Crees que no duele saber que aún lo quieres?

—No sabía que te sentías así.

—Tú me haces sentir así. —Otra vez ese sentimiento de culpa—. Promete que no volverás con él.

—¿Qué? —Mi mirada transmitió incredulidad. ¿Realmente me estaba pidiendo eso?

—¿O acaso te preocupa más él que no te importa lastimarme? ¿Es eso? —dijo con frialdad—. Promete que no volverás a verlo.

—¿Es en serio? —pregunté confundida. Sebastián no parecía ser el de siempre—. Te estás comportando como un niño. Pensé que eras más seguro de ti —concluí alejándome de él, caminando otra vez a casa.

Escuché mi nombre por detrás. No volteé. Entré a mi casa, y antes de cerrar la puerta Sebastián opuso con su mano.

—Pensé que era más importante yo.

—¿Disculpa?

—Creí que lo prometerías. Al parecer él te importa más. —Rodee los ojos con impaciencia. ¿Que le sucedía?

—Regresa cuando reflexiones que lo que me pides está mal —finalicé dando un portazo.

Ese comportamiento en Sebastian lo desconocía, parecía como si fuese otro. Había creído que quizá sería cosa de una vez, sin embargo, situaciones de ese tipo iban cada vez en aumento y todo me comenzaba a resultar confuso, aún así no presté atención, mi mente estaba concentrada en cosas más importantes.

Pasaron los meses y llegó la primavera de Marzo, los árboles se llenaban de vida otra vez con sus hojas resplandecientes. Me sentía como la primavera; gozosa por comenzar de nuevo, por dejar crecer mis hojas de esperanza, por resplandecer, por volver a ser feliz.

En todos esos meses no supe más de Griselda, ni de Arturo. No era capaz de llamarle, y ella tampoco. Con el paso de los días estaba aceptando mi nuevo destino y únicamente me dejaba llevar, cual hoja se deja llevar por el viento.

En uno de aquellos días, Sebastian llegó de sorpresa a la casa. Me pidió que me pusiera linda y eso hice. Me subió al auto diciéndome que tenía algo preparado para mí.

Era ya de noche, pasaban de las diez seguramente. Al estacionarse, observé el lugar al cuál me había llevado con la boca casi abierta. Era uno de los restaurantes más prestigiosos de la ciudad. ¿Por qué me había llevado a aquél lugar?

No cabía duda que el lugar era precioso. Él había reservado la mejor mesa, nos encontraríamos solos en lo más alto del restaurante. Al adentrarme al balcón oí violines, vi rosas rojas regadas en el piso con excentridad, en la mesa había un ramo enorme, velas aromáticas por todo el alrededor. Todo me parecía excesivo. Me gustaban los pequeños detalles, pero en ese momento todo me parecía demasiado. Yo no era ese tipo de mujer.

Sebastian rozó mi mano haciéndome volver en sí. Le di una sonrisa incómoda que no pude evitar.

—¿Y bien? —habló—. ¿Que te parece?

—Lindo. Muchas gracias Sebastian, pero sabes que...

—Ya sé. Que los pequeños detalles te gustan más —rió—. Pero esta noche es especial. Esta noche es sólo para ti y para mí.

Caminó hacia la solitaria mesa sacando una de las sillas para que pudiera sentarme. Lo hice brindándole una sonrisa.

Nuestras voces se mezclaban con los sonidos del violin y el violonchelo. Frente a nuestros ojos se asomaban las estrellas, el aire nocturno aullaba en nuestros oídos.

En todo momento él me miraba expectante, sonriendo de lado, con misterio. Yo no entendía porqué.

De repente, cuando él me miraba con brillo en los ojos, un ruido ensordecedor me hizo dar un respingo, el cielo nocturno se llenó de luces, eran fuegos artificiales. Los miraba asombrada, ¿Acaso él había planeado aquello?

De un momento a otro, se formó una frase con luces pirotécnicas alumbrando la oscuridad de la noche: ¿Te quieres casar conmigo?

N. A.

Holaa. Espero les haya gustado este capítulo.

Comencé a escribir una historia nueva, la cuál aún necesita algunas correcciones. Ojalá puedan pasarse a leerla, si ustedes quieren. Si es así, espero que también les guste.

¡Saludoos!<3

Por favor, no me olvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora