-¿Clan de los Lobos? -había pánico en su voz-, ¿qué se supone que son? ¿El nombre de un equipo escolar de fútbol o algo parecido? -preguntó inocente.
-Te dije que respondería tus preguntas una vez que estuviéramos a salvo -le susurró.
-¿Acaso corremos peligro? ¿Por qué quieren hacernos daño?
-Por la Profecía -ella abrió la boca para formular otra pregunta-, no hagas más preguntas -____ obedeció.
Caminaron hasta el centro del depósito. Era un oscuro lugar lleno de latas, autos abandonados, motores inservibles... La combinación de metales oxidados y la oscura noche no era muy agradable. Provocaba que el ambiente se viera frío y aún más desierto. La poca iluminación que tenían era un poste de luz que parpadeaba a unos cuantos metros de ellos.
-Demonios... ¿ahora qué? -Dijo el chico por lo bajo girando su cabeza a todos lados.
Un escalofriante ruido interrumpió sus pensamientos. Un aullido. De un lobo.
-¡Maldición! -exclamó en voz alta-, ya están aquí. No tenemos mucho tiempo. Tenemos que ocultarnos; ¡pero ya!
Ella temblaba como si estuviera cincuenta grados bajo cero. Podía apostar a que su piel estaba más pálida que la nieve. Escuchar a su salvador tan preocupado la estremecía y su piel se erizó cuando escuchó ese fuerte aullido. Miles de emociones invadían su cuerpo entero.
Levantó su mirada encontrándose con esos ojos marrones que hasta ahora apreciaba. Eran realmente cautivadores. Profundos. Pensativos. Jamás había visto algo parecido.
Notó que su mirada se posó sobre él. Cuando giró su cabeza, esos dos pares de ojos se conectaron. Brillaban bajo la luna llena reflejando las sensaciones que sentía en esos momentos. ¡Dios! Había pasado tanto tiempo concentrado en salvarla, que no se había dado cuenta de lo hermosa que era.
Otro aullido los sacó de sus pensamientos. Podía escuchar los pasos y los gruñidos cada vez más cerca. No tenía otra alternativa.
-____, escúchame -le sujetó los hombros para mirarla mejor-, quiero que entres a ese auto -señaló el pedazo de chatarra sin la puerta trasera-, y no salgas de ahí hasta que yo te ordene. Y algo más: ponte mi chaqueta -se la entregó-, les será más difícil olfatearte.
Insegura, caminó rápidamente y entró con dificultad. Se ubicó bajo el asiento del conductor en donde están los pedales y tomó sus piernas rodeándolas con los brazos. No sabía lo que sucedería y le asustaba saberlo.
El tercer aullido.
Este último se escuchó como si el lobo estuviera junto a ella. Su corazón palpitaba a mil por hora. Se sentía aun más desprotegida sin la mano del castaño. Lo único que le quedaba era obedecer sus indicaciones y no salir del auto hasta que le dieran la señal.
Desde su punto de vista no podía ver muy bien la escena. Apenas lo divisaba a él dando vueltas en círculos, muy alerta.
Pronto un enorme lobo saltó a sus espaldas creando un retumbo. Él se volteó inmediatamente, pero mantuvo la cabeza en alto. No parecía demostrar inferioridad alguna. Más lobos empezaron a aparecer de diferentes ángulos rodeándolo por completo. Era un chico indefenso contra siete bestias. Eso no traería un buen resultado.
De un pronto a otro, ____ presenció algo que creyó que nunca en su vida vería. Un lobo empezó a perder su forma terminando como un chico. Bastante atractivo, según su percepción.
-Miren qué tenemos aquí -dijo el chico antes lobo-, es la sanguijuela de Justin Bieber... -se burló.
-¿No deberías estar persiguiendo ardillas en otro lugar, Brad? -dijo Justin en su defensa.
ESTÁS LEYENDO
Una Profecía | Justin Bieber y _______ VanGlodius
FanfictionÉl la sobreprotegerá hasta matarla.