Capítulo 48 | Frío

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-Jack, no, por favor. –Justin comenzó a derramar inevitables lágrimas. Fue la primera vez que ____ lo vio llorar y sintió que junto con cada gota de agua que caía por su mejilla, caía un pedazo de su corazón.

-Justin…

-Déjame sólo –musitó, sin mirarla.

-Lo lamento tanto.

-¡Vete! ¡Maldición, vete! ¡Todo esto es tu culpa! ¡Si no fuera por ti ni por la estúpida profecía mi hermano estaría con vida!

-No puedo creer lo que me estás diciendo. Me culpas a mí cuando fui la única que le demostró el cariño que se merecía mientras tú te comportabas como un hijo de puta con él. ¡Eres un imbécil! ¡Te odio!

Se levantó y caminó lejos de él. Se sentó detrás de un árbol, recostando su espalda en él. Ninguno de los dos se movió de su lugar durante una hora, mientras lloraban.

-Tenemos que seguir el camino –dijo Justin, frío.

____ se levantó y ni lo volvió a ver. Solo caminó hacia delante a pesar de que no estaba muy segura de seguir la dirección correcta.

Largos –eternos- eran los minutos que pasaban sin dedicarse una mirada. Cada uno estaba en su propia burbuja. ____ aún sentía en su corazón la daga que había arrojado Justin cuando la culpó por la muerte de su hermano.

Tal vez tu novio tenga razón, tal vez eres la culpable de la muerte de su hermano, volvió a escuchar esa voz en su cabeza.

-Habría hecho cualquier cosa para salvar a Jack –susurró ella, en respuesta.

Sólo palabras. Él ahora está muerto y no hay nada que puedas hacer al respecto.

-¿Qué es lo que quieres de mí?

Ahora que Justin está molesto contigo bajará la guardia y tú podrías estar muerta en cualquier momento.

-Deja de mencionar a Justin

El chico mencionado la miró de reojo, estaba hablando sola y parecía loca, pero en ese momento ya no se preocupaba por ella.

Ahora te odia. Terminaste de destruir su familia.

____ no respondió ante esa declaración. Sólo empezó a derramar lágrimas.

La nevada estaba aumentando y el frío era insoportable. ____ cruzaba los brazos y estaba encorvada para entrar en calor, pero Justin caminaba como si fuera un día caluroso de verano. Ella observó cómo se deshacía de su suéter. Sintió la lana chocar con brusquedad contra su cara.

-Ponte el suéter y deja de temblar como un maldito chihuahua –ordenó. Sí, hacía frío, pero jamás podría compararse con el tono de voz que él había usado.

-¿No tienes frío? –Le preguntó ella, con voz temblorosa.

Él se giró y la miró con ironía.

-¿Acaso te importa? –Clavó una mirada intensa.

Una Profecía | Justin Bieber y _______ VanGlodiusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora