Capítulo 17 | Impulso

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Lentamente empezó a abrir los ojos encontrándose con la dulce mirada de Jack.

-Qué bueno que despiertas, princesa –susurró aún acariciando su cabello.

-¿En dónde estoy? –preguntó con voz débil.

-En nuestra casa casa –esbozó una media sonrisa-, me asustaste mucho. Ven, te llevaré a la cocina. Debes estar muriendo de hambre; literalmente.

La recargó en sus brazos aún entre la sábana y caminó escaleras abajo. ____ pudo sentir el glorioso aroma que provenía de la cocina. Una vez que entraron, ella miró sobre la mesa una gran cantidad de platillos. Si pudiera, se hubiera lanzado a devorar todo. Jack la sentó en una silla.

-Provecho –le guiñó un ojo.

-Gracias. ¿Tú no comerás?

-Comí antes de que despertaras, descuida.

Ella asintió y miró el plato que tenía al frente. No le prestó mucha atención a lo que comía, solo sabía que su estómago se lo agradecía infinitamente. Intentó no parecer desesperada cada vez que daba una mordida. Jack salió para avisarle a Justin que ____ estaba bien; cuando él escuchó la noticia corrió hasta la cocina.

-Me alegra verte despierta, nena. –Tomó una silla y se sentó junto a ella-. ¿Cómo te sientes?

-Mucho mejor.

-¿Encontraron algo? –preguntó Jack, algo serio.

Justin miró a ____ sin que se diera cuenta. No quería ni imaginar su reacción cuando se entere de todo. Jack entendió su gesto y no volvió a mencionar algo sobre el tema.

-____, iré a prepararte un baño de agua caliente y un poco de ropa. Te avisaré cuando esté listo –dijo Justin, luego salió de la cocina.

Después de unos minutos, ella dio  el último bocado y se recostó en la silla, satisfecha.

Entró al cuarto de baño. Ahí estaba todo listo, como Justin le había prometido. El agua en la bañera mantenía el calor; entró en ésta y se sumergió.

Pasó largos minutos así. Su piel ya se estaba arrugando por el contacto del agua. Respiró profundamente antes de terminar con su baño. Se envolvió en una toalla y caminó hacia el espejo sobre el lavabo. Se sentía como nueva. Su cabello estaba húmedo después de haber sido lavado. Pero su rostro no lucía bien: las ojeras aún permanecían bajo sus ojos. Su piel ya no era tan pálida como antes, pero el moretón en su mejilla no había desaparecido por completo.

Mojó su cara con un poco de agua fría y se giró para tomar la ropa que yacía doblada sobre el lavabo.  Supuso que la ropa era de alguno de los tres. La camisa banca le quedaba un par de tallas más grande. Los jeans se ajustaban perfectamente a su cintura, pero tuvo que remangarlos un poco para que no tocaran el suelo. Usó el cepillo de dientes que había dejado Justin sobre el conjunto de ropa. Acomodó su cabello y miró por última vez su reflejo. No lucía mal. Se prometió a sí misma que asistiría al spa inmediatamente volviera a la ciudad.

Salió del baño sin saber qué hacer exactamente. Caminó por los pasillos mirando las fotos enmarcadas en las paredes. Una en particular llamó su atención. Tres niños alrededor de un señor de aspecto amigable. ____ notó que dos de ellos estaban sonrientes, pero el otro parecía disgustado. Pronto se percató del parecido con los tres hermanos.

-Nunca les caí bien –habló Jack del otro lado de la habitación. Escondía sus manos en los bolsillos de los costados, una pose característica de él.

-No digas eso, Jack. Tal vez no lo demuestren, pero apuesto a que les importas.

-Hablo en serio.  Siempre dijeron que soy el producto de un error de papá.

-¿Tiene que ver con el que seas un hombre lobo?

-Algo así. Papá era un vampiro, pero mamá humana. Se podría decir que eran amantes. Yo nací por culpa de un “descuido”.

-¿Y eso qué tiene que ver con que seas...?

-Como dije antes –interrumpió-, nunca les caí bien a mis dos hermanos. Estaban muy decepcionados de papá y decidieron descargar su decepción conmigo. Hasta hace casi un año cuando me cansé de todo su odio. Los había soportado por toda mi vida. Sin pensar en lo que hacía me uní a El Clan de los Lobos. Pensé que tenía lógica. El lobo es el enemigo del vampiro.

-Yo no… sabía que tuvieras una vida tan difícil –caminó hacia él.

-Ya no importa. Ven, quiero enseñarte algo.

Caminó detrás de él hacia el jardín. Al pasar la puerta sintió la ola de frío chocar contra su cuerpo.

-Toma –le extendió un abrigo, que supuso, era de él-, la nevisca iniciará en cualquier momento.

-Gracias –sonrió mientras se lo ponía-, bien, ¿qué querías mostrarme?

-Confía en mí –dijo, tomando una hoja seca del suelo y caminando hacia ____-. Sujétala –ella la sostuvo entre sus dedos. Jack se paró detrás de ella-, cierra los ojos –susurró a su oído, ella lo hizo-, ahora relájate –empezó a acariciar sus hombros bajando por sus brazos. ____ sintió un agradable cosquilleo ante su tacto-, piensa en algo que te llene de alegría y te de ganas de vivir.

Sus pensamientos volaron hasta el tiempo en el que compartía con sus padres. Recordó aquel día de campo en el que jugaron hasta el atardecer. Cuando su madre le leía cuentos antes de irse a dormir y papá le preparaba el chocolate caliente justo como le gustaba.

Una sensación recorrió sus manos. Como si el viento las acariciara. Luego un cosquilleo se hizo presente en las yemas de sus dedos. Insegura abrió los ojos y se encontró con algo que jamás imaginó. Un resplandor giraba alrededor de la hoja mientras ésta volvía a la vida.

-¿Yo… hi-hice eso? -tartamudeó sin poder creerlo. Aún no se volteaba para mirarla y él continuaba acariciando sus brazos apegado a su cuerpo-, ¿pero cómo?

-Tu madre. Era una respetada hechicera aquí en el bosque. Usaba sus poderes para curar a toda criatura que lo necesitara.

____ se giró. Sus ojos estaban brillosos. Ya nada le sorprendía. Ahora se sentía orgullosa de su mamá.

Miró los ojos de Jack. Tenía una leve sonrisa en su rostro. Sus anatomías chocaban una con la otra. Poco a poco él bajó la mirada hacia sus labios y, sin poder aguantar el impulso, la besó.

Una Profecía | Justin Bieber y _______ VanGlodiusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora