Capítulo 8.

2.2K 133 41
                                    

Lux trataba de esquivar los ataques de Stormy, la bruja era muy poderosa, de eso no había duda, pero la hija de Tecna sabía que ella no era la más inteligente de las tres hermanas. Estudió todos sus movimientos, eran repetitivos, lanzaba mini rayos a su cabeza, pecho y piernas, en ese orden. Lux se comenzaba a cansar.

—¿Si sabes que tus ataques no tienen lógica?.—inquirió la jóven de 14 años.

—Esto es sólo calentamiento, máquina humana.—confesó la mujer burlona.—No has visto todo mi poder.

Y con esa introducción, alzó los brazos creando un tornado gigante que se acercaba rápidamente a la chica. Lux sacó una espada que tenía en la espalda y la clavó en el piso, aferrándose a ella para no salir volando.

—¡Lux!.—la nombrada abrió los ojos encontrándose a Tristán corriendo hacia ella.

Estaba a punto de llegar a su lado, cuando apareció Icy arriba de él, congelándolo completamente.

—¡Un helado de príncipe! Eres una genio, hermana.—halagó Stormy riéndose.

—Muchas gracias, Stormy. Me encanta ver a la familia real de Eraklyon como paletas de hielo.—mencionó Icy sarcástica.

—¡Tristán!.—exclamó Lux con horror.

Se distrajo por un momento pensando en la forma de sacar al pelirrojo de esa prisión de hielo, Stormy aprovechó y le lanzó un rayo a la mano. Lux soltó la espada y voló dentro del tornado gritando.

Ambas hermanas reían por lo patéticos que eran los jóvenes ¿De verdad pensaban que podrían contra ellas? Por lo menos sus padres dieron más pelea.

—Primero mis padres, luego Esmeralda y ahora mis amigos.—Eloy las encaró luciendo muy enojado, más que antes.—Lo que no saben es: quién ríe de último, ríe mejor.

El príncipe de Andros presionó un botón que tenía a la mano, activando unas esferas posicionadas al rededor de las brujas en forma de círculo. Antes de que las dos Trix pudieran hacer algo, fueron bañadas de una mezcla a base de pintura, gas lacrimógeno y mayonesa.

—¡Mocoso insolente!.—exclamaron al mismo tiempo.

Fuera de la escuela, Adora volvía a sentir la misma adrenalina que sintió la primera vez que las Trix atacaron, con la diferencia de que ya no contaba con nadie para salvarse y que Arwen la acompañaba a unos metros más abajo.

—¡Adora!.—el rubio llamó su atención, estaba atónito porque ella saltó.—¡¿Estás loca?!.

La chica lo miró a los ojos, esa mirada que tanto ama está llena de pánico, no por su muerte, sino la muerte de ella. Ambos se amaban, eso era un hecho, pero eran tan estúpidos que no se lo decían a la cara, un gran error por cierto.

Adora entrecerró los ojos, colocando ambas manos a sus costados y juntando las piernas para llegar al encuentro con su príncipe. Este la tomó de la cintura para pararla e hizo algo que la dejó sin aliento. La estrechó en sus brazos.

—Si voy a morir, quiero tenerte en mis brazos una última vez.—susurró el príncipe para luego cerrar los ojos y ocultar su rostro en el cuello de la chica, sintiendo su aroma.

Creyó que Adora no le había escuchado, sin embargo, entendió toda la frase perfectamente.

La pelirroja quedó atónita, había dicho eso inconscientemente, no esperaba que ella lo oyera; significa que la quiere y mucho. Por un momento se sintió completa, le correspondía en cierta parte, pero no fue suficiente.

Ella decía una y otra vez que moriría feliz si Arwen, como mínimo, le dijera "te quiero". Pero no se conformaba con eso.

Ella quería mucho más, tener toda una vida con él ¿Se rendiría tan fácil? ¿Solo sabiendo que Arwen siente algo por ella? ¡Imposible! ¡No descansará hasta conseguir la gloria!. Tenía a sus amigos, padres, tíos y hermano. Unas malvadas brujas que vencer. Una dimensión que salvar.

Winx Club. Nueva Generación: La Venganza De Las Trix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora