Winx Club. Nueva Generación: La Venganza De Las Trix.

Capítulo 3.

—Muy bien, niñas.—comenzó Flora sentándose en el verde pasto.—Lo primero que quiero que aprendan es a transformarse, será más fácil hacer hechizos de esa manera.—explica de forma pausada.

Había pasado una semana del ataque de las Trix, nuestras hadas guardianas habían acordado no comunicarse con Flora por la seguridad de sus hijos. Soraya estaba desesperada, quería estar de vuelta en su hogar con sus padres, Marga le daba unas cuantas cachetadas y se le pasaba. A Corde le daba igual, tenía más paz en su habitación con Eloy que en su propia casa a pesar de que el príncipe de Andros no lo dejaba quieto.

Ahora, Lux y Adora venían clases con el hada de la naturaleza y Arwen y Tristán con Helia. Tenían muchas cosas por aprender y si querían ser útiles para combatir contra las tres hechiceras, trabajarían duro.

La chica de 14 años miró a la de 16 sin entender mucho ¿Que las clases con las transformaciones no eran a mitad de año?.

—Tía Flora, eso es...

—Me estoy adelantando. Lo sé, Lux.—afirmó la morena con una sonrisa.—Quiero que empiecen en grande, sin limitaciones. Para llegar al éxito no necesariamente debes tener un orden.

—Vale, ¿Cómo lo hacemos?.—cuestionó Adora queriendo comenzar.

—Esa es su tarea, cada hada tiene su forma peculiar de conseguir su transformación, ya sea una medida desesperada o una injusticia.

—Pero estamos varadas aquí, nos transformariamos si tan solo nos dejaran pelear.—se quejó Lux pensando en alguna forma para conseguir su nuevo objetivo.

—Toda hada encuentra soluciones para cualquier problema.—citó guiñando un ojo.

(...)

Ambas jóvenes caminaban por los pasillos de Fontana Roja pensando en un método para convertirse en un hada; Lux no despegaba su vista del celular y Adora divagaba por su mente, era imposible, en esa escuela no pasaba nada que ameritaba una ayuda de ellas. Se sentía bruta al tener 16 y no ser un hada, su madre a su edad ya era el hada más poderosa de toda la dimensión mágica ¿Y qué era ella? Una debilucha que fue derribada por una patada, si su familia hubiese visto eso se decepcionarían de ella, ¿Arwen estará decepcionado de ella? No. No lo creía. Era demasiado bueno como para pensar mal de la pelirroja.

—Magix llamando a Adora ¿Estás en Arwenlandia otra vez?.—la hija de Tecna chasqueaba los dedos en frente de su amiga para que reaccionara.

—Si...—respondió sin estar del todo concentrada, luego analizó sus palabras y se sonrojó rápidamente.—¡¿Qué?! ¡No! ¡N-no estoy pen-pensando en él!.—quería que el edificio se la tragara en ese momento.

Lux comenzó a carcajear fuertemente, su mejor amiga era muy graciosa.

—Si que estás loquita por él.—afirmó guardando su celular.

—¿Se me nota tanto?.—inquirió con expresión triste.

—Demasiado.—contestó riendo.

—No puedo evitarlo, es tan gentil y bueno, muy atento conmigo, le gusta lo que a mi me gusta y no lo sé... Me siento tan bien a su lado que mi corazón siempre late fuerte al tenerlo cerca.—se sinceró poniendo ambas manos en su pecho y suspirando enamorada.

—Cavaste tu propia tumba.—dijo Lux divertida, esos temas de amor no iban con ella, pensaba que era una pérdida de tiempo.—Con respecto a la tarea de la tía Flora ¿Qué vamos a hacer?.