Capítulo 4.

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En el castillo de Andros, Layla caminaba inquieta por una de las salas, Nex, su esposo, la observaba desde el sofá ya cansado de su estrés.

—Layla, relájate. Eloy está bien, lo dejamos con Flora y Helia ¿No confías en ellos?.—cuestionó el rey de Andros cruzando las piernas.

—Claro que confío en ellos, Flora es mi mejor amiga y sé que nuestro hijo está protegido pero ¿Y nosotros? ¿Nuestro reino? Si las Trix siguen por ahí sueltas sin que nadie haga algo puede pasar una catástrofe.—analiza el hada de las olas con pánico.

Su marido se levanta y va directo a abrazarla, ella le corresponde aferrándose mucho más, no sabía el destino de la dimensión mágica y estaba furiosa con ella misma por no hacer nada. Era miembro de las legendarias Winx, se supone que nada se interpondría en su camino, se sentía patética al esconderse en los brazos de Nex pero, ¿Qué más podía hacer ella sola?.

—Yo también estoy preocupado.—admitió Nex después de un silencio.—Pero no logramos nada quejándonos, tenemos que proteger nuestro reino como sea, pueden venir en cualquier momento.

—Oh, pero ya estamos aquí.—Aparece Darcy en el balcón de la estancia con su típica sonrisa.

Los reyes retrocedieron, esto no puede estar pasado.

—Sentimos no avisar, queríamos darles una sorpresa.—la voz de Stormy se escucha detrás de ellos.

Layla y Nex se ponen en posición de batalla, el rey saca una espada y la reina se transforma en Bloomix, listos para atacar.

—Ustedes, malditas brujas ¡¿No les da vergüenza aparecerse aquí?!.—inquirió el hada de las olas mostrando su enfado.

—Mmm... No. Nos parece divertido que nos teman, que patéticos.—rió Stormy con superioridad.

—¡Jamás les tuvimos miedo! Mucho menos ahora.—gruñó Nex posicionándose delante de su esposa.

—Pues, nos tendrán ahora.—aclaró Icy riendo malvada.

(...)

Adora corría por el área de salones de Fontana Roja, Helia les pidió que se reunieran todos los chicos para hablar de algo y como siempre, ella llegaba tarde. Lo heredó de su madre.

No era su culpa que su príncipe asistiera a la reunión, se puso una blusa blanca con detalles en azúl, una falda morada y unas zapatillas blancas, dejó su largo cabello suelto con una cinta que dividía el flequillo con el resto. Ella sólo esperaba no hacer el ridículo.

Para colmo, se tropezó casi llegando al salón y estuvo a punto de caer, pero como siempre, Arwen estuvo ahí para salvarla.

—Hey, ¿Te encuentras bien?.—la saludó ayudándola a enderezarse.

—Hola, Arwen.—le devolvió el saludo tímida.—Si, gracias. Siempre eres oportuno.

Lo detalló de pies a cabeza: camisa celeste de botones arremangada a la mitad, pantalón negro y zapatos elegantes en marrón. El vestuario del perfecto príncipe.

—Pues, vamos entrando. El tío Helia dijo que era urgente.—opina el rubio tendiendole la mano.

Sonrojada, la tomó y caminaron hasta el salón. Dentro, estaban todos sus primos sentados y los mayores en la mesa del profesor con un holograma donde se proyectaba nada más y nada menos que Faragonda.

Flora al notar la presencia de los recién llegados les piden que tomen asiento para hablar del tema tan importante.

—Verán, niños. Estamos en una situación crítica en donde tenemos que buscar soluciones rápidas antes de que el caos comience.—inicia la morena tratando de ser lo más gentil posible.

Winx Club. Nueva Generación: La Venganza De Las Trix.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora