Hannah.
Cierro la puerta a mi espalda y me extraño al notar que todo está oscuro. Me esperaba a mi padre con cara de ogro al llegar, pero al parecer está durmiendo. Camino despacio hasta mi habitación, pero la luz encendiéndose me detiene.
—Veo que te mandas sola ahora —dice serio—. Son las dos de la mañana.
—Papá, de verdad lo siento —es lo primero que digo—. Tuvimos un... percance.
—¿Percance? —frunce el ceño—. ¿Tuvieron un accidente?
—¡No! —respondo inmediatamente—. Por supuesto que no. Sólo tuve que manejar yo devuelta porque...
—¡¿Que tú hiciste qué?! —abre mucho los ojos—. ¡Tú no sabes conducir!
—¡Tuve que hacerlo! Dylan y Alison estaban muy ebrios y...
—¿Por qué no tomaron un taxi?
—¡No tuve otra opción, papá! —digo casi gritando—. No iba a dejarlos tirados.
—Lucía Rodríguez —dice en voz baja—. No vuelvas a gritarle a tu padre nunca más.
Cuando papá me llama por mi segundo nombre y apellido, significa que está muy enojado.
—Lo siento, papá —digo arrepentida—. No quería hacerlo, es que yo... no tuve más alternativa que venir con ellos, estaban demasiado ebrios.
Se acerca a mí con seriedad. Suspira profundo y besa mi frente con delicadeza.
—De acuerdo —se relaja—. La próxima vez, quiero que me avises si vas a demorarte más de tu hora límite.
—No volverá a pasar —sonrío—. Te lo prometo.
—Eso espero —besa mi frente—. Buenas noches, cariño.
Se va antes de que pueda responder y se encierra en su habitación, yo hago lo mismo y me desvisto, me pongo la pijama y me acuesto. Estoy tan cansada que basta tan sólo cerrar mis ojos para quedarme dormida.
A la mañana siguiente, me despierta el ruido del teléfono. Abro los ojos a regañadientes y me desperezo en la cama. Visualizo el teléfono sobre la mesa de noche, extiendo mi brazo hacia ella, lo tomo y sin mirar la pantalla presiono el botón para responder la llamada y lo sostengo contra mi oreja.
—¿Hola?
—Hola, Hannah —su voz me hace querer vomitar.
—¿Andrew?
Andrew es mi ex novio, con el que desperdicié seis meses de mi vida. Creyó que "enamorándome" iba a conseguir tener sexo conmigo, lo que no sabía era que yo no soy como todas las chicas que andan como esclavas tras él, porque debo aceptar que el maldito es atractivo. Ninguna de sus palabras dulces logró hacerme caer, mi madre me educó muy bien para no dejarme seducir y entender claramente las intenciones de los chicos. Tanto que, al conocerlo a él, supe inmediatamente cuál era su truco, que es exactamente el mismo de todos: Te dicen que eres más atractiva que todas las chicas con las que ha salido, que eres la única en su vida y que contigo siente lo que nunca con otra chica. Y finalmente te invitan a su casa a ver una película. Sí, lo típico...
Si los hombres se tomasen el tiempo de conocernos y dejaran de pensar en meterse entre nuestras bragas, tendrían más oportunidad de salir con nosotras. Lastimosamente, los hombres son unos malditos cavernícolas que piensan con el pene, y no con la cabeza. En conclusión... todos son unos idiotas.
—Sí. Soy yo, nena.
—¿Qué parte de no me pongas apodos, no entiendes? —pongo los ojos en blanco aunque sé que no me ve—. No voy a volver contigo, ¡Entiéndelo de una vez!
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Ilumíname La Vida © [D&L#1]
Fiction générale«Primera parte de la Saga Darkness and Light.» Mudarse no es nada fácil, y Hannah lo sabe muy bien. Después de la muerte de su madre, su padre decide mudarse con ella a Nueva York para rehacer su vida e intentar seguir adelante. Todo se vuelve compl...