Dylan.
Lo que acaba de decir me ha dejado en una pieza, ¿Cómo es que sabe que el edificio es de Alison y mío? Bueno, más bien era de mi padre y al morir ambos, fuimos nosotros quienes nos quedamos con todo el patrimonio de la familia. La respuesta es más que clara: Alison fue quien se lo dijo.
—¿Quién te lo dijo? —pregunto acercándome de nuevo a ella. No tengo idea de si es su aroma natural, pero siempre huele exquisitamente bien—. ¿Fue Alison?
Me abstengo de acercarme mucho más, toda ella es una pieza adictiva, atractiva y jodidamente ardiente. He tenido que contenerme todo este tiempo desde aquella vez que la besé, la verdad es que me atrae como a imán, nunca me había atraído tanto una chica, pero sólo cuando estoy ebrio es que se me salen los malditos cumplidos hacia ella. Lo odio.
Y es que cualquier chico con dos dedos de frente se volvería loco por ella, pero su cara bonita y espectacular cuerpo es opacado cuando comienza a hablar y a preguntar cosas que no son de su incumbencia, eso inmediatamente me saca de mis casillas. Tal como lo está haciendo en este momento, y ahora no me estoy absteniendo de besarla, sino de ahorcarla.
—Los escuché decirlo hace un rato —ladea la cabeza—. ¿Es cierto?
Intento mantenerme en calma y respiro profundamente.
—No puedes decírselo a nadie —advierto señalándola.
Ella baja los brazos y los engancha sobre su angosta cintura. Ese vestido que lleva simplemente hipnotizaría a cualquiera.
—¿De dónde demonios tienen tanto dinero? —pregunta dando un paso al frente, quedando aún más cerca de mí—. ¿Era tu padre algún gran hombre de negocios? Nunca escuché el apellido Stone en una gran compañía.
—¡Suficiente! —exclamo frustrado.
La tomo por el brazo ya con la furia saliéndome por los poros, no permitiré que hable así de mi familia, mucho menos sin siquiera tener idea de lo que habla. Pongo su cuerpo contra la pared de la cocina y ella me mira sin vacilar, es como si nada le asustase.
—Suéltame, idiota —pide forcejeando.
Es una lástima para ella y una satisfacción para mí ser casi diez veces más fuerte que ella. Lo cual me sorprende un poco, porque con tan esbelto cuerpo, es imposible que no tenga nada de fuerza.
—Debes aprender a callarte la boca —vuelvo a advertir—. He tenido mucha paciencia contigo, pero estoy llegando a mi límite, y no te va a gustar para nada conocer mi lado oscuro.
Mi agarre en su brazo se intensifica al notar que no le he causado ni un poco de temor, por el contrario, veo un brillo de burla en su mirada, y eso me enfurece aún más.
—¿Lado oscuro? —comienza a reír—. ¿Acaso te crees Darth Vader o algo parecido?
Suelto su brazo y pongo mi mano por encima de su hombro sobre la pared, con la otra tomo su mandíbula y la obligo a mirarme. Al ella notar que hablo en serio deja de reír y me mira con sorpresa. Intenta zafarse de mi agarre y lo único que logra es que deje de tomar su mandíbula y pase a tomar su mejilla con posesividad.
Noto como su respiración se acelera y decide quedarse quieta apoyada en la pared y mirándome fijamente.
—Eres tan... irritante —digo sin quitarle la mirada.
—Y tú eres tan idiota —niega con la cabeza.
Acaricio con mi pulgar su mejilla y ella se tensa, desvía la mirada y se relame los labios, dejando su labio inferior entre los dientes.
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Ilumíname La Vida © [D&L#1]
General Fiction«Primera parte de la Saga Darkness and Light.» Mudarse no es nada fácil, y Hannah lo sabe muy bien. Después de la muerte de su madre, su padre decide mudarse con ella a Nueva York para rehacer su vida e intentar seguir adelante. Todo se vuelve compl...