CAPÍTULO 20

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Estoy todavía paralizada, no me muevo, y me temo no estar respirando tampoco. Dylan aún está observándome desde la puerta, pero esta vez no tiene su típica mirada inexpresiva, más bien una ansiosa.

—Hola, Dy —su hermana se para frente a él y lo abraza, obligándonos a apartar la mirada el uno del otro—. Estoy preparando la cena, así que ve a ducharte.

Aprovecho la oportunidad y cierro la página de la noticia, antes de que cualquiera de los dos se acerque.

—De acuerdo, pero para eso tienes que soltarme primero.

Ella lo suelta riendo y él atraviesa la sala de estar hasta la puerta de su habitación, delante de mí, e ignorándome por completo. Ignorarlo sin tenerlo en frente es algo muy diferente a tenerlo tan cerca y hacerlo. Ignorarlo no está en mi mente justo ahora, de hecho... es todo lo contrario. Entra en su habitación sin siquiera mirarme y eso me inquieta. ¿Por qué él puede hacerlo tan bien? Maldición, la tranquilidad que tenía hace un momento ya la he perdido. <<Debo ignorarlo>> me repito a mí misma, eso debo hacer.

—¡Hannah! —oigo la voz de Alison a lo lejos, pero luego, en mi oído—. ¡Hey!

—¡Hey! —repito con el mismo tono, masajeando mi oreja dolida por los gritos de Alison

—¿Quieres quedarte a cenar? —pregunta como si nada, mientras yo siento que me he quedado sorda.

—Ya sabes que sí —me levanto del asiento y cojo los archivos—. Pero llevaré esto a casa primero.

—De acuerdo, no tardes.

Salgo de su departamento hacia el mío, dejo los archivos sobre la mesa de centro frente al sofá y de vuelta al departamento de Alison, me la encuentro en la puerta.

—¿Puedes cuidar la cocina por mí? —pregunta acercándose al ascensor—. ¡Gracias!

Lo que me faltaba. Sola con el idiota... otra vez. Entro al departamento y cierro la puerta a mi espalda. Me siento nerviosa de repente, avanzo por la sala de estar y sin darme cuenta estoy frente a su puerta, que está entreabierta. Entro sin pensarlo dos veces y lo único que escucho es el agua de la ducha cayendo.

Observo su habitación, es de un azul muy oscuro pero brillante, me recuerdan a sus ojos. No hay posters, ni carteles de bandas de rock ni nada de eso, las paredes están inmaculadas y solo hay colgado un espejo de cuerpo entero en la pared frente a la inmensa cama, que está perfectamente ordenada. Al lado del espejo, hay un escritorio de madera con un ordenador portátil y muchos papeles dispersados sobre él. Tomo una de las hojas, Universidad Saint John, New York City marca el encabezado. Me sorprendo, no tenía idea de que iba a la universidad.

—¿Pero qué haces? —escucho su voz tras de mí. Suelto la hoja que tenía entre mis manos y esta cae lentamente de nuevo sobre el escritorio.

Mierda. No escuché la llave cerrarse, ni mucho menos escuché cuando salió de la ducha y ahora está parado detrás de mí. Los nervios repentinos vuelven a invadirme, dejándome la piel de gallina al pensar en su reacción. Me giro lentamente para encontrármelo en una simple toalla rodeándole la cintura. tiene el cabello goteando, cayéndole por los hombros y el resto de su cuerpo desnudo. Nunca había visto su pecho sin camiseta, tiene los abdominales bien marcados y desde aquí se puede apreciar lo fuerte que es. Sin duda alguna ha trabajado un buen tiempo en él... ¿Qué pasó con lo de "debo ignorarlo" eh, Hannah?, me grita mi subconsciente, pero lo ignoro descaradamente al tiempo que Dylan da un paso hacia mí. Entre más cerca esté él, más lejos está mi razón.

—¿No te enseñaron a tocar antes de entrar? —dice bastante cerca de mi rostro.

Tomo un respiro profundo.

Ilumíname La Vida © [D&L#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora