—¿Qué hace ella aquí? —le pregunta a los otros dos con el ceño fruncido.
Yo estoy sin habla, solo estoy mirándolo aún sorprendida. Tiene puesto un jean oscuro y una camiseta blanca ajustada, como todo lo que usa.
—La encontré a unas calles de aquí, estaba sola, entonces la traje -dice el tipo detrás mío, el cual me tiene agarrada por el brazo con fuerza.
—Devuélvele sus cosas -dice serio.
—Pero...
—¡Ahora! —dice casi gritando.
Dylan me toma del brazo y ahora puedo ver el rostro del tipo que me tenía hace un momento, su cara de adolescente me confirma que efectivamente no tiene más de veinte años. Él me devuelve mi bolso con mis cosas y se queda con el otro mientras Dylan me saca del callejón casi corriendo. Me suelto de su agarre cuando vamos lo suficientemente lejos.
—¡Suéltame!
—¿Qué demonios haces aquí? —pregunta en tono duro.
—No tengo por qué darte explicaciones.
Me cruzo de brazos mirándolo, él se pasa las manos por el cabello evidentemente frustrado.
—Te he salvado de una muy grande, pelirroja -ahí van de nuevo sus estúpido insultos-. ¿Qué haces aquí?
—¿Me has salvado? —digo con ironía—. ¿Eres uno de esos chicos malos y dices que me salvaste?
—¿Uno de esos... chicos malos? —repite lentamente.
—Si no me conocieras, estaría allá tirada en el suelo, y muerta -señalo con mi mano hacia el callejón—. ¿O me equivoco?
—No soy tan malvado como para matar a alguien —sonríe maliciosamente—. Sin razón, claro está.
—¿Me estás diciendo que has matado a alguien? —casi grito.
Él inmediatamente pone su mano en mi boca para callarme, un gesto inútil, ya que no hay nadie alrededor.
—¿Me vas a decir qué haces aquí? —pregunta nuevamente.
Asiento y él me suelta.
—Estaba buscando un taxi para volver al edificio, no encontraba ninguno y decidí caminar para buscarlo -suelto a regañadientes—. Ya está, ¿Contento? Ahora déjame ir.
—Yo te llevaré.
—Prefiero ir caminando, no confío en ti ni un poco.
—No espero que confíes —dice riendo por lo bajo—. Vamos al mismo lugar, pero si quieres ir caminando, está bien, es tu problema.
Se encoge de hombros y empieza a caminar hacia el otro lado de la calle, dejándome sin opciones. Camina rápido, así que apresuro el paso hasta estar a su lado.
—Dejaré que me lleves, pero sólo porque no quiero que tus amigos me maten.
—No pensaban matarte —ríe más fuerte—. Sólo quemarte viva.
—¿Qué? —digo con horror y él comienza a reír desesperadamente.
—No es cierto, sólo bromeaba —sigue riendo aún—. ¿Por qué te tomas todo tan en serio? Relajate un poco, niña.
Me tiene hasta la garganta con sus apodos.
—¡Ya basta! —alzo los brazos—. Me llamo Hannah, ¡Hannah! Mi nombre no es niña, y tampoco lo es enana. ¡Mucho menos pelirroja!, ¿De acuerdo?
Se detiene un momento y me estudia con la mirada.
—Está bien —asiente con su mirada fija en la mía—. Eres Hannah, pero no me importa. Te diré como a mí se me de la gana.
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Ilumíname La Vida © [D&L#1]
Ficción General«Primera parte de la Saga Darkness and Light.» Mudarse no es nada fácil, y Hannah lo sabe muy bien. Después de la muerte de su madre, su padre decide mudarse con ella a Nueva York para rehacer su vida e intentar seguir adelante. Todo se vuelve compl...