El día siguiente fue aburrido, había tratado de hablar con Dylan para que me explicara todo, pero no estuvo en su casa en todo el día. En cambio pasé un buen rato con Alison, y quedamos en salir para que me de un tour por la ciudad, ya que no conozco casi nada.
—Podemos ir al Central Park, también al Empire State —dice emocionada—. ¡Oh, y también podemos ir a Times Square para año nuevo! Te encantará.
—Siempre lo veo por televisión, sería una locura ir a verlo en vivo —digo con la misma emoción.
—Te llevaré —toma un maní de su mesa de noche y se lo lleva a la boca—. Dylan podrá llevarnos, tiene un auto increíble.
«Sí que es increíble» pienso. Ella no sabe que ya he visto su auto, y tiene razón, su coche es magnífico.
—Creo que no le caigo bien a tu hermano...
—¿Por qué lo dices? —pregunta con la boca llena de maní.
—La primera vez que nos encontramos se comportó como un... —no encuentro la palabra.
—¿Como un idiota? —termina Alison la frase por mí—. Se comporta como un idiota con todas las personas. No eres la única, creeme. Desde que nuestros padres murieron, es como si él también hubiese muerto por dentro, es inexpresivo, nunca lo he vuelto a ver feliz desde aquel día.
La miro con confusión y ella solo asiente con la cabeza, para reiterarme que es verdad lo que está diciendo. Esta chica es tan alegre que contagia, no sé cómo su hermano no es feliz con una hermana así a su lado. Yo soy hija única, así que no tengo cómo relacionarlo.
—¿Qué dices si vamos mañana? —pregunta de pronto—. ¿O qué tal el sábado? Debemos ir antes de que comiencen las clases.
—Aún falta mucho para que las clases comiencen, Alison.
—¡Dime Ali! Ya te lo he dicho —insiste. Ha insistido desde el almuerzo en que le llame así—. Tú me caes bien, Hannah, ¡Ya quiero mostrarte todo! Nueva York es genial, ya lo verás.
Su confesión me toma por sorpresa, nunca pensé que podría decirme algo así.
—Y yo quiero que me lo muestres todo —le digo con fingida emoción, estoy algo cansada—. Pero dejemoslo para mañana, ahora es muy tarde.
Miro la hora en mi reloj, ya casi son las diez, me pasé toda la tarde con Alison y no tuve noción del tiempo.
—Lo sé, tienes que irte —dice con fingida tristeza—. ¿Por qué no, un día de estos, te quedas?
—¿Quieres que me quede a dormir? —comento riendo—. ¡Pero si vivimos a una puerta de distancia!
Asiente con la cabeza enérgicamente.
—Pero seria genial hacer una pijamada —se levanta del sofá, y yo lo hago también—. ¿No crees?
Asiento, dándole la razón. Me despido de ella y camino hacia la puerta, salgo del departamento y cuando la cierro, me encuentro de frente con Dylan.
—Tú —le digo—. Has estado evitándome.
Se ríe casi a carcajadas y se escuchan por todo el pasillo.
—Estás loca —dice bufando—. No estoy evitándote.
—¿Entonces por qué no apareciste hoy en todo el día?
No sé por qué hago esto, si realmente no me importa.
—¿Perdona? —dice indignado—. No le debo explicaciones a nadie, mucho menos a ti.
Acerca demasiado su rostro al mío, y puedo sentir su aliento, de nuevo está tan cerca que puedo sentir su respiración sobre mi frente.
—¿Qué se siente? —pregunto de pronto, aún con su rostro cerca del mío—. No tienes reglas, nadie te dice qué hacer, ¡Eres todo un ser libre!
Me mira durante varios segundos, pasa su mirada a mis labios, y después vuelve a posar su profunda mirada en mis ojos. Sonríe de pronto, pero no es burlona, es una sonrisa dulce.
—Soy un adolescente, me sentiría igual que si tuviera a mis padres vivos, si eso es a lo que te refieres —dice en tono amable—. ¿Pero tú qué sabes? Debes ser una princesa consentida de papá y mamá. ¿Estoy en lo cierto?
Su sonrisa cambia de nuevo, es esa sonrisa burlona otra vez.
—Sólo tengo a mi padre —digo secamente—. Mi madre murió hace unos meses.
No dice nada, borra su sonrisa y ahora se pone su típico semblante serio e inexpresivo.
—Buenas noches, enana.
Se aparta de mí y entra a su departamento, dejándome con la palabra en la boca. ¡Me saca de quicio éste tipo! Entro a mi departamento y paso derecho a mi habitación, papá ya debe estar durmiendo. Me tumbo en la cama y prácticamente caigo en coma, no me sentía tan cansada hasta que toqué el colchón...
—Cariño, despierta... —escucho la voz de papá a lo lejos—. Debo irme a trabajar.
—¿Qué? —digo somnolienta—. Ah, sí.
Me levanto de la cama y mi padre ya está listo, con su uniforme que le queda tan bien que impresiona.
—¿Podrás con la casa? —dice con una sonrisa—. Necesito que me ayudes a ordenar un poco, en la noche vendrán a cenar unos compañeros de trabajo.
—¿Quieres que prepare algo? —le digo con emoción.
—¡No! —dice de inmediato—. No, cariño. Ya lo haré yo cuando llegue, para el almuerzo puedes pedir un domicilio. Sólo quiero que ordenes un poco, pero no te vayas a esforzar mucho, ¿Vale?
Asiento con la cabeza y se va, nunca he entendido por qué quiere que haga el mínimo esfuerzo para todo, siempre que intento hacer algo que requiere suficiente trabajo, me lo impide. Pero no algo como cocinar, porque mientras él esté, no deja que nadie se meta en su cocina. Más bien como trabajos de oficio, pero no me importa lo que haya dicho hoy, la casa va a quedar maravillosa para su reunión de ésta noche.
Pongo la radio a todo volumen, y comienzo con la tarea de barrer el polvo del suelo, después de ello limpio los muebles y también la cocina, paso horas limpiando en su totalidad el departamento mientras bailo como si fuese una pista de baile, y para cuando acabo estoy visiblemente cansada y agitada. Me falta el aire, pero es por tanto movimiento en toda la mañana. Voy de camino al baño para darme una ducha y a medio camino me detengo, mis pulmones dejan de enviar aire a mi nariz y la cabeza me da vueltas durante unos segundos hasta que pierdo la conciencia.
****
Holaaa, he creado un instagram para esta novela, aparece como iluminamivida, ¡Vayan a verlo!
ESTÁS LEYENDO
Ilumíname La Vida © [D&L#1]
Ficção Geral«Primera parte de la Saga Darkness and Light.» Mudarse no es nada fácil, y Hannah lo sabe muy bien. Después de la muerte de su madre, su padre decide mudarse con ella a Nueva York para rehacer su vida e intentar seguir adelante. Todo se vuelve compl...