CAPÍTULO 47

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Todo está yendo bien... de hecho está yendo tan bien que estoy extrañada pero contenta. Dylan está tan cariñoso como antes, pero no podemos evitar el hecho de que tiene que volver a Nueva York... y yo no pienso volver allí ni muerta. Rosie está enojada conmigo por darle una oportunidad a Dylan, pero, ¿qué puedo hacer? No puedo contradecir mis sentimientos, y para ser sincera tampoco quiero. Debo hablar con ella y aclarar las cosas, no me gusta para nada discutir con ella y mucho menos que no hablemos. No sé cómo sus padres no se han dado cuenta de lo que está pasando después de aquel disparo... no quiero pensar en que también tengan algo que ver... eso sería el colmo. Estoy segura de que están desentendidos con todo esto, siempre han sido personas correctas y sinceras con su trabajo, además de abiertas con casi todo el mundo, así que considerar esa opción sería inútil.

Papá no ha llamado, lo que me da un gran alivio, pero a la vez preocupación... no sé nada de él desde el día que entró a la habitación del hotel. Los correos electrónicos del instituto siguen llegando, así que le dije a Dylan que los recogiera por mí... se fue hace un rato después de una semana de no querer separarse de mí, en este momento debe estar llegando a Nueva York. Dijo que llamaría al llegar.

Salgo de mi ensueño cuando mi teléfono comienza a sonar, está sobre la mesita de noche con la pantalla iluminada pero no alcanzo a ver el nombre ya que estoy en el otro lado de la habitación, arreglando mi ropa dentro del closet. Cierro la puerta del mismo y me acerco hasta la mesita, me siento al lado, en la cama y tomo el teléfono entre mis manos. Es de un número desconocido, seguro es papá. Respondo la llamada intentando pensar en lo que va a decirme o pedirme.

—¿Hola? —digo al responder, suspendiendo mi cuerpo por completo sobre la cama.

—Espero que estés tranquila y contenta, maldita zorra —claramente no es mi padre. Es voz de chica, y la reconozco inmediatamente—. Pero no va a ser por mucho tiempo... voy a encontrarte y voy a dejarte como un colador por matar a mi padre, así que es mejor que cuides tu espalda... no me conoces y te juro que no quieres hacerlo.

Cuelga. Me quedo quieta en el lugar, con el miedo arrasando con mis nervios. Me quedo mirando un buen rato la pantalla del teléfono sin moverme, intentando comprender lo que acaba de pasar. Por supuesto... Julia quiere vengarse, quiere hacerme pagar por matar a su padre y estoy segura de que hará lo que esté en sus manos e incluso más para verme sufriendo. No soy capaz ni de imaginar las posibilidades... estoy pensando seriamente ahora en ni siquiera volver a salir de estas cuatro paredes, y no hablo de la casa de Rosie... hablo de la habitación.

El teléfono vuelve a sonar entre mis manos y brinco del susto, soltando el teléfono para que este caiga en mi cara medio segundo después. Desconcertada vuelvo a tomarlo entre mis manos y observo la pantalla... esta vez si hay un nombre claro en ella. Es papá. Vacilo un momento pero termino por responder la llamada, temiendo lo que pueda decirme pongo el teléfono en mi oído y espero a que él hable primero.

—Hola, cariño —comienza a decir con rapidez—. No puedo hablar mucho por aquí, así que necesito que nos encontremos.

—¿Dónde? —voy al grano para ya no complicar más las cosas.

—En nuestra casa.

Por un momento me quedo sin pensamientos... ¿volvió a comprar nuestra casa? De donde nunca debimos habernos ido y que por su maldito capricho vendió... pero al parecer ya la recuperó.

—¿Qué? —pregunto aun sin creérmelo... eso significa que ya podre dejar de darle dolores de cabeza a Rosie con mi estadía en su casa—. ¿La has vuelto a comprar?

—Nunca la vendí —responde sin vacilar. Por Dios—. Es una larga historia que luego te contaré... por ahora, necesito que vengas.

—De acuerdo...

Ilumíname La Vida © [D&L#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora