Hannah.
Lo último que recuerdo era que estaba en el ascensor con Dylan... y después nada. Ahora ni siquiera sé dónde estoy, pero al abrir los ojos me encuentro con Dylan y su ceño fruncido mirándome con preocupación... o con enojo, no sabría describirlo.
—¿Qué pasó? —pregunto incorporándome y dándome cuenta de que estoy en el departamento de Dylan.
—Eso debería preguntártelo yo —dice en tono neutro—. ¿Qué mierda es lo que tienes? Te he visto desmayarte dos veces desde que te conozco.
—Tal vez es porque no he comido nada —respondo restándole importancia, y me levanto completamente del sofá de la sala de estar—. ¿No íbamos a comer?
—Primero vas a explicarme qué es lo que te pasa —su tono sigue neutro y me empiezo a incomodar—. ¿Por qué te desmayaste... otra vez? Si estás enferma necesito que me lo digas.
—¡No me pasa nada, ya cálmate! —exclamo mirándolo extrañada, no entiendo qué demonios le pasa ahora—. Papá dijo que no podía agitarme mucho, y luego vienes tú y pones mis emociones a todo lo que dan.
—¿Qué? —creo que se enojó más, pero no comprendo el por qué.
—¿Por qué estas tan enojado? —pregunto frunciendo el ceño—. Estoy segura de que no es nada malo.
—Y yo estoy seguro de que debes ir a un médico —relaja un poco el gesto, toma mis manos las entrelaza con las suyas. Siento el hormigueo en mi espina dorsal ante su contacto—. Pero si dices que estás bien... entonces no me queda más remedio que creerte.
Sonrío, no puedo creer que debajo de esa máscara inexpresiva esté este idiota tierno preocupándose por lo que me pase. Toma posesión de mis labios, derritiéndome por completo y de nuevo mandando ese escalofrío por todo mi cuerpo. Sin darme cuenta estoy de espaldas a alguna pared, lleva sus manos a mi cabello y enreda sus dedos en él, de repente baja el ritmo de nuestro beso y se separa para mirarme fijamente; de pies a cabeza, luego mira mis labios y mis ojos intercaladamente. En los suyos puedo ver el deseo... y también puedo sentirlo en todo mi ser.
—Quiero hacer de todo contigo —murmura de repente, dejándome sin aliento—. Quiero que seas mía... completamente mía, enana.
Dios santo... no puedo dejar de mirarlo. Más que impresionada, creo que estoy... excitada.
—Te deseo... a ti y a todo lo que provenga de ti —vuelve a murmurar, esta vez a mi oído—. E inconscientemente me tientas a querer conocer —besa mi nariz—, contar y recorrer todos esos lunares que estoy seguro de que tienes sobre tu precioso cuerpo.
Suspiro con fuerza, no puedo creer que con solo palabras esté logrando volverme loca de deseo. No es por no encontrar a mi "hombre ideal", simplemente ninguno de los chicos con los que había salido había provocado en mí lo que Dylan provoca y, a pesar de llevar conociéndonos poco tiempo, siento que tengo más confianza con él que con cualquier otra persona. Nunca había deseado acostarme con nadie, y luego llegó él, a cambiar de repente todos mis pensamientos.
Vuelve a besarme y nuestras lenguas necesitadas se encuentran, lentamente me levanta del suelo y me hace rodear su cintura con mis piernas, camina en alguna dirección, pero no sé ni me importa a dónde... yo estoy perdida entre sus labios hambrientos al igual que él en los míos. Pongo mis manos en su cuello y lo acerco aún más a mí, profundizando todavía más el beso.
Escucho una puerta abrirse y luego volver a cerrarse, abro un segundo los ojos para darme cuenta de que estamos en su habitación. Me tumba con lentitud sobre la cama y se suspende sobre mí... estoy extasiada.
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Ilumíname La Vida © [D&L#1]
Ficción General«Primera parte de la Saga Darkness and Light.» Mudarse no es nada fácil, y Hannah lo sabe muy bien. Después de la muerte de su madre, su padre decide mudarse con ella a Nueva York para rehacer su vida e intentar seguir adelante. Todo se vuelve compl...