Hannah.
Dylan ha estado muy extraño estos días, desde el día después de mi cumpleaños se ha comportado demasiado extraño conmigo. Le he preguntado varias veces qué es lo que le sucede, pero nunca responde... estoy intentando entenderlo, pero él no pone de su parte. No sé si hice algo que le molestó, o simplemente son las cosas de la universidad lo que lo están poniendo tan tenso... lo que sea, como novia que se preocupa necesito saberlo, pero él se mantiene cerrado como ostra y no quiere soltar ni una maldita palabra. No quiero pensar en que de un día para otro su amor por mí se acabó, digo, hace una semana me confesó lo tan enamorado que está de mí tanto como yo lo estoy de él. Los sentimientos no pueden cambiarse de la noche a la mañana... así no es como funciona.
Necesito saber también qué diablos es lo que provoca mis constantes desmayos... estoy harta de caer inconsciente cada vez que a mi cuerpo le dé la gana. Papá sigue sin disculparse, esta mañana salió temprano y no tengo ni idea de dónde estará. Para distraerme fui a buscar a Dylan... y resulta que también salió, la única que está en el departamento es Alison, y decidí quedarme a esperarlo, pero ya han pasado más de dos horas y aun no llega. Le conté rápidamente sobre la actitud de Dylan y solo he recibido palabras de compasión sarcásticas. Al menos me divierte la forma tan risueña en que se toma todo.
—No te preocupes, seguro está en sus días —dice Alison encogiéndose de hombros, lo que provoca que me eche a reír.
—Estás más loca que yo —le digo aun riendo, y ella se ríe también.
—De eso no hay duda —me guiña un ojo, se levanta del asiento y se dirige a su habitación.
Aprovecho que se ha ido y le marco a Dylan. Después de tres tonos, por fin responde.
—¿Qué es lo que quieres? —dice de mala gana. Me sorprendo ante su tono y debo despegar de mi oreja el teléfono durante un momento para darme cuenta de es él en verdad quien está al teléfono.
—¿Te levantaste hoy con el pie izquierdo? —pregunto ante su tono duro. Me levanto también y comienzo a caminar por la sala de estar—. ¿Dónde estás?
—Eso a ti no te importa —sigue con ese maldito tono que me saca de quicio. Está volviendo hacer el idiota que era cuando lo conocí.
—¿Disculpa? —Alison sale de su habitación y me despido de ella, salgo de su departamento y me quedo en el pasillo—. Por supuesto que me importa, ¡eres mi maldito novio! Deja de actuar como imbécil.
—Ya no más. —su voz es fría, distante... vacía—. Estoy a punto de llegar al edificio, quédate justamente donde estás.
Cuelga sin más, dejándome totalmente desconcertada. Me quedo en el pasillo y después de unos minutos, el ascensor se abre y Dylan sale de él hecho una furia, con su rostro inexpresivo y su semblante terrorífico. Por un instante tengo miedo de que se me acerque, está muy furioso... pero todavía no logro entender la maldita razón.
Intento serenarme y me acerco a él, dispuesta a averiguarlo e intentar tranquilizarlo sin importar la razón de su enojo, pero al parecer entre más me acerco, más enojado está. Paro en seco y el lo hace también... quedamos frente a frente, y la tensión es palpable. Comienzo a sentir una presión en el pecho que no presagia nada bueno.
Levanto una de mis manos para ponerla sobre su mejilla, pero rápidamente la toma con la suya, impidiéndomelo por completo.
—Vamos a tu departamento —su tono hostil y duro se siente mucho más al tenerlo frente a mí, a tan solo unos pocos centímetros de distancia.
Me muero por besarlo, por quitar la expresión neutra de su rostro con besos y caricias, por cambiar su actitud tocando su cabello y rozando su piel con la mía... o al menos hacerlo sonreír, pero en este momento no creo que nada de lo que haga funcione. Puedo verlo en sus ojos, furia, odio y rencor... trago saliva sin entender absolutamente nada y entro a mi departamento con él tras de mí.
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Ilumíname La Vida © [D&L#1]
General Fiction«Primera parte de la Saga Darkness and Light.» Mudarse no es nada fácil, y Hannah lo sabe muy bien. Después de la muerte de su madre, su padre decide mudarse con ella a Nueva York para rehacer su vida e intentar seguir adelante. Todo se vuelve compl...