Capítulo 13

2K 59 1
                                    


Y eso era sumisión.

Sus ojos azules parecían clavarla en la silla a la vez que su dura mano mantenía su cabeza quieta. Su voz, su orden, la mantenía en silencio, y de algún modo, de alguna manera, su cuerpo no sólo se lo permitía sino que estaba temblando por dentro mientras que ondas y ondas de calor la atravesaban. Ella lo miró con impotencia y sabía que si él quisiera tomarla, aquí y ahora, ella se lo permitiría.

Él pasó el dedo sobre sus labios, y ella se dio cuenta que su boca estaba abierta, su respiración rápida. Las mejillas de él se plegaron con su sonrisa. Y entonces se volvió y la dejó sentada allí en la silla, mirándolo fijamente.

***

―¿No hay cabañas vacías? ―_________ ubicó sus manos en las caderas. ―Bueno, eso es simplemente genial. ¿Qué se supone que haga ahora?

Las conversaciones después de la cena se habían vuelto cada vez más calientes. Matt se sentó en el sofá con Ashley casi en su regazo. Ella jugaba con su cabello, dándole a _________ una mirada de superioridad.

―Podrías participar y divertirte como el resto de nosotros, ―dijo Matt. ―¿Cómo sabes que no te va a gustar si no le diste una oportunidad? Sé que Christopher y Brandon querían que te unas a ellos, al igual que Paul y Amy.

―Ugh. ―No estoy interesada, ―dijo secamente. ―Por lo tanto... ―Dios, ¿qué iba a hacer?

―Niall sugirió que hables con él, y tal vez él podría arreglar algo, ―añadió Matt, luego deslizó la mano dentro de la blusa de corte bajo de Ashley, obviamente, su atención no estaba en la conversación.

Dando un bufido de exasperación, _________ salió del albergue. Gritar de rabia, no ayudaría a las cosas, pero maldita sea, ¿no había estado en esta misma posición ayer? Dormir en el columpio del porche significaba correr el riesgo de una hipotermia de nuevo, así que estaba descartado. Apretando la boca, se dirigió hacia abajo del camino. Matt utilizó la cabaña la noche anterior. La justicia dictaminaba que ella la tenga esta noche, para sí misma. Después de todo, es por eso que Dios le daba cerraduras a la humanidad, para impedir la entrada de machos idiotas.

Con el sol ya oculto, la temperatura del aire había disminuido rápidamente, y se estremeció. En la quietud del bosque, los sonidos desde el albergue parecían distantes mientras sus zapatillas crujían sobre los pedazos de pino que cubrían el camino. Casi allí, se detuvo. ¡Demonios!, había dejado su bolso de arte en la cocina. Miró hacia atrás por el camino y se encogió de hombros. No valía la pena retroceder hasta el albergue de nuevo, no considerando lo que podría estar pasando.

En su cabaña, pasó hacia el pequeño porche, agarró el pomo de la puerta, y...

Risas salían del interior de la cabaña. La risa de un hombre, Paul, y la cama comenzó a crujir de una manera inconfundible.

Bueno, demonios, demonios, demonios. Retrocedió en lugar de patear la puerta, como ella quería. Esto en cuanto a ese plan. Dios, Matt debería haber planeado un grupo de cuatro personas allí más tarde.

Se dio la vuelta y regresó por el camino, arrastrando los pies, observando el polvo brillando por la temprana luz de la luna.

Chocó contra una pared sólida y soltó un humillante chillido.

Poderosas manos la agarraron por los brazos, sosteniéndola para que no caiga, y ella miró a la cara de Niall

―Jesús, sólo mátame y todo habrá terminado, ―dijo, poniendo su mano sobre su propio pecho, donde su corazón estaba tratando de calmarse.

Master of the MountainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora