Capítulo 10

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_________ se limpió la mano, después vertió un poco de leche. ―Me abrí paso en la universidad trabajando en la cocina de una fraternidad. La mamá de la fraternidad creció en un rancho en Texas, así que aprendí a hacer comida rural. ―Gracias, Maybelle. Condimentó los huevos y frunció el ceño entonces. ―¿Me traes el queso del frigorífico?

Un segundo después, un bloque de queso apareció sobre la mesada. ―Gra... ―Su voz se atoró en su garganta mientras sus ojos veían la mano que sostenía el queso. Oscuro bronceado, cicatrices en los nudillos. Poderosas y fuertes. Ella sabía cuán fácilmente esas manos podían fijar a una mujer a la cama. Su estómago se agitó como si alojara a un pájaro rebelde. ―Gracias. ―Jalando una fortificante respiración, levantó la vista. Sus mejillas se plegaron, y sus ojos se comprimieron. ―No hay de qué, dulzura. Huele bien.

Seguramente el calor en su cara lo provocaba el horno.

Niall pasó un dedo hacia abajo de su mejilla, acercándose hasta que su pecho rozaba sus senos. Sus pezones se apretaron casi dolorosamente, como si recordaran su toque. Como si estuviesen doloridos por más.

Inclinándose hacia abajo, él murmuró: ―Esas mejillas rosadas, pequeña rebelde, hacen que me pregunte en qué estás pensando.

Antes de que ella pudiera pensar en algo para decir, él le dio un tirón a un mechón suelto de su cabello y dejó la cocina.

―No voy a llevarte a casa. ―Matt pasó la navaja sobre su barbilla, mirándose en el espejo empañado de su cuarto de baño en la cabaña.

Ella finalmente había corrido para regañarlo después del desayuno, y ahora él ni siquiera la miraba. _________ frunció el ceño y cruzó los brazos sobre su pecho. ―Matthew, yo no...

―Lo siento, nena ―la interrumpió. ―Pero he estado esperando estas vacaciones con el club desde hace meses. No voy a arruinarlas porque tú estás demasiado tensa para disfrutar.

―No estoy tensa, ―dijo con un hilo de voz. ―Simplemente no me gusta que los extraños me manoseen. Y lo siento. Venir aquí fue un error.

―No mi error, ―señaló chapoteando agua sobre su rostro para quitar la crema de afeitar. ―Puedes coger el coche si quieres, yo volveré con alguien.

―No sé cómo manejar con palanca de cambios.

―Oh. Me había olvidado. Bueno, entonces, creo que estás atrapada hasta el miércoles. ―Se volvió y dijo, ―el hermano de Niall está llevando a algunas personas para ver las cataratas de Yosemite esta tarde. Dijiste que querías ver el lugar.

―Sí. ―Ella apretó las manos con tanta fuerza que sus nudillos sonaron. ―¿Por lo menos vas a dejarme la cabaña a mí? Tú puedes mudarte con alguno de los otros.

―No. ―Él acarició su cara seca. ―Nos hemos dado cuenta que funciona mejor si los hombres se quedan en las cabañas, y las mujeres deambulan. A menos que alguien quiera un libre-­‐para-­todos, y entonces usamos la sala del albergue. Así que necesito la cabaña. Pero eres bienvenida a utilizarla también. Un par de mujeres realmente disfrutan de los tríos.

Correcto. ―Eso no funcionará para mí, Matt.

Dio un suspiro exagerado. ―Mira, no es mi problema, pero voy a hablar con Niall y ver si tiene una cabaña vacía. Lo dudo, pero le preguntaré.

―Gracias. ―No te esfuerces demasiado. Ella le hizo un gesto protocolario y se fue. Matt bien podría hablar con Niall si ella le pidiera una cabaña, probablemente terminaría en su cama... otra vez. Frunció el ceño. Anoche no había sido exactamente su decisión, y ellos no habían hecho mucho más... realmente... pero una segunda vez significaría sexo real. Presionó una mano sobre su estómago, donde su supuestamente inexistente libido estaba dando algunas volteretas. Maldita sea.

Matt podría sentirse cómodo jugando con amantes diferentes, pero ella no lo estaba. Si se fuera a la cama con Niall en plan de hacer el amor, entonces, eso básicamente significaba que ella consideraba su relación con Matt terminada. Se detuvo y se apoyó contra un árbol, con el ceño fruncido. ¿Podría alguna vez dejar pasar haber visto a Matt con Ashley?

Pero habían estado tan bien juntos, y él había dicho lo mismo.

Pero ¿estaría dispuesto a abandonar el club de intercambio de parejas? Dudoso, _________, dudoso. ¿Dónde los dejaba eso? Terminar y romper el contrato y volver a estar soltera. Sola.

Su respiración se estremeció través de ella, y luego apretó los labios. La vida era lo que era, y ella tenía que enfrentar los hechos. Una mujer monógama no permanecía con un hombre que quería un paquete variado de mujeres. Suspiró. ¿Qué decía eso sobre sus deficiencias que él tenía que ir jugando con otras mujeres? Seguro, ella podía convencerse a sí misma que a él sólo le gustaba el swing, pero eso no ayudaba al sentimiento subyacente de que ella no daba la talla. Demasiado gorda, demasiado aburrida.

Con un suspiro, se dirigió por el camino hacia el albergue. Caminando por una curva, se detuvo en seco. El perro miró desde el centro del camino. Oh Dios, oh Dios. Dio un paso atrás, pero él avanzaba sobre ella. Sus orejas estaban alertas.

Cuando lo tuvo a treinta centímetros, su corazón latía con tanta violencia que pensó que iba a vomitar. No corras. Correr lo hará saltar sobre ti y desgarrarte y...

Él olió sus jeans. No pudo reprimir el lloriqueo, y él la miró, gruñendo.

―Thor. ―Niall estaba parado en el recodo del camino. ―Ven aquí.

El alivio se precipitó a través de ella e hizo entrecortar su respiración. Sin embargo, no podía moverse.

Dando un último gruñido, el perro corrió hacia su dueño.

Niall llegó a _________ justo cuando su piernas se aflojaron. Él la agarró, sus manos firmes alrededor de su cintura. ―Serénate. ―Él la cogió en sus brazos, se sentó en un tronco caído al borde del camino, y la acunó tan fácilmente como si fuera una niña pequeña. A medida que su aroma la rodeaba, se las arregló para tomar un aliento y parecía no poder obtener suficiente aire.

Segura. Ella estaba a salvo.

Sin hablar, él la abrazó mientras ella se estremecía, mientras se enterraba más en sus brazos, mientras estabilizaba su respiración. Después de un rato, se dio cuenta de que él le estaba acariciando la espalda, no dando unas falsas palmaditas tranquilizadoras, sino largos barridos de su cálida y firme mano. Su respiración lentamente cambió para adaptarse al ritmo.

Por último, cuando no podía posponerlo más, ella se movió, tratando de ignorar el rubor por la humillación. En qué idiota se había convertido. Anoche y ahora.

Los brazos de él se aflojaron, y ella se incorporó. ―Gracias, Niall ―Ella se preparó y lo miró a la cara, esperando compasión. Quizás algún disgusto.

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Master of the MountainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora